Lo tenemos todo y no tenemos nada

Lo tenemos todo pero no tenemos nada

por Antonia González Rodríguez

Hoy en día, los medio de comunicación y los extraordinarios avances en las tecnologías han desarrollado un mundo altamente especializado y competitivo. El conocimiento ya no es algo de un grupo selecto, el internet lo ha dejado al alcance de casi todos. La educación es un derecho del cual la gran mayoría puede gozar, al igual que la salud. El voto ya no es cosa de la burguesía y así mismo la mujer ha tomado un rol de igual importancia frente al hombre. Bajo todos estos puntos, podría decirse que un individuo puede tener lo que quiera, cuando lo quiera y tan específico como lo necesite. El mundo avanza para bien, ¿no?. La respuesta es incierta. Volviendo a la especialización y competitividad, el ser humano se enfrenta a un trade off entre el progresar académicamente hasta volverse un experto o progresar espiritualmente hasta ser feliz. Encontrar el equilibrio se ha vuelto un desafío difícil de superar, ya que el ritmo acelerado no permite al individuo detenerse a pensar. Hoy se tiene prácticamente todo, pero al mismo tiempo no se tiene nada. El presente trabajo busca desarrollar esta idea en base al texto “La Sociedad de la Ignorancia y otro ensayos” (Brey, Innerarty & Mayos, 2009) y con la ayuda del documental “Where to invide next” de Michael Moore, y explicar de cierta forma el paulatino avance y crecimiento de esta pobreza interna a la que se enfrentan las personas en la actualidad.

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No cabe duda alguna que el conocimiento y los descubrimientos han aumentado de manera exponencial en los últimos años, y así lo verbalizan Brey, Innerarty y Mayos en sus ensayos. Lo preocupante en este sentido no es la gran cantidad de nuevos saberes que han surgido, sino la incapacidad humana de entender toda esta nueva información, y no porque las personas sean menos capacitadas que que sus antecesores, sino porque éstas no se pueden desarrollar mas allá de lo fisiológicamente posible. Lamentablemente, el ser humano tiene un limitante físico que le impide procesar todo el conocimiento nuevo generado alrededor del mundo. Bajo esta premisa, ¿por qué se insiste en generar más y más información si nadie podrá adquirir el cien por ciento de ésta? Aquí es donde entra la superespecialización en juego. Siempre existirá alguien que quiera superar a otro en algún tema en específico.

La sociedad con el pasar del tiempo ha generado individuos cada vez más competitivos, al punto de olvidar la razón por la cual están trabajando y simplemente seguir y seguir investigando. Pero este fenómeno no surge por generación espontánea, sino que es un proceso que se ha ido dando a lo largo del tiempo. Los sistemas educativos basan sus enseñanzas en la competencia, la imposición de conocimiento y el cumplimiento de estándares establecidos. No da lugar a inteligencias que no sean la lingüística y la lógico-matemática. Esta situación se evidencia en el documental de Michael Moore, donde entre las muchas experiencias a las que se enfrenta, está la educación finlandesa. Es impactante la desmesurada diferencia entre la educación de este país y la estadounidense. Finlandia se centra en lo que la persona quiere más que en lo que se espera de ésta, no abruma a los niños con conocimiento y los apoya en lo que ellos desean para su futuro. Fomentan el desarrollo integral de cada individuo complementando el conocimiento con la cultura. Hoy, Finlandia es uno de los países con mayor éxito en cuanto a lo que educación respecta y desgraciadamente, EE.UU y la gran mayoría de los países occidentales no comprenden esta maravilla.

Claro está que tanto conocimiento genera incultura. Los individuos de hoy no buscan más que el beneficio propio, dejando de lado la vida en sociedad. Los conocimientos o decisiones que no respectan a su superespecialización,

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