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MICOTA Y LA MATERIA ORGÁNICA EN EL SUELO


Enviado por   •  5 de Julio de 2019  •  Informes  •  2.626 Palabras (11 Páginas)  •  154 Visitas

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MICOTA Y LA MATERIA ORGÁNICA EN EL SUELO

INTRODUCCIÓN

El suelo es un ente que posee vida, en el convergen una cantidad de organismos vivos  que cumplen una serie de funciones vitales que forman parte de sus características químicas, físicas y biológicas. De acuerdo a  Gómez  y Preston (1996),  lo definen  como  el basamento de la biosfera, el  principal recurso repleto de vida bajo de miles de formas, el  cual  merece ser calificado como un ecosistema por derecho propio o con más propiedad como una multitud de ecosistemas. A pesar de los antes descrito,  al recurso suelo no se le ha dado la importancia debido y al momento de su caracterización solo se ha tomado en cuenta la parte física y química y sobre estas bases ha sido manejado, dejando de lado el componente biológico, el cual representa la fracción orgánica  en la que  suceden continuamente una serie de actividades que permiten la captación y asimilación de nutrimentos esenciales para las plantas y sin los cuales ellas no podrían cumplir con sus funciones vitales.

     La biota del suelo cumple un rol fundamental sobre las propiedades físicas y químicas tales como pH, densidad aparente (Da),  densidad real (Dr), entre otros, por tal razón es fundamental tomar en cuenta la biología de los suelos. La biodiversidad del suelo refleja la variedad de organismos vivos, comprendidos los innumerables microorganismos invisibles (bacterias y hongos), la microfauna (protozoarios y nemátodos), la mesofauna (ácaros y tisanuros) y la macrofauna (lombrices y termitas), los cuales cumplen un rol fundamental en la fertilidad de los suelos, incrementan la presencia de materia orgánica ya que entre estos organismos están los descomponedores como son las bacterias, hongos y protozoarios. También ayudan a la aireación del suelo, forman el humus y final y no menos importante, ayudan a la degradación de pesticidas y otros químicos tóxicos.

Al desconocer la importancia que tiene la micota en el suelo y no darle el uso adecuado al terreno,  se podría terminar con consecuencias como  pérdida de la capacidad productiva del suelo y por lo tanto estaría en riesgo la seguridad alimentaria, existirían suelos que no serían capaces de suministrar nutrientes a los cultivos, de procesar y asimilar MO, lo cual daría paso al uso excesivo de fertilizantes químicos, menos rendimientos y  un producto final al consumidor con altos niveles de toxicidad.

En este orden de ideas, la FAO (2015),  estima que el 95% de los alimentos se producen directa o indirectamente en los suelos. Aunado a lo anterior la misma organización asevera que cerca del 70% de los que están destinados a la labor agrícola, presentan algún grado de degradación, lo que vuelve urgente su manejo adecuado y la aplicación de una serie de métodos y prácticas que permitan recuperarlos o preservarlos para las generaciones actuales y futuras, esto debido a que la calidad del suelo está en función de sus propiedades físicas, químicas y biológicas, ya que el suelo es considerado un recurso finito no renovable.  Es por ello que los efectos de prácticas agrícolas, así como los producidos por fertilizantes y sistemas de cultivo, pueden ser evaluados a partir de las determinaciones de la biomasa microbiana, su actividad metabólica y el conteo de las poblaciones microbianas más importantes de la microflora del suelo.

METODOLOGÍA

El tipo de investigación fue cuantitativa de campo no experimental, con un exploratorio descriptivo. El trabajo se realizó en 2 fases: muestreo de suelo y análisis de laboratorio.

Toma de muestra de suelo

Para el muestreo, las condiciones del suelo, desde la recolección hasta la culminación del experimento se debe considerar, debido a que la temperatura, la disponibilidad de oxígeno, el contenido del agua y la duración del almacenamiento afecta enormemente a la microflora del suelo y de esta manera los procesos que en ellos intervienen. Por consiguiente los procedimientos de muestreo tienen que asegurar que el número y las actividades de los microorganismos no se alteran, ya sea positiva o negativamente, de manera no cuantificable durante la recolección y la conservación de la muestra (Atlas y Bartha, 2005).

La toma de las muestras se hizo por el método del hoyo. La profundidad de muestreo fue la equivalente a los dos primeros horizontes tal como los define Soil Survey Staff (1975). El primer horizonte (superficial) corresponde al que va desde la superficie hasta los 15 cm de profundidad o menos si hay presencia de rocas. El segundo (subsuperficial), formado inmediatamente por debajo de los 15 cm del superficial hasta la máxima profundidad radicular de las plantas perennes que existan en cada zona. En cada punto se tomaron dos muestras (una por cada horizonte).

Procesamiento y almacenamiento de muestras

Para el procesamiento del suelo se siguió la metodología planteada por NTC 4113-6, citado por Arias y Piñero (2008), quien asevera que el suelo se debe procesar lo más pronto posible después del muestreo. La muestra debe pasarse a través de un tamiz de 2mm para facilitar el intercambio gaseoso entre las partículas y por lo tanto mantener la naturaleza aeróbica del suelo. Seguidamente, las muestras se almacenaron en oscuridad a 4°C - 2°C  con acceso de aire libre (Burlage et al., 1998). Para lo anterior, es adecuado el uso de bolsas plásticas amarradas en forma holgada, evitando que se presenten condiciones anaeróbicas en el fondo de estas.

Aislamiento de hongos

Para el aislamiento de los hongos se utilizaron medios de cultivo sólidos como el agar papa dextrosa (PDA), agar Extracto de Malta. Estos medios, fueron útiles ya que proporcionaron gran cantidad de nutrientes (fuente de nitrógeno y carbono), lo que permitió recuperar una amplia variedad de hongos. La técnica usada fue la de dilución en placa, la cual permite cuantificar los microorganismos en placa de cultivo realizando diluciones del suelo. Por consiguiente, se obtuvo un estimado de la población viable cultivable en los medios de cultivos. Para lo cual se procedió utilizando la técnica propuesta por Valencia (1979), que consiste en hacer diluciones seriadas en base 10 de las muestras en agua peptonada 0,1%, desde la dilución  10-1 10-6, las cuales se agitaron por cinco minutos, para luego realizar siembra masiva en superficie (0,1 ml) en los medios de cultivo. Se sembraron las diluciones 10-3  y  10-6 todas por duplicado. Posteriormente se llevaron a incubar de 3 a 6 días a 25°C para observar crecimiento de colonias de hongos.

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