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Mario Bunge


Enviado por   •  22 de Febrero de 2013  •  1.356 Palabras (6 Páginas)  •  370 Visitas

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LAS FINALIDADES DE LA CIENCIA: COMPRENSIÓN,

PREDICCIÓN, CONTROL, LEGITIMACIÓN

Este tema ofrecemos una introducción a buena parte de los problemas

que vamos a tratar en este curso con el propósito de que el estudiante tenga

una visión panorámica de algunos de los problemas metodológicos que inevitablemente

aparecen en las ciencias sociales. Presentaremos primeramente

en el primer epígrafe cómo se produce explicaciones en la ciencia, y cuales

son las cuestiones filosóficas que nos sugieren. A continuación (§2)

dejaremos planteado uno de los interrogantes clásicos en filosofía de las

ciencias sociales: ¿debemos asimilar estas a los patrones que nos proporcionan

las ciencias naturales o son, de algún modo, autónomas? Una expresión

de esta autonomía cabría verla en los distintos patrones explicativos que en

ellas aparecen (§3). De ellos nos ocuparemos ampliamente en los temas 3, 4,

y 5. Por otro lado, como cierre del tema, anticipamos la cuestión que cierra

también el curso: la condición dual de las ciencias sociales como disciplinas

positivas y normativas (§4).

Vayamos entonces con la explicación científica y procedamos gradualmente.

En una primera aproximación, si pensamos en los manuales de cualquier

disciplina de las canónicamente consideradas científicas (por ejemplo,

la física), no será difícil conceder que el conocimiento científico se nos suele

presentar proposicionalmente, es decir, como información expresada

mediante enunciados de los que cabe decir, en principio, si son verdaderos o

falsos apelando a la experiencia empírica. Esos enunciados no se nos ofrecen

como una secuencia inconexa, sino que suelen agruparse formando argumentos,

conjuntos de proposiciones en los que, en general, cabe distinguir

dos clases: premisas y conclusiones. Un buen argumento es aquel que conecta

las premisas con las conclusiones de tal modo que la conclusión resulta

entonces más plausible de lo que sería por sí sola. Esto es, un buen argumentos

nos impele a creer en la conclusión, a considerarla, en algún grado,

verdadera.

Por ejemplo, no tendemos a conceder demasiado crédito a quien simplemente

nos dice «en las próximas elecciones autonómicas en Asturias ganará

la presidencia el partido X». Pero solemos prestar más atención cuando

alguien argumenta del siguiente modo: «A la vista de una sondeo de 2000

entrevistas, el partido X obtendrá un 65% de los votos emitidos con un nivel

de confianza del 99,5%. Por tanto, obtendrá suficientes diputados para ganar

la presidencia de la Comunidad». En el primer caso, nuestro primer interlocutor

nos proporciona una simple opinión, que se vuelve más plausible cuando

se infiere como conclusión de la premisa estadística que añade nuestro

segundo contertulio. Que la conclusión resulte ahora más plausible no quiere

decir, desde luego, que sea verdadera. Pero tenemos el argumento proporcionado

nos dar una razón para aceptarla a la espera de que se celebren las

elecciones.

Pues bien, la explicación constituye una forma paradigmática de argumentación

científica. La ciencia pretende explicar muy distintos fenómenos

y para ello suele invocar cierta clase de proposiciones a las que nos referimos

como leyes. Conocidas una ley y ciertas condiciones iniciales, cabe utilizarlas

como premisa en un argumento de modo tal que de ellas se infiera el fenómeno

que pretendemos explicar como conclusión.

Por ejemplo, supongamos que alguien pregunta por qué el cielo es azul.

Ofrezcámosle el siguiente argumento a modo de explicación científica

intuitiva:

(P1) [Ley]: Si las partículas existentes en la atmósfera tienen un tamaño

igual o inferior al de la longitud de onda de la luz incidente, esta les cederá

parte de su energía que acabará siendo irradiada al entorno en forma de

onda electromagnética. La intensidad de la luz difundida será inversamente

proporcional a la cuarta potencia de la longitud de onda (1/λ4)

(P2) La atmósfera terrestre está compuesta principalmente de moléculas

de nitrógeno y oxígeno, de tamaño inferior al de la longitud de onda de la luz

solar incidente.

(P3) La longitud de onda de la luz azul es de las más corta (400 nanómetros)

y es la más abundante en el sol.

(C) La atmósfera filtrará más luz azul que de cualquier otro color, y eso

le da su aspecto característico.

Dada la diversidad de argumentos que se nos presentan como explicaciones

científicas, la filosofía de la ciencia pretende ofrecer patrones generales

que nos sirvan para

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