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PROYECTO PERSONAL Y COMPROMISO DE CIUDADANÍA


Enviado por   •  1 de Diciembre de 2013  •  Síntesis  •  1.759 Palabras (8 Páginas)  •  548 Visitas

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ÉTICA DE LA PROFESIÓN: PROYECTO PERSONAL Y

COMPROMISO DE CIUDADANÍA

LAS PROFESIONES: UN POCO DE HISTORIA

Durante siglos, el concepto de “profesión” estaba reservado a sólo tres actividades humanas: las que hoy podemos llamar “profesiones clásicas”, que incluían a los sacerdotes, a los médicos y a los juristas (particularmente a los jueces y a los gobernantes en tanto en cuanto eran también administradores de justicia). Lo demás eran “oficios”, pero no profesiones propiamente dichas. Se reservaba la noción de “profesión” para las más altas responsabilidades: las que tenían encomendado el cuidado del alma (sacerdotes), el cuidado del cuerpo (médicos) y el cuidado de la comunidad (jueces, juristas, gobernantes). Estas tres “profesiones clásicas” se regían por un estatuto especial que distinguía claramente a quienes las ejercían:

En primer lugar, el acceso al ejercicio profesional estaba restringido a un pequeño

número de personas. El largo proceso de aprendizaje que era exigible se regulaba por normas muy precisas que no regían para los oficios; en especial, se exigía una especial “vocación”: sólo aquéllos que tuviesen acreditadas las aptitudes y las actitudes necesarias para ejercer la profesión de un modo excelente, podrían ser considerados candidatos al ingreso en ella.

- En segundo lugar, se exigía algún tipo de juramento solemne para acceder a la

profesión: un compromiso público explícito del candidato de que conduciría su vida conforme a los valores y virtudes propios de la profesión.

- En tercer lugar, el ejercicio profesional no era considerado propiamente como “un trabajo” por el cual se percibe el pago de un salario, sino como una noble y elevada dedicación merecedora de honorarios, esto es, de unas retribuciones que no pagan en realidad el alto servicio prestado, sino que tratan de honrar de algún modo a la persona que lo presta.

- En cuarto lugar, los profesionales gozaban de cierta inmunidad jurídica, teóricamente compensada por una exigencia de mayor responsabilidad ante la sociedad; los comportamientos de los profesionales no estaban sometidos a las mismas leyes que las que regían para los oficios, sino que tenían un estatuto legal particular y diferenciado.

En virtud de tal estatuto, los profesionales sólo podrían ser juzgados, en cuanto al

ejercicio de la profesión, por los colegas de la misma y conforme a sus propias reglas.

Esto suponía, en la práctica, que los profesionales mantuvieran unas relaciones propias de colegas, esto es, propias de quienes comparten la pertenencia a un collegium o corporación formado por quienes comparten la misma profesión.

-Por último, en quinto lugar, las profesiones eran actividades liberales en un sentido de la palabra “liberal” que hoy se nos ha hecho extraño: dedicaciones que ante todo requieren el ejercicio del entendimiento. De este modo, mientras que el ejercicio de los llamados “oficios” obligaba a “mancharse las manos” y a realizar esfuerzos físicos, el ejercicio de

las profesiones estaba por lo general “liberado” de semejantes contingencias. De ahí que se considerase que las profesiones eran dedicaciones “nobles”, reservadas a “los mejores”, mientras que los oficios eran actividades “plebeyas”, destinadas a la gente corriente.

De este modo, la historia de las profesiones

nos ha llevado a considerarlas en la actualidad como aquellas actividades ocupacionales en las

que encontramos los siguientes rasgos:

1) Una profesión es una actividad humana social mediante la cual se presta un servicio específico a la sociedad, y se presta de forma institucionalizada, de modo que los profesionales reclaman el derecho de prestarlo a la sociedad en exclusiva,

considerando como "intruso" a cualquiera que desee ejercerlo desde fuera de la profesión.

2) La profesión es contemplada en parte como una vocación, y por eso se espera del profesional que se entregue a ella e invierta parte de su tiempo de ocio preparándose para cumplir bien la tarea que le está encomendada.

3) Los profesionales ejercen la profesión de forma estable y obtienen a través de ella su medio de vida.

4) Los profesionales forman con sus colegas un colectivo, un colegio profesional, que obtiene, o trata de obtener, el control monopolístico sobre el ejercicio de la profesión.

5) Se accede al ejercicio de la profesión a través de un largo proceso de capacitación teórica y práctica, es decir, a través de unos estudios claramente reglados, de los que depende la acreditación o licencia para ejercer la profesión.

6) Los profesionales reclaman un ámbito de autonomía en el ejercicio de su profesión. Obviamente, el público tiene derecho a elevar sus protestas y debe ser atendido, pero el profesional se presenta como el experto en el saber correspondiente y, por tanto, exige ser el juez a la hora de determinar qué forma de ejercer la profesión es la correcta y qué formas de ejercerla son desviadas.

7) Lógicamente, al afán de autonomía corresponde el deber de asumir la responsabilidad por los actos y técnicas de la profesión.

8) De los profesionales se espera que no ejerzan su profesión sólo por afán de lucro, ya que se trata de un tipo de actividad encaminada a favorecer a la colectividad. En este sentido, conviene distinguir entre el fin de una profesión, el bien objetivo que con ella se persigue y por el que cobra su sentido, y los intereses subjetivos que persiguen las personas que la ejercen.

ÉTICA DE LAS PROFESIONES

Una ética de las profesiones que pretenda estar a la altura de la conciencia moral alcanzada por nuestra época ha de ser un discurso coherente

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