Plan De Evaluacion
anggieoronel1 de Agosto de 2013
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El estudio riguroso de algunos aspectos relevantes de la historia de la educación nos abre las puertas a un panorama con mucha profundidad, acerca de la inmensa responsabilidad que tienen los educadores en formar en una educación que responda a un proyecto de país, que actualmente se encuentra con muchas trabas, principalmente en la lucha de la ignorancia que tiene años cosechando sus frutos, el despertar de este conocimiento genera interrogantes, por ejemplo ¿como luchar contra un gran número de ideas que histórica y culturalmente han conducido a los pueblos al individualismo? ¿Quién estableció que la desigualdad era el camino correcto para la evolución de los pueblos? El trabajo aislado conduce directamente a la división social, división familiar, el interés individual por encima del interés común, ese es el pensamiento que rige en la sociedad actual, producto de años de la educación alienante, impuesta desde las naciones que se han erigido como desarrolladas, superiores y con derecho a intervenir en los pueblos tradicionalmente marcados por la dependencia y la aceptación de ser inferiores, sumisos y con la cabeza hacia abajo ante los poderosos.
Ante los planteamientos anteriores, surge una propuesta de educación hacia el cambio, con objetivos claros y definidos, el planteamiento en uno no más dominación” surgen desde la clase oprimida las primeras luces de cómo entender y generar respuestas que satisfagan las necesidades de las grandes masas, molesta e incomoda ante quienes apoyan la educación alienante, cansada ante el abuso de ser considerados poco pensantes, poco inteligentes, sin méritos a obtener una mejor calidad de vida. Esta postura liberadora y emancipadora de los pueblos encuentra resistencia en las clases dominantes que pretenden perpetuar la opresión.
Es por esto que, el docente como uno de los protagonistas del proceso educativo, es llamado a revisar y cuestionar su pensamiento, a establecer los aspectos positivos y negativos de su hacer pedagógico, analizar hacia donde le esta conduciendo sus ideas, y concretar el por qué y para qué educa. La respuesta debería orientarse hacia el desarrollo curricular que responda al proyecto de país que deseamos construir.
Marx (1859) expresó “… No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia…” No hay antecedentes significantes en nuestras casas y escuelas que orienten desde sus inicios, las bases filosóficas que encaminen a nuestros niños a responder a un proyecto de país, ni siquiera a un proyecto de vida, ni de la comunidad, por lo que se reduce a pocas personas la responsabilidad de generar el cambio paradigmático y la formación de la conciencia.
En el mismo orden de ideas, hay que considerar la resistencia al cambio que es trasmitida desde los inicios de las civilizaciones, vino de la mano con la evolución de los seres humanos, desde la sociedad primitiva hasta la sociedad capitalista, estuvo marcada por la lucha de los desfavorecidos y los constantes intentos de los opresores por opacar estas luchas, principalmente en las luchas de la formación de conciencia, lo que trajo como consecuencia la penetración de la ignorancia en los pueblos , y con ello la posibilidad de que fuesen dominados, sin embargo la oportunidad que presenta la educación y la pedagogía revolucionaria de confrontar el producto educativo obtenido hasta ahora con la formación emancipadora en que avanzamos, debería movilizar lo aprendido y lo que estamos cosechando
Para finalizar, Marx citado por Vigotsky (1930) “…la educación debería jugar un papel central en la modificación del hombre en este camino de modificación social de la conciencia de las nuevas generaciones, la forma básica de modificar el tipo humano histórico. Las nuevas generaciones y las nuevas formas de su educación representan la ruta principal que la historia seguirá mientras crea el nuevo tipo humano…” (p. 133) por lo tanto la formación de las masas, parece ser la única salida al desafío que representa la emancipación, la educación de los pueblos puede ser el camino mas lento, pero con seguridad será el camino correcto.
La educacion liberadora
Los principios de la Educación Liberadora se plantean cuando: En nuestras I.E: encaminamos a nuestros niños hacia el desarrollo de su pensamiento crítico, divergente. Dialogando en todo momento con nuestros niños, siendo más amigos de ellos que simples profesores. Enseñando y/o conociendo nuestra realidad para tomar conciencia de ella y así amarla para luego actuar sabia e inteligente en ella. Cuando nos auto-evaluamos sobre nuestra labor docente. Nunca dejando de ser niños y no perder ese espíritu investigador, alegre, libre que tienen los niños.
¿Qué es la educación? Es un proceso en el cual se transmiten conocimientos, valores, costumbres y formas de actuar, a veces confundimos lo que es enseñanza con la educación, en si una está vinculada con la otra pero no son lo mismo. La verdadera educación debe tener como objetivo primario la formación del hombre en una sociedad, en donde ésta y la educación no los sometan bajo un sistema que no le permita la expresión de las opiniones y lo conduzca al silencio. Paulo Freire condenaba ésta forma de educación en el que el individuo era sometido al dominio, lo que pretendía en una de sus obras más conocidas la educación como practica liberadora era devolver la palabra a aquellos que habían sido condenados al silencio, a los indios, campesinos que no eran considerados por una sociedad elitista.
Fragmentos de la obra de Paulo Freire “Pedagogía del oprimido”
En la educación liberadora, ya nadie educa a nadie, así como tampoco nadie se educa a si mismo, los hombres se educan en comunión, mediatizados por el mundo. El educador ya no es solo el que educa, sino que, en tanto educa es educado a través del dialogo con el educando, quien al ser educado, también educa. Así, ambos se transforman en sujetos del proceso en el que crecen juntos y en el cual los argumentos de la autoridad ya no rigen.
Así una educación liberadora debe ser una educación dialógica. No hay dialogo si no existe fe en los hombres, en su capacidad de crear, de ser mas. El hombre dialógico sabe que el poder de hacer, de crear, de transformar es un poder de los hombres y sabe también que ellos tienen, enajenados en una situación concreta ese poder disminuido. El hombre dialógico sabe que este poder puede constituirse, no gratuitamente, sino mediante la lucha por su liberación. Con la instauración del trabajo libre y no esclavo, trabajo que otorgue la alegría de vivir. Sin esta fe en los hombres es dialogo se transforma en manipulación paternalista. Hablar de democracia y callar al pueblo es una farsa. Hablar de humanismo y negar a los hombres una mentira. La deshumanización, que resulta del orden injusto, no puede ser razón para la perdida de la esperanza, sino, por el contrario, debe ser motivo de una mayor esperanza, la que conduce a la búsqueda incesante de la instauración de la humanidad negada en la injusticia. Para el pensar ingenuo lo importante es la acomodación al presente normalizado, para el pensar crítico, la permanente transformación de la realidad, con vistas a una permanente humanización de los hombres.
Para el educador-educando dialógico, el contenido programático de la educación no es una donación, o una imposición, sino la devolución organizada, sistematizada y acrecentada al pueblo de aquellos elementos que este le entrego en forma inestructurada. Quien actúa sobre los hombres para, indoctrinandolos, adaptarlos cada vez más a la realidad que debe permanecer intocada, son los dominadores. Lamentablemente en este engaño de la verticalidad de la programación caen muchas veces los revolucionarios. El empeño de los humanistas no puede ser el de la lucha de sus slogans con los slogans de los opresores, teniendo como intermediarios a los oprimidos, como si estos fuesen alojadores de los slogans de unos y otros. Debe centrarse en que los oprimidos tomen conciencia de que por el hecho mismo de estar siendo alojadores de los opresores, como seres duales, no están pudiendo ser. Lo que se debe hacer es plantear al pueblo, a través de ciertas contradicciones básicas, su situación existencial, concreta, presente, como problema que a su vez lo desafía, y haciéndolo le exige una respuesta, no a nivel intelectual, sino a nivel de la acción.
Los hombres se encuentran con las denominadas “situaciones límites”, que limitan su actividad, su capacidad de acción, por los condicionamientos que se les ha impuesto en la vida, pero que no son barreras infranqueables. En el momento mismo en que los hombres los aprehendan como frenos se revela como lo que realmente son, dimensiones concretas e históricas de una realidad determinada. Dimensiones desafiantes de los hombres que inciden sobre ellas a través de las acciones que Vieira Pinto llama “actos límites” aquellos que se dirigen a la superación y negación de lo otorgado., en lugar de implicar su aceptación dócil y pasiva. Por ello los temas se encuentran en las relaciones hombres-mundo. El conjunto de temas en interacción constituye el universo temático de la época. Frente a este universo de temas que dialécticamente se contradicen, los hombres toman sus posiciones, también contradictorias, realizando tareas unos en favor de la mantención de las estructuras, otros en favor del cambio. Los temas se encuentran encubiertos por las “situaciones límites” que se presentan a los hombres como si fuesen determinantes históricas, aplastantes, frente a los cuales no cabe otra alternativa, sino adaptarse a ellas. De este modo, los hombre no llegan
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