Políticas demográficas

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La demografía se define como “una ciencia social que estudia el volumen, crecimiento y características de un grupo de población humana en un periodo de tiempo determinado o a su evolución.”1

Son estudios estadísticos por ejemplo de natalidad, mortalidad, migración, planeación reproductiva, etc. Y son ciertas entidades gubernamentales las encargadas de recoger esta información en forma de datos a través de padrones y encuestas. En nuestro país es el Instituto Nacional de Estadística y Geografía el encargado de realizar los censos poblacionales.

La importancia de la demografía está basada en la información y resultados obtenidos de los medidores, tasas e indicadores que permiten recabar y analizar datos para crear y llevar a cabo políticas públicas necesarias en el país.

Las políticas demográficas abarcan diferentes conceptos del sector público que van desde la aprobación de medidas legislativas hasta la adopción de medidas que signifiquen un cambio en la dinámica demográfica.

A partir de este punto es que las políticas poblacionales o demográficas hacen referencia a las medidas que el Estado crea y aplica para influir en los diferentes aspectos de la dinámica demográfica. La visión demográfica “refiere a criterios adicionales en la definición de política de población:

• Iniciativa exclusivamente pública.
• Delimitación precisa del objeto demográfico sobre el que se procura influir.
• Imagen objetivo del efecto que se quiere producir.
• Explicitación de los propósitos.
• Especificación de los instrumentos de intervención y
• Especificación de los mecanismos de evaluación.”2

Es por eso, que tomando en cuenta todos estos criterios, las políticas demográficas deben ser incluidas en las políticas generales de desarrollo económico y social, de ahí la importancia que tiene una política demográfica, pues va desde el impacto en temas meramente poblacionales hasta el impacto económico en la sociedad.

Unas de las políticas mas relevantes es la referida a la natalidad, ya que aun al avance obtenido por los programas de planificación familiar, salud sexual y reproductiva respecto al logro de la capacidad en las parejas para decidir el momento, espaciamiento, y número de hijos que desean; y que los niveles de fecundidad se han reducido en las últimas décadas en México, la población adolescente constituye actualmente uno de los principales sectores de atención, ya que no ha presentado los mismos avances como lo ocurrido para el resto de mujeres en edad reproductiva.

La necesidad de información que permita comprender el contexto en el que surge el embarazo a edades adolescentes es muy importancia, dado que la situación que presenta la población adolescente que enfrentan la maternidad, conlleva no solo riesgos en el embarazo y en la salud, sino que limita las oportunidades que benefician su desarrollo biológico, psicológico y social.

La maternidad adolescente es considerada un problema público en México, primero como un problema de salud pública, pues la maternidad a edades tempranas representa un mayor riesgo para la madre y su producto, tanto durante el embarazo como en el parto, las dificultades durante el embarazo y parto son la segunda causa de muerte entre las mujeres adolescentes de 15 a 19 años, en tanto que los bebés de madres menores de 20 años enfrentan 50% más de probabilidades de mortalidad prenatal o de morir en las primeras semanas de vida que los bebés de mujeres de 20 a 29 años, asimismo los recién nacidos de madres adolescentes tienen mayor probabilidad de registrar bajo peso. La segunda línea de análisis es de orden social, en particular respecto al impacto en el deterioro de las condiciones de vida en las mujeres adolescentes y su descendencia ya que representan desventajas sociales que favorecen la pobreza y acentúan los procesos de desigualdad y exclusión.

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