Propiedades Quimicas Del Plomo

Un buen día, en su época de adolescente, Jorge conoció por casualidad, al que sería su mejor amigo. No es un decir, pues era su mejor amigo, ya que hace algunos años, cuando estaba a punto de llegar a su casa, en horas de la noche, unos muchachos pandilleros, le rodearon con la intención de robarle, uno de ellos le cogió con sus brazos del cuello, sintiéndose desfallecer, cuando de pronto, apareció un muchacho, alto, de buena contextura, a quien alguna vez lo había visto por el barrio, cogiendo con sus manos, un tremendo bate de beisbol, dando un sonoro grito, les hizo alejar a estos ladronzuelos. Gracias a él, solo tuvo un gran susto.

Se hicieron grandes amigos, y alguna vez, ante una pregunta de Jorge, César – ese era su nombre - le dijo algo que, cobraría sentido más adelante, había obrado de ese modo

, porque era su deber moral ayudar al prójimo, sin esperar nada a cambio, algo que había aprendido de su padre, un policía, ya jubilado.

Pasaron los años, y sucedió algo terrible para un adolescente como Jorge. Sus padres decidieron mudarse a otro lugar, a otra casa, su casa, mejor dicho, que les había significado mucho esfuerzo a sus padres. Hasta allí, todo bien, pero, ¿y mis amigos?. – se preguntaba Jorge - .Se fue muy triste de su querido barrio, se despidió de todos sus amigos, pero no de César, pues prometieron verse, cada cierto tiempo.

La vida siguió su curso, Jorge ingresó a la universidad, su amigo César, a la Escuela de Suboficiales de la Policía Nacional, algo añorado por él, y lo había logrado, lo felicitó, se tomaron unos traguitos, pero nada más. Al tiempo, Jorge, se enteró que al poco tiempo de egresar de la Escuela, lo habían enviado a un lugar en la selva peruana, donde preparan a los mejores policías, pero sobre todo valientes, allí conoció a otro colega, un muchacho, alegre, con los mismos ideales que él, que amaba ser policía, su nombre Luis.

César, Luis y Jorge, se reunían, cada vez que podían, es que sus obligaciones impedían juntarse como más frecuencia, pero en las veces que lo hacían, había un ambiente de hermandad. En una de las últimas reuniones que tuvieron, los amigos policías, dejaron entrever su preocupación, porque los iban a trasladar, en cualquier momento, a un lugar peligroso de la selva peruana, para una operación secreta, tan secreta que nunca se lo contaron a Jorge.

De pronto, en la mañana, en los noticiarios y periódicos, daban cuenta de una terrible noticia, terroristas habían emboscado a unos policías en el lugar denominado VRAEM, que acudían al rescate de los tripulantes de un helicóptero, al cual, derribaron. Había varios muertos, heridos y desaparecidos. Entre estos últimos, estaban los dos amigos policías de Jorge: César y Luis. Se sintió tan impactado por esta noticia, que ese día, no probó ningún alimento

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