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Quiste luteo en bovinos


Enviado por   •  30 de Agosto de 2017  •  Síntesis  •  1.007 Palabras (5 Páginas)  •  490 Visitas

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Quiste lúteo

La enfermedad de quistes ováricos es la mayor causa de una reducción en la eficiencia reproductiva y de una pérdida económica en la industria lechera. Ésta está caracterizada por la presencia de grandes folículos anovulatorios persistentes en los ovarios. Es resultado de una mala función en el mecanismo neuroendocrino que controla la ovulación y por ende, interfiere con el ciclo estral. (Brito & Palmer, 2004)

Los quistes ováricos pueden ser clasificados como foliculares o lúteos dependiendo del nivel de producción esteroidal; los quistes lúteos producen más progesterona (concentraciones circulantes ≥1 ng/ml). Los quistes ováricos no son estructuras estáticas. Su dinámica está caracterizada por la regresión y desarrollo de algunos folículos que también se tornan quísticos. (Brito & Palmer, 2004) Los quistes lúteos se asocian con el anestro, pero no es posible diferenciar entre quistes foliculares y lúteos basándonos sólo en el comportamiento. Los quistes lúteos tienen una pared más gruesa que sólo unos pocos veterinarios experimentados parecen poder detectar mediante la palpación rectal. Un nivel alto de progesterona en la leche o en el plasma es indicativo de un quiste lúteo. (Ptaszynska, 2007)

Existe controversia entre los factores que pudieran estar involucrados en la presentación de quistes; entre ellos se menciona la producción láctea, se menciona que las vacas altamente productoras presentan una mayor incidencia de quistes; pero también se ha observado que las vacas que tiene quistes producen mas leche, independientemente de que sean muy  poco productoras. Se ha asociado la presencia de quistes a la heredabilidad, aunque su índice de herencia es bajo.  La dieta también influye en la presentación de quistes, ya que el consumo de dietas altas en proteína favorece el desarrollo de estos. Así mismo, se ha observado un incremento en la frecuencia de quistes en vacas que han tenido hipocalcemia, y en zonas donde los forrajes tienen altas concentraciones de estrógenos. La administración de estrógenos por vía parenteral durante la fase folicular del ciclo estral, ocasiona la liberación de un pico prematuro de LH, cuando los folículos todavía no son lo suficientemente maduros para ovular, lo que conlleva a que ya no se presente el pico preovulatorio, y se forme el quiste. Factores como los tratamientos superovulatorios, la estación del año (mas invierno), el desarrollo de infecciones uterinas debido a la presencia de endotoxoinas en el útero y el incremento en la secreción de cortisol y de PGF2a, pueden influir también. Finalmente se ha observado que los quistes se presentan generalmente entre el segundo y el quinto parto, y son mas frecuentes después de un parto gemelar y en vacas con edades entre 4.5 y 10 años. (Galina, 2008)

En algunas ocasiones los quistes foliculares se convierten en quistes luteinizados cuando las células de la teca interna o de la granulosa o ambas se luteinizan. Las oleadas de desarrollo folicular que se llevan a cabo en presencia de los quistes se caracterizan por presentar periodos de crecimiento más largos y de mayor variabilidad. (Galina, 2008)

Los quistes ováricos se desarrollan como resultado de la ausencia de la oleada preovulatoria de LH. Probablemente, la causa más común de este trastorno es la falta de respuesta hipotalámica al estradiol. (Brito & Palmer, 2004)

En el caso de los quistes lúteos, los niveles de LH no son lo bastante altos para ocasionar la ovulación; sin embargo, sí lo son para producir cierta luteinización en el folículo; esto sucede solo cuando la teca interna y la granulosa son capaces de responder a la LH y llevar a cabo su luteinización. (Galina, 2008)

La determinación de concentraciones de progesterona en plasma, leche o grasa de leche puede ayudar a diferenciar entre los dos tipos de quistes. Los quistes foliculares secretan muy poca o nada de progesterona, mientras que los quistes lúteos claramente lo hacen. Sin embargo, los valores límite establecidos en la literatura varían enormemente, lo que dificulta la verdadera determinación de los límites de concentración. (Vanholder, Opsomer, & De Kruif, 2006)

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