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Relojes geológicos


Enviado por   •  18 de Septiembre de 2013  •  3.304 Palabras (14 Páginas)  •  761 Visitas

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INTRODUCCIÓN

En geología, la unidad de tiempo es el millón de años. Esto da una idea de la magnitud de la historia geológica de nuestro planeta. Por eso es muy difícil calcular con exactitud cuando sucedió un acontecimiento como el origen de la vida, que se sitúa aproximadamente hace unos 3.000 millones de años, aunque no se sabe exactamente cuándo. A partir de información obtenida de fósiles, y de análisis de las rocas, se puede saber aproximadamente esta fecha. Uno de los motivos por los que no se puede calcular fácilmente (aparte de por el tiempo transcurrido) es que la Tierra ha ido cambiando mucho a lo largo de todo este tiempo. Las columnas estratigráficas dan información sobre estos cambios y sus repercusiones en tiempos posteriores a ellos.

DEFINICIÓN DE GEÓLOGÍA

De geo- (tierra) y -logia (ciencia):

Es la ciencia que trata de la forma exterior e interior del globo terrestre, de la naturaleza y de las materias que lo componen y de su formación; de los cambios o alteraciones que estas han experimentado desde su origen, y de la colocación que tienen en su actual estado.

Tiempo Geológico

Relojes geológicos: Cuando se desea expresar la sucesión y la duración de un acontecimiento se emplea un patrón de medición, mediante el uso de determinados aparatos, más o menos precisos, que pueden indicar la relación del hecho ocurrido y la duración del acontecimiento que se desea medir. Las mediciones del tiempo han variado conforme progresa la tecnología. La civilización ha utilizado medidas prácticas referidas al tiempo sidéreo, el cual está relacionado con la rotación de la tierra, con respecto a una estrella fija; al tiempo solar, que se refiere al tiempo transcurrido entre dos culminaciones superiores del Sol (mediodía verdadero) o el tiempo civil que parte de media noche a la siguiente media noche.

Los primeros aparatos utilizados por la humanidad para la medición del tiempo fueron los relojes. Primero los relojes solares, luego las clepsidras que eran los relojes de arena o agua, todos instrumentos muy inexactos. Posteriormente se utilizaron los relojes de péndulo que gozaban de mayor precisión, hasta que se construyeron los cronómetros. Estos últimos, permiten cronometrar los acontecimientos en sus diversas variedades: relojes con taquímetro para medir velocidades móviles que cubren distancias conocidas, el telémetro que permite estimar la distancia de un suceso visible o audible. Con este tipo de cronómetros se obtiene una precisión de 1/5 segundos. Finalmente se construyeron los relojes de cuarzo piezoeléctrico de una gran exactitud en la medición del tiempo, tal como el que existe en el Observatorio de Cagigal. Los relojes atómicos son la última palabra en precisión, y se basan en los fenómenos de la resonancia atómica o molecular, especialmente la del cesio, cuyo retraso en miles de años es apenas de décimas de segundo.

La medición del tiempo es de gran interés, cuando se trata de medir los acontecimientos no sólo del presente sino del pasado y del futuro. Es importante predecir cualquier acontecimiento medible del futuro y también saber lo que ocurrió en el pasado si se refiere a la historia de la Tierra. Sin embargo, no han sido los relojes en sus múltiples variedades los que han permitido medir la antigüedad de la Tierra, sino una serie de técnicas que han concedido crear una escala de tiempo tan amplia, que resulta imposible ser abarcada por una persona en su existencia.

La edad de la Tierra:

Esta es una de las grandes incógnitas científicas, por lo cual ha sido objeto de muchos estudios e investigaciones, encontrando grandes discrepancias de criterio. Se han utilizado métodos variados para tratar de averiguar la edad de la tierra, de las numerosas evidencias se ha llegado a la conclusión, que el planeta Tierra es muy antiguo. Entre los procedimientos empleados para determinar la edad, ya sea relativa o absoluta, algunos se basan en evidencias de orden físico, como es el proceso de sedimentación que originó grandes secuencias estratigráficas de varios metros de espesor, permitiendo calcular la edad relativa aproximada.

Si los estratos de una formación geológica son casi horizontales, se presume que el estrato superior es más reciente que la capa o estrato inferior que le sirve de base a la formación. Se le compara con los sedimentos que actualmente se depositan en el fondo de los mares, en relación con el tiempo empleado para formar determinada área de sedimentación.

Otro procedimiento utilizado es el basado en la evolución de las especies o evidencias de orden biológico, o sea que la edad relativa se puede estimar por el contenido fósil de los estratos de una manera más aproximada. Otros, se han basado en el supuesto enfriamiento que experimentó la Tierra en el transcurso de su evolución, así como también en la salinidad de los océanos. Sus resultados en ambos casos, han sido insuficientes para la determinación de la edad de la Tierra. Sin embargo, por cualquiera de las evidencias empleadas, procesos de sedimentación o la evolución de las especies, no se puede llegar a una cifra real para determinar la edad de la Tierra, ya que la vida sobre ésta apareció mucho después de haberse solidificado, por lo cual cuando se hace referencia a la edad de la Tierra, se hace desde su fase de solidificación.

Los procedimientos modernos, basados en la determinación de la edad absoluta de la Tierra se apoyan en la desintegración atómica que experimentan ciertos elementos radiactivos de algunos minerales de la corteza terrestre. Estos cálculos han proporcionado excelentes resultados en la medición del tiempo geológico, en cuanto a la edad de las rocas se refiere.

Determinación del tiempo geológico mediante el uso de la radioactividad

Los materiales radioactivos tienen periodos de desintegración variables, desde fracciones de segundo hasta miles de años. El método de uranio es el más empleado en la determinación de la edad de las rocas, especialmente de las rocas ígneas, ya que el uranio (U238) se halla ampliamente distribuido en la naturaleza, en pequeñas cantidades, en el mineral llamado Uranita (UO3). El método consiste en la desintegración lenta y espontánea de un isótopo con la emisión de ocho iones de helio de masa cuatro (He4) hasta cambiar los átomos de uranio en su último producto estable de desintegración: el plomo (Pb2O6). Este método, ha permitido fechar las rocas más antiguas de la corteza terrestre, como ocurre

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