Resumen documental Mediterráneo Nuestro Mar
Alberto Conejero FerreroTrabajo27 de Marzo de 2022
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PROPUESTA CRÍTICA
"Mediterráneo, nuestro mar"
TRABAJO REALIZADO POR: CONEJERO FERRERO, ALBERTO.
Introducción.
El medio físico del Mar Mediterráneo ha sido tradicionalmente el mayor condicionante histórico de la región mediterránea para el ser humano, sus diferentes aspectos como el clima, el relieve o la biogeografía han contribuido por lo general de manera favorablemente al desarrollo humano en esta región del planeta. En este trabajo se tratará de ejemplificar y analizar de manera crítica como este medio físico mediterráneo ha marcado notablemente el desarrollo humano a lo largo de la historia. Como base de esta propuesta crítica se ha tomado como base los datos recogidos dentro del documental "Mediterráneo, nuestro mar" [ED], además de numerosas fuentes bibliográficas complementarias.
Recursos naturales.
Comenzamos haciendo mención a un componente básico del medio físico del Mediterráneo para el ser humano, los recursos naturales. El entorno del Mar Mediterráneo es un lugar muy rico en recursos naturales, habiendo una gran variedad y cantidad de estos, si bien puede considerarse que el reparto de los mismos es desigual en todo su ámbito geográfico, y que además muchos de estos recursos naturales corren grave riesgo de agotarse en un futuro, siendo esto un claro ejemplo de como el medio físico puede afectar al desarrollo humano. El principal recurso existente en la región lo conforma el propio mar, la presencia de un gran cuerpo de masa favorece la obtención de alimentos marinos como pescado y moluscos, o bien de recursos como la sal marina, utilizada como conservante, y dotada de gran importancia por pueblos y estados de la Edad Antigua como el Imperio Romano. [1]
Con respecto a los recursos agrícolas, cabe mencionar que en el entorno de la Cuenca Mediterránea se ha practicado la agricultura desde el Neolítico, periodo en el que aparecieron los primeros cultivos de trigo, papiro y cebada en el Valle del Nilo, cultivos que permitieron el auge de la civilización del Antiguo Egipto. Si bien el entorno del Valle del Nilo, no fue el lugar pionero en el desarrollo de la agricultura, sino que otras zonas como Mesopotamia con el cultivo de cereales, China con el cultivo del Arroz, o Mesoamérica con el cultivo de la patata, el maíz o la yuca, contribuyeron independientemente al desarrollo y expansión de la actividad agrícola por todo el mundo. [2] Aún así cabe la pena resaltar como las favorables condiciones climáticas del entorno mediterráneo fueron un arma proclive para que las primeras civilizaciones agrícolas se desarrollasen y expandieran en esta cuenca, unas condiciones que ya no parecen ser tan favorables para dicho fin.
En cuanto a la distribución los recursos agrícolas, se puede mencionar que existe un contraste entre ambas orillas. La orilla sur del mediterráneo posee una agricultura cada vez más restringida a las estrechas franjas fértiles de la costa norte y al masificado Valle del Nilo, siendo condicionada la extensión de las cordilleras como el Atlas y el Desierto del Sáhara al sur, acompañados por condiciones climáticas y edafológicas inadecuadas para al agricultura y la ausencia de grandes cuerpos fluviales que puedan regar a estos cultivos. La orilla norte posee una distribución en sus recursos agrícolas mucho más amplia que la orilla sur debido a que el clima en ella es más apto para el desarrollo agrícola y que existen algunos cursos fluviales que son utilizados para sostener la producción agrícola de la región además de un mayor desarrollo técnico y logístico que aumenta la productividad de los cultivos.
Existen numerosas amenazas que ponen en peligro la supervivencia de los recursos agrícolas del entorno mediterráneo, las sequías ocasionadas por una constante disminución del volumen de precipitaciones de la región, las plagas tropicales como los mosquitos o mangostas atraídas por la tropicalización del clima, y la desertificación y desertización del entorno mediterráneo producto de la erosión de la tierra a consecuencia del hombre y del clima. El uso de técnicas como regadíos y fertilizantes es frecuente para tratar de paliar algunas de estas problemáticas, sin embargo estas presentan ineficiencias o agravantes asociados que en muchos casos solo empeoran la ya delicada situación. Por ejemplo, la puesta en uso de sistemas de regadíos para cultivo ha dado lugar a abusos en el uso de un agua que normalmente suele proceder de acuíferos subterráneos, cuya sobreexplotación termina por ocasionar su agotamiento agravando aún más la problemática de la falta de agua para los cultivos. Así mismo el uso de nitratos fertilizantes ha ocasionado la contaminación de acuíferos y masas de agua, especialmente cuando estos productos son arrastrados hacia las costas y los depósitos de agua en episodios de fuertes precipitaciones donde son arrastrados por la torrencialidad de las lluvias.
Los recursos fósiles son también extremadamente importantes para algunos países de la región mediterránea, en especial en la orilla sur de la misma. La existencia de depósitos de gas natural en Argelia o petróleo en Libia han favorecido que estos países del entorno del Maghreb, carecientes de otros recursos naturales en abundancia (como podrían ser los recursos agrícolas, forestales o el agua dulce), hayan podido desarrollar potentes sectores económicos centrados en la explotación industrial de estos recursos fósiles, lo que les permite obtener capital suficiente como para poder suplir el gasto económico derivado de la importación de otros bienes esenciales. En el caso de la propia Libia, la abundancia de petróleo y su exportación le permite costear las importaciones de alimentos básicos para su subsistencia, constituyendo la exportación del petróleo un 95 % del PIB de este país. [3] En la orilla sur también destaca otro recurso fósil, a veces considerado más valioso que el petróleo o el gas natural, se trata del agua dulce, la cual se ha ido acumulando en pequeños depósitos subterráneo desde hace millones de años gracias a la capacidad de filtrado del agua de lluvia que poseen los suelos de la región del Sáhara. Este agua fósil suple parcialmente la ausencia de cursos fluviales en países como Libia, siendo el medio de donde se obtiene la mayor parte del agua dulce consumida en el país, un agua fósil que terminará por agotarse en un futuro no muy lejano.
Demografía.
Los factores físicos juegan un gran papel para explicar el modelo de asentamientos humanos en el mediterráneo. Los asentamientos costeros son el modelo por antonomasia de esta región del planeta, la presencia del mar ha permitido históricamente la construcción de un puerto costero que permite la comunicación entre distintos asentamientos del ámbito Mediterráneo a través de sus agua, así como la la expansión del comercio, del conocimiento, etc. Esta franja costera mediterránea, extremadamente saturada de grandes urbes, está determinada por unas condiciones físicas que dictaminan los emplazamientos en los que los grandes centros de población de pueden concentrar, reducidos espacios con una importante problemática asociada a los mismos. Factores físicos como el relieve y el clima son primordialmente los grandes determinantes para el asentamiento humano.
La mayor parte de la costa Mediterránea, exceptuando las costas de Libia y Egipto, poseen grandes cadenas montañosas (Atlas, Béticas, Alpes, Tauro, Cordilleras del Líbano) que sirven de frontera natural entre una estrecha, llana y plataforma costera densamente poblada, y una zona interior cuyos biomas (desiertos en el caso del Norte de África), relieves (grandes cordilleras), y climas (climas más secos y de mayores contrastes térmicos) no favorecen un medio de asentamiento o desarrollo agrícola. A raíz de esto la mayor parte de la población ha decidido tradicionalmente asentarse a lo largo de la costa donde el afable relieve, y un suave clima mediterráneo atemperado por la presencia del mar ha ofrecido condiciones benignas para la población. La excepción a este modelo de asentamiento sería el Valle del río Nilo en Egipto, el mayor valle fluvial de África el cual atraviesa de sur a norte un árido y caluroso territorio, el Desierto del Sáhara, constituyendo dicho valle un inverosímil oasis que concentra en su interior a cerca del 90% de los 100 millones de habitantes de Egipto, y a su superpoblada capital, El Cairo, una megalópolis de 20 millones de habitantes. [4] Este emplazamiento, cuyo valor natural se orienta entorno a sus caudalosas aguas, y a su rico y fértil limo negro que alimenta casi toda la agricultura de tan poblado país, ha podido sostener históricamente a algunos de los imperios más famosos de la antigüedad como el Antiguo Egipto, e incluso a buena parte de la región del Maghreb.
La sobrepoblación de la Cuenca Mediterránea es por tanto evidente, cerca de 420 millones de habitantes viven actualmente alrededor de esta cuenca, en enormes y saturadas ciudades que en algunos casos llegan a concentrar la mayor parte de la población de un país como es el caso de Beirut en el Líbano. Los problemas de esta sobrepoblación son palpables, contaminación atmosférica en las grandes urbes procedente de los humos de los automóviles y fábricas, problemas de abastecimiento de agua potable y accesible (especialmente en varias ciudades del Levante y el Maghreb), incapacidad de gestionar los residuos generados, masificación urbanística de las costas para acoger al creciente turismo, o la falta de agua potable para todos los habitantes son algunos de los problemas más graves que van ligados a la sobrepoblación de la región mediterránea. [5] A esta situación se le suma la escasa planificación urbanística que poseen muchas de las grandes urbes mediterráneas, en especial las de la orilla meridional y oriental de este mar (Argel, Marrakech, El Cairo, Beirut), que no han podido hacer frente a las cantidades ingentes de inmigrantes que llegan anualmente a sus núcleos, por lo que en ellos abundan numerosos barrios con condiciones de saneamiento y acceso a recursos y servicios básicos casi inexistentes.
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