SHOCK HIPOVOLEMICO
verocobo16 de Abril de 2014
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SHOCK HIPOVOLEMICO
El presente artículo es una actualización al mes de enero del 2006 del Capítulo del Dr. Carlos
Lovesio, del Libro Medicina Intensiva, Dr. Carlos Lovesio, Editorial El Ateneo, Buenos Aires (2001)
CONCEPTO Y CLASIFICACIÓN
Cannon, en el año 1923, en su clásico libro sobre shock traumático, fue el primero en
hacer referencia a la falta de una clara definición del shock. En él concluye que la definición de
shock no es un requisito primario, siendo más importante establecer una correcta descripción clínica
y, a partir de allí, sentar las bases del tratamiento. En el año 1940, Blalock, por su parte, describe al
shock como una falla circulatoria periférica debida a la discrepancia entre el tamaño del lecho
vascular y el volumen de fluido intravascular. A partir de esta época, muchos autores trataron de
concretar una definición, aceptándose en la actualidad que la mejor manera de hacerlo es refiriendo
en la misma el fenómeno fisiológico responsable de la repercusión clínica, y en última instancia de
las consecuencias del shock.
La característica fundamental del shock es la inadecuada disponibilidad de oxígeno a
nivel celular con una desviación del metabolismo aerobio al anaerobio, fenómeno conocido como
disoxia. La disoxia celular puede conducir a la disfunción orgánica, fallo orgánico y muerte. Es
aceptado que puede existir una significativa hipoperfusión tisular a pesar de la presencia de una
presión arterial normal. Por otra parte, la disoxia también puede ocurrir con una adecuada perfusión
tisular si el contenido de oxígeno en la sangre es insuficiente o existe una dificultad celular para la
extracción o utilización del mismo. Por ejemplo, la intoxicación con cianuro o monóxido de
carbono conduce a una hipoxia celular citotóxica a pesar de una perfusión tisular normal. Una
situación similar se puede producir en los estados sépticos. En definitiva, con el objeto de definir
adecuadamente el shock se debe tomar en consideración la adecuación de la perfusión tisular en
relación con el metabolismo y la función celular. A la luz de estos nuevos conceptos,
independientemente del mecanismo productor, cuando existe una disoxia celular se está en
presencia de un estado de shock.
El shock ha sido clasificado tradicionalmente de acuerdo con el perfil hemodinámico y el
mecanismo de producción en cardiogénico, hipovolémico, distributivo y obstructivo (Tabla 1). El
mecanismo responsable del fracaso de la perfusión difiere significativamente entre las distintas
categorías. A la luz de los nuevos conceptos citados anteriormente, es importante también reconocer
los estados de shock secundarios a una hipoxia citopática.
Tabla 1.- Clasificación del shock circulatorio (Weil M.H.)
Etiología Flujo
capilar
Volumen
minuto
cardiaco
Presión
capilar
pulmonar
Constricción
arterial/
arteriolar
Capacitancia
venosa
Volúmenes
ventriculares
Ejemplos
Hipovolemia ¯ ¯ ¯ ¯ ¯ Pérdida de sangre
o fluidos
Cardiogénico ¯ ¯ ¯ Falla cardiaca
Distributivo
Baja resistencia ¯ « ¯ « « Sepsis precoz
Alta resistencia ¯ ¯ « « Sepsis tardía
Obstructivo
¯ ¯ « « «
Embolia de pulmón,
taponamiento
cardiaco
Se define el shock hipovolémico como la deficiencia de perfusión tisular determinada por
una reducción del volumen sanguíneo circulante. El equilibrio circulatorio se altera al disminuir el
volumen circulante, que se hace insuficiente para suplir adecuadamente los requerimientos tisulares.
ETIOLOGÍA
Las causas productoras de shock hipovolémico son variadas y múltiples (Tabla 2). Sin
embargo, se las puede agrupar en dos grandes categorías: las que producen una hipovolemia
absoluta y las que provocan una hipovolemia relativa. La hipovolemia absoluta está generada por un
déficit real del contenido vascular; la hipovolemia relativa, por una inadaptación del lecho vascular
a su contenido.
La pérdida de sangre constituye la causa más importante de shock hipovolémico, el cual
en este caso particular se refiere como shock hemorrágico. Las pérdidas de aproximadamente el
30% del volumen sanguíneo total determinan shock hipovolémico. Si se tiene en cuenta que la
volemia normal representa solamente el 7% del peso corporal (70 ml/kg de peso), se puede admitir
que una pérdida de 1.500 ml de sangre, plasma o líquido extracelular, en un individuo de 65 kg de
peso, puede desencadenar un shock hipovolémico.
Tabla 2.- Causas de shock hipovolémico
Hipovolemia absoluta
1.- Pérdidas sanguíneas
Externas: traumatismos
Internas: viscerales, tisulares, óseas
2.- Pérdidas de plasma
Grandes quemaduras
Aplastamientos sin solución de continuidad
Peritonitis
3.- Deshidratación aguda
En infantes: gastroenteritis aguda, intoxicaciones
En adultos: toxiinfección alimenticia, sudoración, hipertermia
Shock anafiláctico
b.- Hipovolemia relativa
1.- Anestesia raquídea
2.- Insuficiencia suprarrenal
3.- Respuesta inflamatoria sistémica
La pérdida de plasma, externa o interna, también constituye un factor condicionante de
shock hipovolémico. Las pérdidas evidentes en las grandes quemaduras, supuraciones, peritonitis,
etc., pueden producir volúmenes que sobrepasan las estimaciones habituales.
Las pérdidas de líquido extracelular hacia el exterior, como las resultantes de vómitos
incoercibles o de diarreas profusas, y las pérdidas hacia el tercer espacio de las oclusiones
intestinales, ejemplifican las modalidades de participación de la deshidratación en la producción del
shock. Generalmente no se aprecia que el shock anafiláctico es una forma de shock hipovolémico en
el cual se produce una rápida salida de agua del plasma a través de un síndrome de pérdida capilar.
El shock traumático se ha considerado clásicamente como un shock hipovolémico. Sin
embargo, en él se asocian la hipovolemia y la injuria tisular. Esta última es un estímulo potente de
la cascada inflamatoria, lo cual contribuye a la producción de un severo trastorno de la homeostasis.
Esta dishomeostasis afecta el metabolismo, la cicatrización de las heridas y la función
inmunológica, y es causada por una pérdida de la regulación, disrupción de los mecanismos
normales de retroalimentación y producción de mediadores, citoquinas y otros agentes en
cantidades anormales. Debido a estas alteraciones fisiopatológicas, las alteraciones hemodinámicas
y pulmonares luego del shock traumático son mucho más significativas que en el shock
hemorrágico puro.
FISIOPATOLOGÍA
El organismo humano presenta una serie limitada de reacciones compensatorias ante el
shock y el trauma. Estas reacciones compensatorias pueden ser categorizadas en tres grandes
grupos: redistribución del flujo sanguíneo, alteraciones de los componentes del transporte de
oxígeno, y reconstitución del volumen plasmático.
La redistribución del flujo sanguíneo se logra por la vasoconstricción, venoconstricción y
aumento de la secreción de norepinefrina y epinefrina, agentes causales de la reacción de “correr y
pelear”. La redistribución del flujo sanguíneo es responsable de los signos clásicos del shock.
Los componentes del transporte y disponibilidad de oxígeno son el intercambio gaseoso
pulmonar, el flujo sanguíneo, la concentración de hemoglobina y la afinidad de la hemoglobina por
el oxígeno. Luego del shock de cualquier origen, algunos de estos componentes pueden estar
alterados de tal forma que no pueden actuar como mecanismos de compensación.
El mecanismo de compensación más efectivo es la recomposición del volumen
plasmático, el cual es iniciado por la reducción en la presión hidrostática en los lechos capilares y
por la acción hormonal en el riñón y en el lecho esplácnico.
En función de los mecanismos compensatorios precedentes, se puede categorizar la
fisiopatología del shock en cuatro fases. Se debe enfatizar el hecho de que la terapéutica
fundamental del shock debe estar destinada a aumentar o suplir los mecanismos de compensación
en la medida de lo posible durante la fase de resucitación aguda.
Fase de compensación
Muchas generaciones de fisiólogos han descripto las respuestas homeostáticas a la
pérdida aguda de sangre. Estas respuestas están destinadas a mantener la perfusión del cerebro y del
corazón a través de un servomecanismo que conserva una presión arterial normal, en función del
sensado realizado a nivel del arco aórtico y de los cuerpos carotídeos. El resultado final es la
producción de vasoconstricción periférica y la limitación en la excreción de fluidos. Los
mecanismos incluyen: 1) control autonómico de la contractilidad cardíaca y del tono vascular
periférico, 2) respuesta hormonal al estrés y a la depleción de volumen,
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