Semiologia
lolopop6 de Enero de 2014
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Los adelantos tecnológicos y permanente actualización, tal el caso de la computación, dan herramientas esenciales para el mundo moderno, pero lo importante es que la persona, como ser pensante, sepa crear con su cerebro para crecimiento y formación personal.
Desde los inicios del mundo, en que el ser humano construye su hábitat en el cual éste se desarrolló, se puede ver el principio de las instituciones sociales como el producto de una necesidad vital en el individuo, en donde es fácil entender y visualizar su entorno social, ya que desde que nacemos, somos objeto de un proceso, llevado a cabo por los grupos dentro de los cuales nos desenvolvemos; todo ello a través de las semiologías, mediante una organización de seres humanos, en la cual crecemos, nos educamos y desarrollamos, y posiblemente dentro de ella nos enterrarán.
En este sentido, el hombre es un producto clásico de la vida en sociedad, aquí, el lenguaje se presenta en primera instancia al ser humano como algo que existe fuera de su ser mismo, quien deberá volverlo subjetivo, convirtiéndose en un proceso con el que el individuo convierte ese material significativo, en una realidad social que cada vez menos ajena le es, y que le permitirá adaptarse progresivamente al mundo de la vida cotidiana, y que a partir de allí, puede empezar la construcción y asimilación de aquellos universos simbólicos que le darán una relativa coherencia a su existencia.
Por lo tanto, para poder entender la importancia de este fenómeno social del hombre como producto de su entorno, es necesario definir que es la semiología y como esta es importante para la publicidad, podemos decir en sí, que la semiología es “una ciencia que estudia la vida de los signos en el seno de la vida social, a la cual muchos le atribuyen el nombre de semiótica”, que también nos ha enseñado a ver todos los objetos, acciones o relaciones estructurales de sentido, y en la cultura todo un proceso interminable de significación.
Así, la semiótica busca superar la barrera del signo y de la simbología, en el sentido de que dentro de estas se encuentran: a) las costumbres, b) los ritos, c) las modas, d) las reglas de cortesía, e) los códigos, y f) todas las instituciones sociales, políticas y jurídicas, las cuales son entre otra cosa, sistemas de signos o semiología general de la sociedad.
1. La lingüística
1.1 Principios generales
El concepto de lingüística (término que deriva del vocablo francés linguistique) nombra a aquello que pertenece o está relacionado con el lenguaje. Esta palabra también permite hacer mención a la ciencia que tiene a la lengua como objeto de estudio.
En este sentido, hay que subrayar que actualmente en el mundo existen aproximadamente un total de 6.000 lenguas. No obstante, la Lingüística a la hora de estudiar las mismas se basa en una clasificación de aquellas que se realiza en función del origen común que puedan tener las mismas. Es decir, se ordenan en función de la familia.
Así, partiendo de dicha explicación, podemos encontrar las lenguas indoeuropeas, las sinotibetanas, las afroasiáticas, las japónicas, las coreanas, las urálicas o las indopacíficas, entre otras.
De esta forma, la lingüística como ciencia hace foco en la naturaleza y las pautas que rigen al lenguaje. A diferencia de la filología, una disciplina que profundiza en la evolución histórica de las lenguas en escritos y en el contexto de la literatura y la cultura asociada, la lingüística permite descubrir el funcionamiento de una lengua en un determinado momento, para comprender su desarrollo general.
La lingüística moderna surge a partir del siglo XIX. Con la publicación póstuma de “Curso de lingüística general” (1916), de Ferdinand de Saussure, la lingüística se ha convertido en una ciencia integrada a la semiología. Desde ese entonces, aparece la necesidad de marcar una diferencia entre lengua (entendido como todo el sistema) y el habla (es decir, su puesta en práctica), así como también de rever la definición de signo lingüístico (recurso donde se agrupa al significado y al significante).
1.1.1 Signos y señales
Los signos son realidades que percibimos por los sentidos (vista, oído, olfato, gusto y tacto) y que significan algo.
Constan de dos elementos: el significante y el significado.
El significante es un hecho perceptible por los sentidos que se asocia en la mente a otra realidad: la luz roja de un semáforo.
El significado es aquello a lo que se refiere o evoca el significante: "Prohibido cruzar"
Existen dos clases de signos: las señales y los síntomas o indicios.
Las señales son signos creados por el ser humano para comunicarse.
Tienen las siguientes características:
Son convencionales, es decir, el resultado de un acuerdo entre usuarios.
Están codificadas, porque se utilizan según las reglas de uso de un código.
• Cuando las señales guardan alguna relación de semejanza con la realidad que representan se llaman iconos.
Por ejemplo: la silueta de una mujer en la puerta de entrada a los lavabos.
• Cuando las señales representan una entidad social, cultural o religiosa reciben el nombre de símbolos.
Los síntomas o indicios son signos que hacen referencia a fenómenos naturales y no tienen intención de comunicar nada, aunque sí nos indican algo.
Los síntomas, por tanto, no están codificados.
El signo lingüístico se compone de dos planos que se relacionan entre sí: el significante y el significado.
El significante se concreta en dos dimensiones:
- Los sonidos que pronunciamos y se transmiten a través del aire.
- Y la imagen acústica que tenemos de tales sonidos en nuestra mente y que nos permite reconocer cada uno de los sonidos aunque se pronuncien diferente.
El significado se concreta también, en dos dimensiones:
- La realidad a la que aplicamos el término.
- Y el concepto de la palabra.
1.1.2 Código y mensaje
• Los signos lingüísticos forman parte de un código. Una lengua es un código, es decir, un sistema formado por un conjunto de signos lingüísticos t de reglas de combinación que nos permiten construir mensajes.
• Los signos lingüísticos son convencionales. Están creados por acuerdo implícito entre los usuarios.
• Los signos lingüísticos son lineales. Nuestros órganos articulatorios no nos permiten emitir varios sonidos de forma simultánea. Por eso, nuestros sonidos se ordenan linealmente, es decir, uno detrás de otro.
• Los signos lingüísticos son arbitrarios. Es decir, no hay una relación de semejanza entre el significante de un signo lingüístico y la realidad que representa.
1.2 Orígenes de la lingüística
Aunque suele situarse el origen de la lingüística en la Grecia clásica, que abordaremos enseguida, es habitual afirmar que los primeros textos gramáticos pertenecen a una protolingüística hindú que tiene su punto de origen en los Ocho libros de Panînî (s. V a.C.) sobre el sánscrito. En estos libros se recogen incluso referencias a trabajos previos basados en el estudio de la literatura religiosa del período védico (1200-1000 a.C.). Los estudios gramaticales hindúes profundizan en la estructura interna de la palabra, con un avanzado conocimiento morfológico.
Sin embargo, será la cultura griega la que inaugure la tradición lingüística occidental. Suele considerarse que el momento del nacimiento de la reflexión lingüística se produce en el seno de la filosofía presocrática.. Heráclito, dicen los testimonios, defendió el origen divino del lenguaje frente a Demócrito, para quien “el lenguaje (...) es de origen puramente convencional, debido a la necesidad comunicativa de los hombres”. Con ellos nace una polémica que cruza toda la lingüística occidental. Platón y Aristóteles son considerados como los máximos impulsores de esta polémica en al concepción naturalista y la concepción arbitrarista del lenguaje. Paralela a esta polémica, circulará también la discusión entre la relación analógica o anómala entre el lenguaje y la naturaleza. Estas polémicas marcan el futuro de la lingüística occidental en tanto señalan los dos caminos que ésta seguirá en su evolución: la especulación teórica por una lado, y la aplicación práctica y normativa por otro.
Los estudios gramáticos griegos son los que establecen las categorías gramaticales y la clasificación de las palabras tal y como las conocemos hoy en día. Las aproximaciones gramaticales de la época postalejandrina y helenísticas en las escuelas estoica y neoplatónica establecen un fuerte lazo de unión entre la lingüística griega y la latina y sientas las bases de toda la lingüística occidental hasta la Edad Moderna.
Roma, como en tantas otras cosas, adapta el sistema griego a sus estudios gramaticales. La gramática, casi completamente perdida, de Varrón es una excelente resumen de los logros acumulados ya en siglo I a.C., pero la culminación de la tradición grecolatina serán los trabajos de Donato y Prisciano.
Todas estas gramáticas, que serán fielmente imitadas a lo largo de toda la Edad Media, constan de (Marcos Marín, 1994):
una introducción especulativa (que aborda las polémicas antes señaladas).
una gramática, que incluye: Prosodia, Etimología, Analogía y Sintaxis. La parte llamada Analogía correspondería a nuestra Morfología y en ella se reconocen ya todas las partes de la oración: nombre, verbo,
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