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Toxicologia


Enviado por   •  5 de Diciembre de 2013  •  1.905 Palabras (8 Páginas)  •  268 Visitas

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INTRODUCCION

Uno de los sectores productivos más importantes de México ha sido históricamente la agricultura. La cual representa no solo una fuente de ingresos económicos, generados a través de la comercialización de los productos agrícolas en el mercado nacional y de exportación. Además, ha sido una fuente fundamental de productos alimentarios de autoconsumo de los sectores campesinos e indígenas en el país.

A partir de los años cuarenta, la difusión masiva en la agricultura mundial de fertilizantes y plaguicidas permitió aumentar exponencialmente la producción y la productividad agrícolas y proveer de alimento a una población mundial en constante crecimiento.

La industria del tabaco en México funciona a través del sistema de agricultura por contrato que obliga a los campesinos propietarios de la tierra a cumplir las normas de producción de la empresa que les comprará la cosecha. Estas normas de producción incluyen el uso intensivo de grandes cantidades de plaguicidas.

La exposición a plaguicidas es uno de los grandes riesgos que enfrentan los trabajadores Indígenas migrantes. En México, las empresas tabacaleras con cultivos agroindustriales usan enormes cantidades de estos peligrosos productos agroquímicos sin cumplir con los requisitos legales de vigencia internacional para proteger la vida humana.

Hasta hace unos años se empleaban plaguicidas persistentes, pero el ascenso en la conciencia de los consumidores obligó a las empresas tabacaleras y cigarreras a cambiar por plaguicidas menos persistentes pero más peligrosos y tóxicos para los campesinos. Es decir sustituyeron los plaguicidas organoclorados persistentes por insecticidas organofosforados (OF) y carbámicos (Cb), que se degradan rápidamente pero que son más tóxicos y, en consecuencia, más peligrosos para los campesinos.

Los plaguicidas OF y Cb son inhibidores de la colinesterasa, enzima imprescindible para el control normal de la transmisión de los impulsos nerviosos. Los insecticidas OF y Cb ingresan al organismo por vía dérmica, respiratoria, digestiva o conjuntival.

Los síntomas iniciales de envenenamiento por organofosforados son: dolor de cabeza, náusea, mareos e hipersecreción (transpiración, salivación, lagrimeo y rinorrea); pero el estado puede empeorar hacia espasmos musculares, debilidad, temblor, incoordinación, vómito y calambres abdominales; una intoxicación aguda por OF puede desembocar en un estado crítico en el que el paro respiratorio puede ocurrir repentinamente.

En el caso de la intoxicación por insecticidas carbámicos, el cuadro inicial puede incluir malestar, debilidad muscular, mareo, dolor de cabeza, náusea, vómito, dolor abdominal, diarrea, visión borrosa, falta de coordinación, espasmos musculares y lenguaje lento. Los síntomas iniciales de toxicidad seria por Cb son: depresión del sistema nervioso central manifestado a través de efectos nicotínicos, incluyendo la hipertensión y la depresión cardiorespiratoria, hipotonía, convulsiones y coma. Los niños son más propensos que los adultos a presentar los síntomas del sistema nervioso central.

El problema es que muchos médicos confunden estos síntomas de envenenamiento con epilepsia. Los doctores que están en zonas de alto riesgo por el uso intensivo de plaguicidas, no tienen la formación adecuada en toxicología. Muchos pacientes que no reciben el diagnóstico adecuado, mueren por paro respiratorio.

El estado de Nayarit es el principal productor de tabaco en México. El tabaco se ha cultivado en Nayarit desde mucho antes de la conquista española, pero es a partir de los años cuarenta de nuestro siglo cuando el mercado de tabaco creció como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial. El municipio de Santiago Ixcuintla, en Nayarit, es la capital mexicana del tabaco.

Durante la cosecha, que generalmente ocurre entre enero y marzo de cada año, los propietarios de la tierra o ejidatarios contratan trabajadores temporales, llamados jornaleros, para que realicen las labores de corte y ensarte de las hojas de tabaco. Se trata de campesinos indígenas, de los pueblos wixárika (huichol), nayari (cora) y o´dam ñi´ok (tepehuano), que habitan en las montañas del norte de Jalisco, oriente de Nayarit y sur de Zacatecas y Durango.

Aproximadamente el 40 por ciento de las familias Huicholas dejan sus comunidades en temporada de secas para buscar empleo, mal pagado y peligroso en los campos tabacaleros de la costa de Nayarit. Las causas de esta emigración temporal estriban en la situación socioeconómica de los Indígenas y en su calendario ritual.

Cada año, ejidatarios y propietarios rurales se reúnen en las plazas de los pueblos para esperar a los Huicholes y subcontratarlos como fuerza de trabajo barata. El trabajo Huichol es apreciado porque el ensarte de las hojas es prácticamente una labor artesanal.

Los jornaleros mestizos son, generalmente, campesinos sin tierra que no pertenecen a un pueblo indígena y que se contratan también para el corte y ensarte de las hojas de tabaco e incluso para mezclar, cargar y aplicar plaguicidas. Los jornaleros mestizos sufren la misma exposición ambiental durante las horas de trabajo y al beber el agua que les proporcionan los patrones en los campos. Por último, los ejidatarios y sus familiares están en contacto con los plaguicidas durante todo el año, ya que los almacenan en sus casas y son ellos quienes preferentemente los mezclan y aplican para ahorrar el pago de jornales.

Durante su estancia en los campos tabacaleros de la planicie costera los jornaleros indígenas, viven y duermen al aire libre en las plantaciones, en cartones, cobijas o plásticos bajo las sartas de hojas de tabaco que se están secando. De este modo tratan de protegerse del inclemente sol durante el día y de la fría humedad durante la noche, exponiéndose a la vez, a las sustancias tóxicas que impregnan las hojas. No hay agua potable, drenaje ni letrinas. Aún los alimentos son cocinados bajo las sartas de tabaco. En algunas ocasiones los huicholes usan los envases vacíos de los plaguicidas para cargar agua de beber, sin percatarse de los graves peligros que esta práctica les puede acarrear, ya que en su mayoría no pueden leer las instrucciones de las etiquetas -que incluso pueden llegar a estar escritas en inglés. Otras veces

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