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UN ACERCAMIENTO ANALÍTICO AL TRIÁNGULO DE LA DIDÁCTICA


Enviado por   •  20 de Agosto de 2015  •  Ensayos  •  1.166 Palabras (5 Páginas)  •  108 Visitas

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INSTITUTO ESTATAL DE EDUCACIÓN PÚBLICA DE OAXACA[pic 1][pic 2]

COORDINACIÓN GENERAL DE EDUCACIÓN BÁSICA Y NORMAL

DEPARTAMENTO DE ACTUALIZACIÓN Y FORMACIÓN DE DOCENTES

ESCUELA NORMAL SUPERIOR FEDERAL DE OAXACA

CLAVE: 20DNSOOO1K[pic 3]

MAESTRÍA EN LA ENSEÑANZA DE LAS MATEMÁTICAS

 EN LA EDUCACIÓN SECUNDARIA.

ASIGNATURA:

PROBLEMAS Y NECESIDADES DE

LA MATEMÁTICA EN LA EDUCACIÓN SECUNDARIA.

ENSAYO:

UN ACERCAMIENTO ANALÍTICO AL TRIÁNGULO DE LA DIDÁCTICA

ASESOR:

DR. RICARDO ARNOLDO CANTORAL URIZA

ALUMNO:

JOEL LÓPEZ CASTILLEJOS

EL ESPINAL, OAXACA.                                                                    SEPTIEMBRE 29, 2012.


UN ACERCAMIENTO ANALÍTICO AL  TRIÁNGULO DE LA DIDÁCTICA

El triángulo es una de las figuras más estables y resistentes ante cualquier fuerza, ya que admiten muy poca deformación cuando se les aplica carga en alguno de sus planos o  de sus vértices; es por ello que los vemos en casi todas las infraestructuras que se diseñan en la ingeniería civil. Probablemente es esa la razón por la que se usa también para fortalecer relaciones en otras áreas del conocimiento, tal es el caso del triángulo de la didáctica propuesto por Bruno D’ Amore y Martha Isabel Fandiño Pinilla.

En el triángulo didáctico, la interacción armoniosa de sus vértices (saber);  (profesor/a); (alumno/a), a través de la conexión de los lados, es lo que le da significado al desempeño docente en las escuelas de los distintos niveles educativos. En este proceso de triangulación intervienen los elementos más importantes de una relación didáctica; es por eso que todos los que trabajamos como profesores/as en los distintos niveles educativos, deberíamos considerar, pero sobre todo aplicar esta articulación de los polos en nuestra práctica docente.

La idea que Bruno D’ Amore nos presenta en el triángulo didáctico, nos remite a los elementos de un triángulo, específicamente a los vértices y a los lados; los vértices actúan en interacción con los lados, mismos que funcionan como conectores para que pueda activarse el funcionamiento de los elementos de los lados con sus vértices, originando una relación pedagógica.  Por ejemplo, el lado correspondiente a la interacción Saber-profesor, encierra una serie de situaciones que tienen que ver con la preparación constante del profesor; con sus planeaciones de clase; con las técnicas, y diseño de actividades que presentará a sus alumnos/as; esta interacción está ligada con el contacto que se da entre el profesor y lo que pretende enseñar a sus alumnos y todo cuanto se refiere al docente con el contexto de la enseñanza. Al respecto podemos revisar lo que escribe (Cecilia Fierro, 2003). “Existen muchas razones por las cuales los maestros debemos perfeccionarnos continuamente. El éxito de nuestros alumnos y la calidad de la educación que impartimos dan un significado profundo al ser docente”.

Ahora bien, cuando el autor considera un lado que articula al vértice saber con el vértice alumno; en esta relación predomina el verbo aprender y es aquí donde el D’ Amore incrusta el término devolución, que se refiere al proceso de motivación, al andamiaje[1] que el profesor construye para que el alumno alcance y construya su propio aprendizaje. El ajuste de las intervenciones del profesor/a, a las dificultades del que aprende tiende a ser un elemento decisivo en la adquisición y construcción del conocimiento.

En la articulación Profesor-alumno, predominan las relaciones pedagógicas, así como las relaciones afectivas que generan un ambiente de confianza, necesario para que los/as alumnos/as tengan una estancia placentera cada vez que reciban clases con cierto/a profesor/a, esto sin exceder los límites de respeto que debe existir en la relación pedagógica. Es aquí donde el profesor/a pone en práctica todos sus conocimientos para hacer posible lo que el autor llama implicación, es decir, cuando logra que el alumno acepte y se involucre en las actividades diseñadas, consciente de que con ello logrará construir o reconstruir un saber; es aquí donde el acto de la devolución se transforma en implicación o no implicación; términos que considero sinónimos de motivación y desmotivación en el proceso educativo. Al respecto (Paulo, 2010) señala: Una de las tareas más hermosas y gratificantes que tenemos por delante como profesores es ayudar a los educandos a constituir la inteligibilidad[2] de las cosas, ayudarlos a aprender a comprender y a comunicar esa comprensión a los otros.

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