Una mirada de largo plazo a la teoría del crecimiento
tareastusTesis27 de Junio de 2014
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Introducción
El papel del cambio estructural en el desarrollo económico ha sido objeto de atención en los últimos años, tanto en el campo de la teoría económica como en el de los estudios empíricos.
El tema, que había sido muy importante en los primeros trabajos sobre teoría del desarrollo durante los años cincuenta, fue posteriormente dejado en un segundo plano. La inquietud revivió en la segunda mitad de los años ochenta a causa de la tecnología y los retornos crecientes en los estudios sobre crecimiento económico, y el cambio estructural volvió a ocupar un enfoque destacado.
No todos los sectores tienen el mismo poder de inducir aumentos de productividad, promover la expansión de otros sectores o beneficiarse de tasas altas de crecimiento de las demandas interna y externa, o generar empleos de alta productividad. La capacidad de cada país de promover el cambio estructural de acuerdo con las tendencias dominantes de la tecnología y la demanda puede definir su desempeño relativo en la economía internacional.
Durante el transcurso del trabajo se podrá encontrar temas diversos, como son:
• La evolución de las ideas sobre cambio estructural y crecimiento económico, sobre la base de las primeras contribuciones a la teoría del desarrollo en los años cincuenta.
• Se analiza el cambio estructural a partir de la participación de los distintos sectores en el valor agregado industrial, y se da especial atención a la participación de los sectores difusores de conocimiento.
• Se analizan los cambios en la estructura del empleo, denotando que los problemas de la heterogeneidad estructural tienden a agravarse en la región.
• Se discute el patrón de especialización internacional y se identifican dos modalidades de crecimiento, una basada en rentas provenientes de factores abundantes y la otra en rentas derivadas del conocimiento.
Una mirada de largo plazo a la teoría del crecimiento
Las primeras contribuciones a la teoría del desarrollo durante los años cincuenta, las ideas de desarrollo económico y cambio estructural estaban estrechamente relacionadas. Se argumentaba que el desarrollo implicaba la reasignación de los factores de producción trabajo y capital desde los sectores de baja productividad a los de alta productividad, en los que prevalecían los retornos crecientes.
Este proceso estaría pautado por un peso cada vez mayor de la industria en la economía, considerándosela como el vector principal de los aumentos de productividad en el tiempo. Allí se generarían los efectos de derrame, los encadenamientos hacia atrás y hacia adelante, al mismo tiempo, se creía que la transformación de la estructura productiva también produciría la gradual transformación del patrón de inserción externa.
Prebisch (1981) “la estructura periférica generaba una demanda de importaciones mucho más dinámica que el comportamiento de las exportaciones, dando lugar a una tendencia recurrente de aparición de desequilibrios externos”.
La presencia creciente de la industria debería reflejarse también en un peso cada vez mayor de las manufacturas en las exportaciones de la economía en desarrollo y en una mayor elasticidad ingreso de estas.
Finalmente, el cambio estructural tenía una tercera dimensión que también era central en la percepción de los pioneros del desarrollo: la transformación de la estructura del empleo. El desarrollo exigía redistribuir el empleo hacia las venas de mayor productividad y vaciar el estrato primitivo.
En la medida que los países rezagados realizan sus propios esfuerzos de emulación tecnológica y que las tecnologías se tornan más estandarizadas, el papel de la desventaja tecnológica en el comercio se reduce y otros factores de competitividad ganan importancia, como los costos de producción relacionados con la disponibilidad de mano de obra y recursos naturales estas ideas industrialistas, en los modelos evolutivos se hace hincapié en el cambio tecnológico como motor del cambio estructural y fuente de la especialización internacional.
Cambio estructural y productividad
La economía internacional no puede dejar de considerar la intensidad y dirección del cambio estructural. Más aún, se sugiere que el cambio mismo es una función sobre todo de la dinámica tecnológica y que ésta tiene implicaciones significativas sobre la especialización internacional y el crecimiento. Los países en desarrollo que obtuvieron una elevada tasa de convergencia del PIB por habitante con los países desarrollados.
Cabe resaltar que las variables tecnológicas tienen coeficientes de correlación más bajos con el crecimiento que con el cambio estructural, lo que sugiere que sus efectos se producirían especialmente a través de la interacción con el cambio estructural. En otras palabras, los esfuerzos tecnológicos pueden afectar al crecimiento principalmente cuando están anclados en el sistema productivo.
En los Estados Unidos, los sectores intensivos en tecnología representan el 60% del valor agregado industrial, y muestran una alta productividad en comparación con los otros sectores de la economía. Eso no ocurre en América Latina, donde los sectores más productivos y que más contribuyen a la generación del valor agregado manufacturero total son los intensivos en recursos naturales. Si bien en la región hubo un aumento de la participación y productividad de los sectores DFC (lo que refleja el peso en el conjunto de las economías de Argentina y Brasil), este incremento es claramente inferior al ocurrido en los Estados Unidos y en los países asiáticos de rápido crecimiento.
La relevancia de la especialización sectorial respecto de la productividad también encuentra respaldo en un estudio sobre el desempeño económico de Corea, Singapur, Taiwan y Hong Kong elaborado por Nelson y Pack (1999). Se demuestran que las elevadas tasas de crecimiento del producto registradas en estos países derivaron de una sensible modificación de su estructura productiva, que se manifestó a través de una transferencia de factores productivos hacia los sectores intensivos en conocimiento, con mayor capacidad de difundirlo hacia el conjunto de la economía.
Dinámica y estructura del empleo industrial
El foco del trabajo ha caído sobre los cambios en la estructura definidos a partir de la evolución de la participación de los distintos sectores en el valor agregado. Esta carga se justifica en la medida que los efectos de arrastre y la generación de externalidades tecnológicas hacia el conjunto del sistema económico dependen principalmente de esa participación, que crea las condiciones para el crecimiento sostenido.
En este sentido, en el estudio de Timmer y Szirmai (2002) sobre el sector manufacturero asiático se muestra que, en estos países, durante el proceso de desarrollo industrial no hubo la esperada transferencia del factor trabajo desde las actividades menos productivas hacia las más productivas.
Usando la técnica de diferencial-estructural (shift-share), Timmer y Szirmai evalúan el impacto del cambio estructural en la productividad de la industria en términos de la reasignación del factor trabajo entre las ramas del sector manufacturero. Este procedimiento permite descomponer el crecimiento total de la productividad del trabajo en un cierto período entre crecimiento de la productividad dentro de las ramas, transferencia de mano de obra hacia ramas más productivas (efecto de transferencia estática), y transferencia del trabajo hacia las ramas más dinámicas, es decir, ramas que muestran tasas de crecimiento de la productividad más elevadas (efecto de transferencia dinámico)
Estos resultados se confirman en estudios, usando información de las cuentas nacionales de México, muestra que el efecto dinámico responde por una caída de la productividad de cerca del 20 % en los años noventa, eliminando una parte importante de los beneficios derivados de los aumentos de productividad en cada sector. Los dos estudios registran también un efecto negativo en la productividad agregada de la reasignación de trabajadores desde sectores de mayor productividad inicial hacia sectores donde la productividad inicial era menor.
Cuando la economía no enseña un dinamismo suficiente, capaz de absorber a los trabajadores que pierden sus puestos de trabajo en la industria, se agudizan los problemas del desempleo y de la informalidad. Y esta última acaba por representar el foco en que crecientemente se acumula el empleo de baja productividad, lo que es justamente aquello que explica la persistencia de la informalidad en América Latina. Estas dinámicas productivas y ocupacionales “viciosas” de la estructura industrial, y que conducen a identificar el problema de la persistencia de la informalidad en América Latina, convierten a la heterogeneidad estructural en una debilidad que afecta a todo el sistema económico y que va más allá de los diferenciales de productividad que se registran entre sectores o actores dentro de la industria manufacturera.
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