Taller de creación literaria. Y los que pudimos sobrevivir

Leidy Paola Morales Buitrago

Taller de creación literaria

Cuento

6.402

Y los que pudimos sobrevivir

Me sentía asustado. Nunca había trabajado y yo no conocía al señor. No estaba seguro de ir con él, pero pensaba en que esa plata me serviría para mis gastos del colegio. En mi casa les vendría bien una ayuda también, ya que mis papás no daban a abasto para alimentar cinco hijos. Mi papá estaba trabajando esa tarde como todos los días. Nosotros cinco casi nunca disfrutábamos con él durante el día porque tenia que trabajar. Las deudas no esperan y mucho menos los “gota a gota”.

El señor me parecía intrigante. Su barba daba la impresión de esconder una cara distinta. Esto se me hizo extraño porque no tengo nada en contra de las barbas. Cuando lo vi acercarse a la reja de la casa solo pensé en que mi mamá estaría esperando a alguien por alguna razón, aunque no había alguna que conociera yo.

Mi mamá se acerco a la reja y el señor le pregunto si se encontraba la señora Amalia. Ella preguntó que para qué seria.

̶ Vengo de parte de Doña Rosalba ̶ dijo él ̶, es para lo del trabajo.

Mi mama responde que sí, que habla con Amalia y que doña Rosalba la había llamado hace un rato contándole pero que pensó que él vendría al siguiente día, ya que doña Rosalba no le dio muchos detalles.

Mi mamá abre la reja y lo deja pasar. Dejando la reja abierta y sin mucho que esperar, le pregunta de que se trata. El señor le dice que está necesitando varios muchachos para trabajar en una fabrica de granos y harinas, que Doña Rosalba le comentó que yo podía estar interesado.

El señor decía que la fabrica quedaba en una finca cerca a Piedecuesta, que no era lejos y el ofrecía transporte. Y cuando mi mamá y yo le comentamos que yo estaba estudiando y no tenia mucho tiempo, él empezó a buscar soluciones. Así que dijo que tan pronto saliera de clases él me recogía en la casa después de almorzar y me llevaría a trabajar, luego nuevamente me traería a la casa.

Para mi mamá todo era algo extraño, porque Doña Rosalba, una prima de mi papá que también tiene un hijo, era la que había hablado con el señor antes y ella le dijo que, si se animaba a dejarme ir, yo me iba junto con el hijo de ella el cual estaba terminando el colegio.

̶ Me gustaría ir a conocer la fábrica. ̶ dijo mi mamá ̶  

pero el señor le respondió que por ahora no podía porque primero debía llevarnos a firmar unos papeles y hacernos unos exámenes, que en eso no nos demorábamos mucho, que solo nos llevaba a mi y al otro muchacho mientras firmábamos y que nos traía rápido para que al día siguiente empezáramos a trabajar y que mi mamá sí pudiera ir a conocer el lugar.

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