Encabezado: La verdadera motivación Gusto y obligación: Dos realidades tras la lectura
David Andres PerezTrabajo10 de Diciembre de 2021
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Encabezado: La verdadera motivación
Gusto y obligación: Dos realidades tras la lectura
David Andrés Pérez García
Cód.: 2052010895
Alejandro Arango Agudelo
Textos y Discursos Medio
Universidad de Caldas
Artes y Humanidades
Programa de lingüística y literatura
18 julio de 2021
Nos damos cuenta que la lectura es un tema controversial cuando incluso nosotros mismos tenemos problemas alrededor de esta. No hay ningún ser humano que no haya dudado si leer esto o lo otro, de leerlo hoy o mañana, incluso cuestionarse si siquiera le apetece leer. Es por esto que el problema a tratar durante este ensayo, es la razón por la que leemos, si decidimos leer un libro por elección o por obligación, siendo este último caso el más demostrable estadísticamente hablando y el que más dificultades causa en muchos de los aspectos que rodean la lectura: la producción de libros, el costo de estos, el público al que va dirigido, el contexto social y el desarrollo individual.
Es necesario también, estudiar este hecho a partir de las comparaciones con otros contextos, cómo se desarrolla dicho evento en distintos países y según los sectores sociales. En este sentido, se pretende dar la explicación mediante datos, para responder a la pregunta ¿es más provechosa y útil la lectura obligatoria o por elección? siendo obligatoria en espacios académicos, y por medio de regalos cuando se coacciona a alguien para leer el libro regalado.
Para lo anterior, primero es necesario presentar el estado de nuestro contexto alrededor de la lectura y la producción de libros.
Según la revista Forbes, el país que más produce libros anualmente es China con 340.000 y la lista de quienes lideran esta industria, sigue bajando muchos puestos hasta llegar a Colombia, con una producción de 39.000 libros anuales. Al ver esta estadística queda claro que es una cifra relativamente baja respecto a las anteriores, pero podría satisfacer a los pocos lectores que hay en nuestro país, pero el problema radica en ese último planteamiento, los pocos lectores que hay en Colombia.
Los colombianos leen 2,7 libros al año mientras que, de manera global, la cifra es de 5 ejemplares anuales. La razón por la cual esta práctica no hace parte de nosotros como si sucede en otros países, es entre muchas razones, por falta de interés hacia la lectura, falta de tiempo, búsqueda de alternativas para leer lo mismo en menos cantidad y falta de dinero.
Si hablamos del siguiente indicador, otra de las causas para no leer es la falta de dinero y el alto costo de los libros, pues si son libros originales, su precio puede depender del título, la editorial y el contenido. Pueden variar entre 50.000 y hasta 500.000 pesos aproximadamente, y esto, teniendo en cuenta que el 42,5% de personas en Colombia se encuentran en condición de pobreza. A pesar de haber otras alternativas como los libros online, estos pueden resultar problemáticos para quienes no manejan la tecnología y quienes prefieren leer en físico. De no poder obtener el libro que se necesita de manera original, se buscan copias o falsificaciones, y aquí entra la contradicción moral y se desprende otra problemática para los escritores y todos los que trabajan tras la producción de los libros que estarían perdiendo ingresos tras esto.
En términos generales, el público al que va dirigido un libro, es al culto o al académico y quienes hacen parte de esas clasificaciones son los estudiantes de colegios públicos o privados, que son 9´395.018 jóvenes, estudiantes universitarios 2´408.041 y profesionales, el 11,3% de la población total. En estas estadísticas no entran los analfabetos con una tasa del 5,24% y aquellos que prefieren no leer.
El argumento a presentar aquí es que la motivación para leer es mucho más alta si es de escogencia individual que si se trata de una obligación de cualquier tipo, pues como muchos dicen, toda biblioteca personal es un proyecto de lectura, y todo proyecto exitoso se forma en base a gustos y elecciones, más allá de imposiciones. Un gran problema alrededor de esto es cuando se regalan libros y se concibe tal hecho como una obligación a la que hay que responder, quien dio el regalo se mantiene al pendiente que se cumpla su objetivo inicial, y el otro siente la necesidad de leerlo aceleradamente para responder a este llamado y no fallar en el intento, pero esto lo expresa mejor Gabriel Zaid al decir que “El aforismo tiene ese dejo melancólico, más allá de su verdad cuantitativa, porque remueve los sentimientos de culpa que nos da nuestra finitud frente a las tareas infinitas que exige el imperativo de haber leído todo” (Zaid, 2010)
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