Literatura: “¿Monstruo?... nada mas alejado de la realidad”
Reiko-SamaTarea6 de Febrero de 2017
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Universidad Autónoma de Nuevo León.
Preparatoria N°3
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Portafolio, Etapa 1, “El cuento”
Literatura: “¿Monstruo?... nada mas alejado de la realidad”
Maestro: Osvaldo Benavides. Alumno: Gabriela A. Hernández Espinosa.
Monterrey, Nuevo León. Grupo: 318.
26/septiembre/2016 Matricula: 1814234.
///Flash Back///
En una pequeña aldea se gozaba un ambiente de alegría, los aldeanos celebraban la caída de ese “terrible” ser al que por años habían temido.
- Mamá - Llamo un niño de unos 8 años, castaño, de piel clara y ojos jade, a su madre jalando suavemente de su delantal - ¿Qué es eso? - Pregunto apuntando hacia una especie de altar, donde se encontraba un extraño objeto parecido a una cabeza humana, pero con serpientes en lugar de cabellos, además de que sus ojos estaban vendados.
- Es un monstruo, un ser muy horrible, pero no te preocupes, un señor muy valiente se encargo de que ya no nos moleste mas- Le contesto alegre su madre.
- Pero… a mí nunca me ha molestado ningún monstruo - Menciono extrañado.
- Dylan, los monstruos son muy peligrosos, podrían hacerte daño, nunca te acerques a uno, ¿de acuerdo? - Sonrió satisfecha cuando vio a su hijo algo asustado.
///Fin del Flash Back///
Ya han pasado 7 años pero por alguna razón recordar ese momento siempre me deja una sensación de remordimiento, recuerdo que cada vez que le preguntaba a mi madre sobre ese “monstruo”, ella terminaba molestándose conmigo, mis compañeros de clase siempre me molestaban por eso, cada vez que los confrontaba terminaba metiéndome en problemas y mi madre se enojaba mas conmigo, así que para evitarlos me quedaba en la biblioteca, donde conocí a Shiro, el bibliotecario, un hombre alto de tez pálida, cabello rubio, corto y ojos ámbar, es una persona muy amable… Hoy había decidido pasear por el bosque en lugar de ir a la escuela, se que está mal y que mi madre me había dicho que nunca viniera aquí, pero tenía curiosidad.
Ya había caminado un gran tramo del bosque, para ser sincero, creo que ya me he alejado demasiado del pueblo, cerca se distinguía una casa algo vieja, se notaba por las enredaderas que crecían en las paredes, pero no por eso dejaba de ser bella, frente a ella había una chica, bajita, muy pálida, de pelo largo hasta la cintura, color blanco y ojos extrañamente rojos, era muy hermosa, perecía regar unas plantas que crecían cerca de la casa, di un paso para acercarme a ella, pisando una ramita de árbol lo que llamo su atención. Cuando me vio parecía muy asustada, intento correr hacia dentro de la casa, pero tropezó, cayó al suelo cubriéndose la cabeza – ¡Vete!- Me grito aterrada - ¡si m-me miras a los ojos te convertirás en piedra! - Esto último lo dijo intentando creerse a sí misma.
- Tranquilízate, no pienso dañarte - Le mencione, acercándome lentamente, le tendí mi mano para que se levantara, la chica miro mi mano algo desconfiada y luego me miro a mi fijamente, con curiosidad quizás, a decir verdad me estaba poniendo nervioso - …Hm…M-Me llamo Dylan - Le dije en un intento de “romper el hielo” - ¿y tú? – Por un momento me pareció que no me contestaría.
-Victoria…-Para mi suerte lo hizo.
Después de que la ayude a levantarse del suelo, le conté muchas cosas que hacía en la aldea y ella me veía fascinada, luego llego mi turno de saber de ella, le pregunte: ¿en donde estaban sus padres?, me contesto con una mirada triste; que a su madre se la habían arrebatado los humanos. Le pregunte: ¿Qué eres?, me respondió de mejor humor que era la hija de una medusa, recordé la cabeza que habían traído al pueblo aquella vez. Le pregunte: ¿Por qué estás aquí sola?, me respondió algo asustada que su madre le había dicho que era peligroso ir al pueblo y que los humanos podrían lastimarla, recordé lo que me había dicho mi madre en aquel entonces sobre los monstruos. Le pregunte por ultimo: ¿Y qué hay de tu padre? Y me respondió con ojos llorosos que al ser un humano su padre los demás aldeanos lo habían alejado de ella y su madre y que nunca más pudo verlo. Decidí llevarla conmigo a casa, con la promesa de que nunca más seria lastimada por los humanos, gracias a su aspecto humano los aldeanos solo murmuraban cosas sobre su cabello o sus ojos. Cuando llegue a mi casa mi madre nos recibió amablemente, permitiéndole que darse el tiempo que necesite.
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