ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Alfredo Torres es una persona de aproximadamente 40 años


Enviado por   •  2 de Febrero de 2016  •  Reseñas  •  2.667 Palabras (11 Páginas)  •  302 Visitas

Página 1 de 11

Alfredo Torres es una persona de aproximadamente 40 años, se dedica a vender productos médicos a farmacias del área metropolitana de Monterrey. Estuvo casado con Elena López, con quién procreo a Alejandro y Amelia. Los cuales actualmente tienen 19 y 18 años. A los dos años de casado cometió una infidelidad cuando tuvo trato carnal con Bertha Esquivel a consecuencia de lo cual tuvieron un hijo al que registraron con el nombre de Alberto el cual actualmente tiene también 18 años. Descubierta la infidelidad, Elena López solicitó y obtuvo el divorcio.

Firmado el convenio de divorcio se estableció que Alfredo entregaría a su exesposa una cantidad mensual de dinero para la manutención de Alejandro y Amelia hasta que éstos llegaran a la edad de 18 años.

Alejandro está trabajando y aceptó que la obligación de la entrega de dinero para su manutención llegó a su fin. En cambio Amelia piensa seguir su carrera universitaria y exige a su padre que la siga manteniendo hasta que termine la carrera de psicología, aproximadamente al llegar a los 23 años.

Alberto está estudiando la carrera de contaduría apoyado económicamente por su padre.

A Alfredo se le diagnosticó cáncer en la próstata y le van a aplicar un tratamiento que amerita gastos elevados.

Al momento de aplicarle el primer tratamiento, Elena y sus hijos llegaron a visitar a Alfredo al hospital donde ya estaba en el interior Bertha Esquivel y Alfredo. Tuvieron una discusión muy fuerte y el médico de guardia les pidió a Elena y sus hijos que se mantuvieran en la sala de espera.

Alfredo se sentía tan culpable después de ver y escuchar dicha discusión, le pidió a Bertha que saliera del lugar donde se encontraba, tan pronto como salió, Alfredo meditaba y pensaba que daño había hecho a esas personas, se preguntaba qué era lo correcto, estaba confundido, estaba claro que el hijo que tuvo con el Bertha no era culpable, sus hijos con Elena tampoco lo eran, pero que estaba pasando para que todos se sintieran disgustados y molestos.

Las visitas habían terminado durante el día, se les dijo a ambas señoras que volvieran a sus casas, Alfredo no quería ver a nadie, se sentía culpable, triste y confundido. Durante el camino ambas mujeres se encontraron en la puerta de salida del hospital, ambas con una cara de disgusto, de desprecio; se podía notar que ambas mujeres no podían compartir un vínculo estable, y por supuesto sus hijos eran de un mismo hombre.

Elena y Bertha se acercaron lentamente una a la otra, dejando a sus hijos atrás de ellas, tenían que aclarar la situación.

Elena con una postura firme y con el ceño fruncido le pregunto -¿Qué haces tú aquí?-. Bertha era más tranquila, mostraba una actitud estable, pero dependiendo de cómo fuera el comportamiento de Elena, Bertha se comportaría con ella.

-Vengo a ver como se encuentra Alfredo

-No creo que tengas el derecho de estar aquí, después de todo lo que has causado, piensas seguir causando más daño, ¿a mí?  Y ¿a mis hijos?-. Le contesto Elena de forma enojada y desesperada.

-Mi Hijo Alberto tiene derecho de saber cómo se encuentra su padre. Rápidamente Elena reacciono y pregunto -¿No estas contenta de saber que ha arruinado nuestro matrimonio, mi matrimonio con Alfredo?, ¿no estas ya satisfecha con eso?, almenas por una vez en tu vida deja nuestras vidas tranquilas.

Bertha sin palabras, retrocedió un paso, dio media vuelta y se marchó tan rápido que había dejado a su hijo atrás de ella, con lágrimas en los ojos se dirigió a su auto. – ¡Mamá!, ¿Qué te ocurre?, ¿Está todo bien?-. Bertha no dirigió ni una sola palabra en todo el camino. Llegando a su casa fue directo a su habitación dejando a su hijo con duda de que había ocurrido entre ella y Elena. Esa misma noche Bertha reflexionaba si realmente había hecho un daño al matrimonio de Alfredo y Elena, como le afecto a su propio hijo Alberto, podía sentir la culpa y el arrepentimiento.

La enfermera se dirigió con Alfredo, le dio los buenos días y le preguntaba por su salud, el paciente se veía agotado y desahuciado había estado pensando toda la noche sobre la discusión de Elena y Bertha. Antes de salir de la habitación donde se encontraba la enfermera le dijo -¿Tu esposa se encuentra aquí, quieres que la deje pasar? -. Confundido, acepto moviendo la cabeza que entrara aquella mujer

Tan pronto como acepto Bertha entro a la habitación, preocupada por el padre de su hijo, pregunto -¿Cómo te encuentras? Alfredo la miraba fijamente a los ojos y contesto –No es mi enfermedad por la cual me siento así, sino que he causado un gran daño a personas que no tenían culpa alguna. Bertha bajo su cabeza y suspiro, tan pronto como iba a contestar, Alfredo continuo hablando, aun no terminaba.

-Sabes Bertha, lo he pensado, no es sano, no lo es. Alberto no debió pasar por eso, quizá no debió pasar esto, realmente me arrepiento de lastimar a mis hijos, lastime a mi esposa y es algo que no puedo perdonarme ahora, le he hecho mucho daño y sé que viviré con el arrepentimiento lo que me resta de vida, perder el amor de mi vida, perder los mejores momentos por un capricho, es algo de la cual estoy arrepentido.- Bertha no sabía que decir la hacía sentir más culpable, tal vez Elena tenía razón, tal vez siempre la tuvo. –Pero sabes Bertha, Alberto fue una bendición, lo he visto, lo vi crecer y yo he aprendido de él, por lo tanto a ti como persona, como mujer, te pido una enorme disculpa, perdóname, enserio espero que me perdones, tu sabes lo que se siente perder el amor de tu vida, lo viviste a tu propia experiencia y lamento que en ese tiempo no hayas podido llegar al periodo de maternidad. Nunca fue mi intención hacerte daño-. Bertha con la boca abierta y tartamudeando lo que quería decir, interrumpió.- Espera Alfredo, yo tamb…-. Espera Bertha, espera. Eres una magnifica persona, una hermosa e inteligente mujer, siempre has sabido salir adelante y es digno de admirarse, de hecho lo hago. Todo este tiempo he pensado que te le lastimado y… no creo que pueda seguir así. En verdad lo siento.

-No tienes nada que decir, es verdad, ambos cometimos el error de iniciar una relación dentro de tu matrimonio, estaba consciente de lo que pasaría, sabia cuanto amor sentías por ella, es solo que perder al amor de mi vida tan pronto después de casarme, realmente me afecto mucho, me sentía sola hasta que te conocí, en ese momento fui tan egoísta que no me importo lo que pudiese pasar-. Desesperada y con los ojos llorosos Bertha hablaba como si estuviera desesperad, como si fuese algo que debía decir desde hace tiempo. – También he vivido con esa culpa, pero es cierto, Alberto fue una enorme bendición para mí, toda mi vida anhele con tener un hijo y tú me lo has dado, sé que jamás estuviste con él, jamás estuviste con nosotros, yo no podía mentirle a él, no podía, por eso él lo supo con tiempo, sabía de esta situación para que no viviera confundido, triste y deprimido, y por eso yo estoy agradecida contigo. De mi parte te perdono y solo espero que tú puedas hacerlo conmigo.

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (15.4 Kb)   pdf (125.8 Kb)   docx (14.8 Kb)  
Leer 10 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com