Análisis critico del cuento “la mía era una puerta fácil de abrir”
Avril GarciaEnsayo17 de Marzo de 2023
990 Palabras (4 Páginas)2.914 Visitas
[pic 1]
Análisis crítico del cuento “La mía era una puerta fácil de abrir”
Por Avril Sofia Garcia – Estudiante de Literatura Virtual UNAB
La mía era una puerta fácil de abrir de la escritora salvadoreña, Claudia Hernández, es un cuento corto que nos narra en primera persona la experiencia de un inmigrante al mudarse a un apartamento con una cerradura defectuosa. A lo largo del cuento es evidente la soledad que vive el protagonista, excusando la invasión de su privacidad con pretextos irracionales en una circunstancia descabellada y deprimente. El análisis propuesto se basará en recopilar las avenidas de sentido (lexías) que tuvieron un significado impactante en mi lectura y como estas me guiaron para comprender con profundidad el mensaje que nos transmite este relato: La soledad del inmigrante.
Emigrar es una decisión que toman millones de personas diariamente con el fin de marcharse a un país diferente al país de su origen. Existen muchas razones detrás de esa decisión, y cualquiera que sea la razón, todo inmigrante vivirá una experiencia en común al inicio de esa nueva vida en un lugar diferente: La soledad. El sentirnos solos en un lugar nuevo es inevitable, tal vez no tengamos a alguien conocido para buscar apoyo o que aún no dominemos el idioma que hablan en nuestro nuevo hogar. Es fácil sentirnos solos cuando somos tan diferentes del resto.
La primera lexía escogida es, desde luego, el título: “La mía era una puerta fácil de abrir.” Al leer esta declaración, me encontré con la vulnerabilidad. Una puerta fácil de abrir manifiesta la vulnerabilidad de quien se encuentra adentro, y no hay forma de protegerse si un enemigo intenta hacernos daño porque la puerta les dejará entrar sin problema. Es un estado de inseguridad y exposición. Esta puerta no era solamente una declaración física de la nueva vida del protagonista, sino también metafórica. Al encontrarse así mismo en un lugar nuevo y desconocido, su vulnerabilidad era mucho más presente que la del resto. La incertidumbre del cambio se representaba a su vez en su nuevo hogar como una puerta que le podría dar la bienvenida al peligro sin dudarlo.
Sin embargo, al continuar leyendo es notable el hecho de que el mismo protagonista es ajeno o ignora la posibilidad de recibir daño alguno por no tener un cerrojo en su puerta. Él relata que, aunque podría haber pasado algo malo, todas las personas que entraban en su apartamento eran amables y no lo molestaban. Además de eso, el conserje le colaboraba con escribir el nombre de quienes entraban y salían de su casa, así podría decirle a la policía si algo pasaba. Pero es con la segunda lexía, donde se expresa discretamente la verdadera razón de porque no le molestaba el constante abuso a su privacidad: “Como recién me había mudado a esta urbe y aún no había adoptado la costumbre local de estar solo, agradecí las visitas y hasta lamenté que ni una se quedara a pasar la noche conmigo.” (Hernández, p.1) Él se sentía solo.
Su deseo por la compañía era mucho más grande que el miedo a que alguien malo entrara. Es común que al llegar a un nuevo lugar queramos ser aceptados, y las pequeñas muestras de “cariño” que él recibía de parte de esos extraños le regalan una pizca de validación en ese nuevo y solitario mundo que era su nueva vida. En la tercera lexía es más evidente su alegría al ser aceptado por sus intrusos: “Por eso quizás era que todo era elogios para mí. De acuerdo con el conserje, era el inquilino del siete izquierda más popular que alguna vez había tenido el edificio” (Hernández, p.2) Él estaba orgulloso de ser querido, y ese orgullo le permitía no sentirse tan solo.
Sin embargo, esa burbuja fue pronto rota y nos enteramos que terminó mudándose a otro apartamento. Todo esto sucedió después de que una niña, su vecina, sobrepasó sus límites al encontrarla hurgando en sus cajones luego de verla jugar con sus figuras de escala. El protagonista se enfureció y corrió a buscar ayuda con la amiga de la niña, pero esta se negó y la realidad cayó como agua fría: “Desesperado, bajé a buscar la ayuda de su amiguita, quien respondió que su madre no estaba en casa y no tenía ella permiso para subir sola mientras estuviera yo en el apartamento porque no podía saberse qué clase de gente podría resultar, puesto que venía de un país que no sabían ellas ubicar en el mapa” (Hernández, p.2) En esta lexía se nos da a conocer que su fama no era apreciada por todos, y debido al hecho de que él era un inmigrante y los prejuicios que tenían otros de él seguían presentes incluso si los extraños eran queridos con él.
...