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Breve historia de la literatura argentina


Enviado por   •  5 de Mayo de 2025  •  Resumen  •  7.567 Palabras (31 Páginas)  •  23 Visitas

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Pietro Martin - Breve Historia de la Literatura Argentina. Cap 6.

La revolución modernista

Rubén Darío llega a Buenos Aires en 1893 como cónsul de Colombia tras haber revolucionado la poesía hispanoamericana con Azul… (1888), obra que ya circulaba con entusiasmo y reservas en las élites porteñas. Su formación periodística en Chile, inspirada por los cronistas de La Nación (Groussac, Martí, Estrada), le permite dominar el oficio con una prosa novedosa que introduce el “galicismo mental” en el español rioplatense. La presencia de Darío en los cafés y redacciones porteñas —Aue’s Keller, La Helvética, el escritorio de Payró en La Nación— lo convierte en el punto de confluencia de corrientes positivistas, realistas, anarquistas y decadentes, generando un “choque de fuerzas” que sincroniza la literatura argentina con las vanguardias europeas .

La estancia de Darío en Buenos Aires no se limita a sus cinco años iniciales (1893–1898) sino que forma parte de un proceso de larga duración (1886 hasta bien entrado el siglo XX) mediante el cual el Modernismo se instala como motor de innovación poética y estética. Su labor de difusión incluye colaboraciones en La Revista de América (1894) y El Mercurio de América (1898–1900), donde impulsa el “pensamiento de la innovación” junto al respeto por la tradición, contribuyendo así a la transformación gradual de la literatura hispanoamericana.

Los raros y Prosas profanas, de Rubén Darío

En 1896 Darío recopila en Los raros diecinueve ensayos sobre autores “extravagantes” —Poe, Verlaine, Moréas, Ibsen, Lautréamont, Martí—, defendiendo que la rareza no equivale a decadencia y subrayando que cada figura es única en sus motivos. Agotado en dos semanas, el volumen provoca debates entre elogios y reparos, destacándose la crítica severa de Groussac que, paradójicamente, aumenta su fama.

Al año siguiente, Prosas profanas (primera edición porteña, diciembre 1896) presenta treinta y dos poemas escritos “al correr de la pluma” en cafés y redacciones. Darío libera el verso castellano de las rígidas cláusulas métricas al introducir el eneasílabo francés, eliminar cesuras y redefinir acentos, logrando un lenguaje más suave, musical y simbólico. Obras como “Sonatina” y “Coloquio de los Centauros” encapsulan este tránsito entre lo viejo y lo nuevo, imponiendo un avant‑garde poético que transformó la métrica española.

Revistas, manifiestos y polémicas

Entre 1894 y 1900 surgen en Buenos Aires varias revistas modernistas:

  • La Revista de América (1894), coeditada por Darío y Jaimes Freyre, difunde prosas y traducciones, y sitúa la juventud latinoamericana a los “Santos Lugares del Arte”.
  • El Mercurio de América (1898–1900) agrupa a Darío, Lugones, Ingenieros, Berisso y otros en 17 números de militancia estética.
  • La Biblioteca (1896–1898), bajo Groussac, publica “Coloquio de los Centauros” y “La Voz contra la roca”, articulando un espacio donde modernismo y crítica coexisten.

Estos órganos visibilizan manifiestos como el prólogo a Prosas profanas y “Los colores del estandarte”, y alimentan la gran controversia del Ateneo (tradición vs. innovación, hispanismo vs. cosmopolitismo) que marcará el debate intelectual porteño.

Las montañas del oro y Los crepúsculos del jardín, de Leopoldo Lugones

Leopoldo Lugones irrumpe en el Ateneo en 1892 y poco después publica Las montañas del oro (1893), donde ya se advierte su audacia formal y su deuda con Darío, Hugo o Whitman. En Los crepúsculos del jardín (1905) consolida su virtuosismo retórico —encabalgamientos, metáforas exóticas, rimas sorprendentes— aunque mantiene una voz aún permeada por modelos europeos. Críticos como Holmberg lo aplauden como “nota vibrante” de la poesía argentina, mientras otros lo tildan de decadente.

Lunario sentimental

Publicada en 1909, esta obra monográfica sobre la luna adopta el modelo de Laforgue y lo adapta a un proyecto práctico: Lugones redefine la poesía como utilidad social, promueve la rima como antídoto al lugar común y explota la capacidad del idioma para generar hasta seiscientas sonoridades distintas. El prólogo establece la visión de la poesía como “campo de pruebas del lenguaje”, y su ambicioso uso de sesenta y nueve rimas en “A mis cretinos” ejemplifica tanto su destreza técnica como su desapego expresivo.

La prosa modernista de Enrique Larreta y Atilio Chiáppori

En 1896 Enrique Larreta estrena en La Biblioteca su nouvelle “Artemis”, culminando en la novela La gloria de don Ramiro (1908), donde la sinestesia y el exotismo modernista sirven para articular una historia en tiempos de Felipe II que, pese a su éxito, revela la tensión entre prosa decorativa y contenido histórico. Atilio Chiáppori, en Borderland (1907), explora personajes neuróticos con influencias simbolistas y ocultistas, combinando el relato fantástico con un virtuosismo elegante y sensual.

La prosa discipular de Manuel Mujica Lainez

Manuel Mujica Lainez, iniciado en 1927 con poesía modernista, publica en 1938 Don Galaz de Buenos Aires, novela que desmitifica próceres mediante escenas cotidianas. Sus colecciones Aquí vivieron y Misteriosa Buenos Aires narran cuatro siglos de historia porteña, conjugando arqueología literaria y ficción fantástica, consolidando así la última gran fase de la estética modernista en Argentina.

Capítulo 7

La poesía postmodernista

Federico de Onís introduce en 1934 el término “postmodernismo” para describir a la generación que sucede al Modernismo y precede a las vanguardias. Lejos de constituir una escuela, reúne voces como Evaristo Carriego, Enrique Banchs, Baldomero Fernández Moreno y Alfonsina Storni, unidas retrospectivamente por su reacción al exceso modernista. Su estética se caracteriza por un “despojamiento” de la retórica: se abandona el ornamento en favor de la sencillez, el interiorismo confesional y el realismo urbano. Mantienen, eso sí, el pulso melódico del Modernismo, pero renuncian a sus malabarismos métricos y a sus paisajes exóticos. Sus versos—“Setenta balcones…”, “Tú me quieres alba…”, “La costurerita…”—perviven en la memoria colectiva de varias generaciones.

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