Clonación

-¡Tequila!- Gritó Celia con entusiasmo.- Ahora sí que nos divertiremos.- Ambas nos reíamos y gritábamos de la emoción, la noche sería entretenida.

Aparté los pies de la mesita y deje que ella pusiera los dos vasos y empecé a llenarlos.

-Ahora necesitamos limón y sal- ella me miraba confusa, se notaba que jamás había bebido tequila, yo simplemente sonreí.- Tranquila, no es nada raro.

Cogí un limón y lo corté transversalmente y luego volví a hacer más cortes verticales consiguiendo así unas veinte rebanadas con forma de semicírculo que puse en un bol. Cogí el salero y volví junto a Celia.

-Ahora tienes que prestarme mucha atención. Primero: coges una rodaja de limón- y cogí una rodaja de limón- Segundo: te chupas el dorso de la mano- y chupé el dorso de mi mano- Tercero: echas sal- y eché sal sobre mi mano quedándose adherida por la saliva- y te lo tomas así- chupé la sal, ingerí de un trago el aguardiente y mordí el limón absorbiendo todo el jugo.- Ahh, cómo arde.

-Vale, creo que lo he entendido. Déjame probar.- Ella realizo el mismo procedimiento que había hecho unos segundos antes, y yo sólo la contemplaba idiotizada.- Uf, sí que arde.

Los minutos pasaban, y con él los tragos por nuestras gargantas.

Y así se nos fueron terminando los trozos de limón, corté otro para continuar. Mientras estaba en ello, me debatía en si contarle como se bebía de verdad el tequila o mejor callarme, pero me moría de ganas por beber correctamente el tequila con ella, puesto que era mucho más erótica. En esos momentos no sabía que hacer, mi mente estaba hecha un caos, sabía que ella era lesbiana y que yo la deseaba como nunca he deseado a nadie. Cortaba lentamente el limón para tener tiempo a tomar una decisión, pero cuanto más tiempo pasaba más indecisa estaba. Me di cuenta de que todo dependía de mí, así que decidí intentarlo.

-Tengo… que… con…- En aquellos momentos los nervios se apoderaron de mí, no podía ni hablar.

-¿Estás bien?- Me miró con cara de preocupación.

-A ver, en verdad… El tequila no se toma así.

-¿Entonces cómo?- Me miró con aquella mirada de curiosidad y asombro que me enamoraba más.

-No podemos hacerlo, se necesita un chico…- Ella me miró un tanto confusa, así que decidí explicarme mejor.- Inclina un poco la cabeza, por favor.-Ella me hizo caso, aparte su pelo de su cuello y dubitativamente le pasé la lengua por él.

-¿Qué haces? ¿Pretendes ponerme cachonda?- Dijo riéndose.

Puse un poco de sal por su cuello, cogí una rodaja de limón y le pedí que lo sujetase con los dientes por la parte de la corteza. Cogí el chupito y me repetía a mí misma ‘Venga,

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