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Crisis Ambiental

Marcela010321 de Agosto de 2014

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Globalización y crisis ambielntal:Aunque es frecuente oír que vivimos en un mundo globalizado en el que ya no hay fronteras para el conocimiento (Internet), para los desplazamientos de las personas (facilidad de transporte) y los bienes de consumo (disponemos en nuestra vida cotidiana de objetos que proceden de cualquier parte del planeta). Esto en principio, sólo es cierto para los habitantes de los países desarrollados, y no todos.

La realidad es que el acceso a la información que representa la Red no es ni mucho menos universal, que el libre flujo de personas no implica la aceptación de la llegada de inmigrantes procedentes de países desfavorecidos y que esos bienes de consumo que disfrutamos no sólo están vedados para la mayoría, sino que su uso y abuso implica una creciente presión sobre los recursos del planeta.

Hasta el momento, la globalización se ha desarrollado básicamente en el aspecto económico que implica una libertad total de mercados, el fomento del libre comercio y la eliminación de trabas al flujo de bienes y capitales, en la teoría. Pues en la práctica aún se conservan aranceles y subsidios en los países desarrollados, para hacer frente a llegada de los productos procedentes de los países en vías de desarrollo.

Este fenómeno entendido únicamente como globalización económica supone la perpetuación de un sistema económico que prima la creciente producción y el consumo como manera de mantener la estabilidad de nuestro sistema de vida (el de los países ricos), pero hay que tener en cuenta que el sistema económico no puede desligarse, y aún más, es parte del denominado sistema ecológico.

La energía del sol y el capital terrestre: agua, aire, tierra de labor, biodiversidad, materias primas y fuentes de energía constituyen ese sistema ecológico, junto con los residuos y contaminación que generamos con el uso de esos recursos y que el planeta debe asumir. Por ello cualquier sistema económico que no tenga en cuenta las limitaciones del sistema ecológico, tal y como ha ocurrido hasta ahora, desemboca en una crisis ambiental que se pone de manifiesto por los siguientes problemas ambientales:

• Crecimiento exponencial de la población y concentración de la misma en grandes ciudades, lo que conlleva otros problemas, como la marginalidad, la inseguridad y la pobreza.

• Consumo acelerado de recursos que amenaza con superar la capacidad del sistema ecológico para generarlos.

• Contaminación del aire.

• Aumento de la concentración de gases de efecto invernadero que da lugar al conocido cambio climático (aumento generalizado de las temperaturas, deterioro de las cosechas, sequías, agravamiento de los huracanes y tormentas, propagación de enfermedades, etc.)

• Incremento de la generación de residuos por persona.

• Deterioro generalizado por contaminación de bosques, agua, pesca, etc.

• Aumento del estrés hídrico en todo el planeta.

• Degradación de los suelos por prácticas agrícolas inadecuadas y exceso de pastoreo.

• Destrucción por tala de los bosques.

• Extinción de especies animales y vegetales (pérdida de biodiversidad)

• Agotamiento de la pesca por sobreexplotación.

• Aumento de las diferencias entre los países desarrollados y los que están en vías de desarrollo, con el correspondiente aumento de la pobreza, la inmigración, la marginalidad y la deuda externa.

• Agravamiento de los riesgos naturales, con el aumento de muertos y damnificados, debido a la ocupación masiva de las áreas susceptibles a padecerlos (vegas de los ríos, por ejemplo)Ante las dimensiones que cobra esta situación de crisis ambiental se propone como solución viable un modelo que no se identifica con el crecimiento incontrolado, que ha sido lo característico de los países ricos, sino que se basaría en una actividad económica que satisface las necesidades de la generación presente sin afectar a la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades; en esto consistiría lo que se definió como desarrollo sostenible y que en la actualidad tiende a denominarse sostenibilidad, la cual podemos concretar en tres niveles: Sostenibilidad económica, que implica crecimiento industrial y agrícola, aumento del rendimiento financiero, la remuneración de los empleos… Sostenibilidad ecológica que implica aire y agua limpios, preservación del suelo, conservación de los recursos naturales, de la integridad de los ecosistemas y de la diversidad biológica. Sostenibilidad social que implica el beneficio público, la equidad laboral, la participación, el trato digno a los empleados, la preservación de las culturas y la salud de los seres humanos.

Una sociedad sostenible controla su crecimiento económico, la contaminación, la explotación de los recursos y el tamaño de su población para conseguir su mantenimiento en el tiempo y no hipotecar las posibilidades de las generaciones futuras.

En la Cumbre de Río de Janeiro de 1992 se plasmó esta idea en una declaración de principios (Carta de la Tierra) y se concretó en un documento denominado Programa 21, en el que se exponen las estrategias necesarias para conseguir la sostenibilidad en el siglo XXI. Estas estrategias se basarían en una gestión global, sin fronteras ni diferencias entre los países, en erradicar la pobreza, en equiparar la calidad de vida de todas las personas, en gestionar mejor los recursos y la protección de los ecosistemas.Desde la asignatura Ciencias de la Tierra y Medioambientales de 2º de Bachillerato, y en menor medida en la asignatura Energías Renovables y Medio Ambiente de 4º ESO, podemos abordar el tema de la globalización económica a través de su inevitable relación con el deterioro ambiental y las posibles fórmulas para remediarlo. En este sentido los alumnos trabajarían, con diferentes niveles de profundización evidentemente, las características antes mencionadas de la crisis ambiental y de la sostenibilidad. Cuestiones clave, por citar sólo algunas serían: huella ecológica, deslocalización productiva, revolución verde, biopiratería, comercio justo, equidad, factor 4 (producir el doble con la mitad de los recursos), organismos internacionales implicados (FMI, Banco Mundial, OMC ), movimientos antiglobalización Concretando, algunas posibles actividades podrían versar sobre los temas que se indican a continuación. Se trataría de constatar la influencia de la globalización en Asturias (repercusiones medioambientales y posibilidad de alcanzar la sostenibilidad

La globalización significa una extensión del capitalismo y de las relaciones de mercado, supuestamente libre a cada vez más lugares y cada vez más actividades humanas, combinada con fenómenos nuevos como la “deslocalización productiva”, es decir, el uso de componentes y procesos que se llevan a cabo en zonas geográficamente muy distantes para obtener un producto dado. La deslocalización productiva aumenta las necesidades de transporte y estimula la producción de todo tipo de mercancías, lo que, en igualdad de condiciones, representa un mayor uso de energía y recursos, lo que comporta un mayor deterioro medioambiental (MENOTTI y SOBHANI, 1999). El crecimiento del comercio internacional, muy superior al de la economía en su conjunto, produce efectos similares. Además de estas relaciones obvias entre globalización y medio ambiente, aquélla está influyendo indirectamente en la degradación ambiental de dos maneras:- Por el debilitamiento de las normas ambientales ante la preeminencia del libre comercio, consagrada en los acuerdos de la OMC. Los conflictos entre normas ambientales y libre comercio se han saldado en su casi totalidad hasta la fecha en resonantes derrotas a favor del segundo. (RETALLACK 1997).- Por la competencia internacional que el paradigma del libre comercio provoca, que hace que se sacrifiquen normas ambientales, aunque no lo demande la OMC, en aras de la competitividad, y para atraer a empresas multinacionales, aunque éstas provoquen fuertes impactos ambientales.

Mander(128) se refiere a los absurdos argumentos de los que abogan por la globalización económica, que alegan que en el largo plazo ésta aumenta la protección ambiental:

Su teoría consiste en que a medida que los países se globalizan, a menudo explotando recursos como bosques, minerales, petróleo, carbón, peces, vida silvestre y agua, su mayor riqueza les permitirá salvar más porciones de naturaleza de posibles estragos, y además les permitirá introducir elementos técnicos para mitigar los impactos ambientales negativos derivados de su propia producción aumentada. Sin embargo, existen fuertes evidencias de que cuando los países aumentan sus aparentes ganancias dentro de una economía global, la mayor parte de ellas va a las corporaciones globales, que tienen pocos incentivos para volver sus beneficios hacia la protección ambiental. En vez de hacerlo, arrastran al país a una explotación aún mayor, o simplemente se guardan el dinero y escapan rápidamente del país. Tal es la conducta corporativa normal dentro de una economía global.

La idea de globalización como una suerte de estrategia ambiental es totalmente ridícula. Pero el asunto es aún más serio de lo que parece a primera vista. En el hecho, la propia globalización económica - las mismas ideologías y estructuras que la dirigen - se opone intrínsecamente a la supervivencia de la naturaleza. Ni los acuerdos ambientales laterales, ni los controles de contaminación, ni las tecno-soluciones podrán mitigar los daños inherentes a una economía globalizada, con sus modelos de producción orientados hacia las exportaciones; los problemas están integrados dentro del diseño.

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