Crónica Cerro San Cristobal
Enviado por Danna0818 • 30 de Enero de 2014 • 648 Palabras (3 Páginas) • 391 Visitas
Inseguridad y hurtos.
DELICUENTES APROVECHAN EL DEPORTE PARA HACER DE LAS SUYAS.
La seguridad está siendo totalmente vulnerada.
“Él decidió adelantarse del grupo, pues tiene mejor rendimiento físico que nosotros y cuando lo encontramos nos contó lo que sucedió…” Francisco Gonzales, amigo del afectado.
Por Daniela Salgado y Danna Navarrete.
Jacobo Amaya de 23 años, estudiante universitario de 4 año en Economía, es una de las tantas personas amantes al deporte y al acondicionamiento físico. Todos los viernes como es de costumbre, sube al Cerro San Cristóbal en bicicleta acompañado de un grupo de amigos.
“Él decidió adelantarse del grupo, pues tiene mejor rendimiento físico que nosotros y cuando lo encontramos nos contó lo que sucedió…” El día 10 de agosto del 2012, Jacobo se levantó y tomó un desayuno balanceado para su rutina de deporte. Salió de su casa cerca de las 8:20 am para encontrarse con sus compañeros y subir el cerro como estaba planeado.
El día estaba a su favor, pues era una mañana soleada y perfecta para hacer su ejercicio preferido. Subiendo al cerro, sus amigos que apenas estaban iniciando con ésta rutina, se les dificultaba seguir el ritmo de Jacobo, después de unas horas, de muchas paradas y algo cansados llegaron hasta arriba.
Imagen tomada de El Mercurio.
El ciclismo es un deporte que tiene como beneficio la reducción de grasa corporal, la compresión de los niveles de colesterol en la sangre, mayor eficacia del corazón, entre otros. “Esta actividad no es nada fácil, requiere de esfuerzo, dedicación y compromiso” dice Juan Carlos, amigo de Jacobo.
Después de media hora de descanso, hidratarse y refrescarse deciden descender. Comienzan todos juntos en grupo pero unos minutos más tarde, Jacobo prefiere adelantarse dejando a sus amigos atrás.
“No estaba acostumbrado al ritmo que llevaban mis amigos, pues es más lento y lo que quiero es cada vez mejorar mi tiempo subiendo, por eso quise adelantarme”. Comenta Jacobo.
Unos metros más adelante, por el lado de Tapahue, aparece un hombre alto, de cabello oscuro y mal vestido. Se atraviesa en el camino mostrándole un arma de fuego, acorralándolo e intimidándolo para no gritar y así entregarle sus pertenencias, entre esas el celular, el dinero y la bicicleta.
Sin pudor alguno, el ladrón huye en la bicicleta robada, dejando a Jacobo en pánico. Minutos después aparecen sus amigos y lo ven sentado en la cera del andén aun asustado y con rabia de haber sido asaltado.
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