Cuento De Los Derechos Humanos

TODOS SOMOS IGUALES

Había una vez un niño que se llamaba Raúl tenía el cabello claro y los ojos verdes.

Como los padres de Raúl trabajaban desde temprano en las mañanas acompañaban a Raúl a la escuela.

Mamá- Cuídate mucho por favor, pórtate bien y has caso a tus maestros.

Papá- Has lo que dice tu madre, nosotros pasamos por ti en la salida.

Raúl- Si mami, ¡Suerte!

Dentro de la escuela había muchos niños jugando a la pelota, otros armoniosamente platicaban, y otros cuantos corrían jugando a las atrapadas.

Dentro del salón de clases, Raúl se sorprendió porque alado del maestro se encontraba un joven de color.

El maestro los miro y dijo:

-Buenos días muchachos, éste día tenemos un nuevo invitado que ha llegado de muy lejos a estudiar con nosotros, su nombre es Héctor, por favor denle una cordial bienvenida y pasen a tomar sus asientos.

A la hora del recreo, todos los niños se dieron cuenta de que Héctor jugaba muy bien la pelota y, como era de esperarse, Raúl se puso celoso porque el antes era el mejor jugando a la pelota.

Cuando termino el recreo, Raúl se acerco a Héctor y le dijo frente a sus compañeros:

-Yo no sé qué es lo que haces aquí, tú eres muy diferente, tienes otro color de piel, aparte, he leído que del país de dónde vienes todos son unos salvajes, que se pelean por todo y viven como indígenas separados de los blancos.

Héctor se sorprendió de lo que le habían dicho, y corrió lejos de ahí, apenado y triste se sentó en un rincón donde nadie pasara cerca. Héctor lloro y lloro, incluso no entro a las demás clases, se quedo sentado, pensando, en porque no lo podían aceptar.

Cuando acabaron las clases, Raúl esperó a sus padres. Cuando llegaron por él, se subió al coche y les comento a sus padres lo acontecido a su favor:

Raúl- Hoy ha llegado un nuevo compañero, el viene desde Argelia y es de color.

Mamá- Eso es muy lindo, es bueno saber que tienen esas ganas de aprender y salir adelante, al fin de cuentas, todos somos seres humanos y tenemos los mismos derechos.

Padre- Así es, todos tenemos el derecho de estudiar, por ejemplo.

Llegando a la casa Raúl se acostó y se quedo pensando en lo que le había dicho a Héctor y lo que le dijo su madre. “Todos somos seres humanos y tenemos los mismos derechos”.

De tanto pensarlo, Raúl, creyó que la culpa no era suya y el solo dijo, enfrente de todos, que era algo que él había leído.

Y así fue como se quedó profundamente dormido.

Raúl abrió los ojos y vio un entorno muy distinto, gente sufría por no tener que comer, había gente quejándose de sed. Desesperado, Raúl empezó a buscar a su mamá y se sorprendió al ver que la gente que estaba ahí eran conocidos, sus amigos, su maestro, su director, pero todos ellos ya no eran blancos, eran de un color intenso y se hablaban sin ningún desprecio, al contrario, se les veía triste por las condiciones en las que se encontraban, llorando, Raúl se limpio las lagrimas y se exalto al ver que su color de piel ya no era el mismo.

Raúl- ¿Dónde estoy? ¿Qué ha pasado?

???- estamos en Argelia, mi pueblo

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