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Cuentos Comprencion Lectora


Enviado por   •  17 de Noviembre de 2013  •  1.586 Palabras (7 Páginas)  •  257 Visitas

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La zorra con el rabo cortado

En una pradera de las que rodeaban el bosque, una preciosa zorra quedó atrapada en uno de los muchos cepos que había por los alrededores. Para salir ilesa de esa situación y poder seguir disfrutando de la vida, tuvo que dejarse medio rabo en la trampa. Un hecho, que le hizo perder gran parte de su atractivo y que la convirtió en un animal apático, al que le costaba mucho dejarse ver en público.

Cansada de esconderse y tras dar muchas vueltas a la cabeza, se le ocurrió aconsejar a todos los zorros del bosque, que recortaran sus colas de la misma manera que la suya, para que su pequeño defecto no destacara tanto.

Convencida de lo acertado de su plan, convoco a todos sus amigos, para hacerles partícipes de la idea.

-Amigos zorros, tras muchas cavilaciones, he llegado a la conclusión de que tener una cola como la vuestra, tan solo puede traeros problemas. Es por eso que os invito a que todos vosotros toméis mi ejemplo y os la cortéis de esta manera.

Mientras un gran murmullo recorría todos los rincones de la reunión, una zorra más mayor dijo:

-Sería una muy buena idea, si no la contaras ahora que te has quedado sin parte de tu rabo. Porque, si no te hubieras lastimado ¿nos darías esta recomendación?

Moraleja: nunca hagas caso de aquellos que te dan consejos para poder beneficiarse.

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El embustero

Había una vez, un hombre muy enfermo y sin recursos, que desesperado se comprometió a sacrificar la cantidad de cien bueyes a los dioses, si estos le ayudaban a curarse completamente.

Los dioses, a los que siempre les gusta probar a los mortales, decidieron ayudarle y comprobar si era cierto lo que el hombre decía.

Recuperado por completo de sus dolencias y al no tener los animales, ni el suficiente dinero para darles la ofrenda prometida a sus benefactores, fabricó cien bueyes de sebo y los llevó al templo para que fueran sacrificados.

-Oh Dioses, aquí tenéis lo que os había prometido.

Al verse engañados, trazaron un plan para darle una buena lección a este hombre tan embustero. Mientras dormía, se introdujeron en uno de sus sueños, mostrándole una gran bolsa con mil monedad de plata en una playa cercana.

Extasiado ante esa enorme fortuna, se despertó inmediatamente, dirigiéndose todo lo rápido que pudo hasta la playa. Allí, no solo no encontró ninguna bolsa, sino que además fue capturado por unos piratas, que lo vendieron como esclavo en la ciudad más cercana, obteniendo por su venta mil monedas de plata.

Moraleja: aquel que engaña a la personas, siempre acaba siendo engañado.

El labrador y sus hijos

Tras muchos años de duro trabajo, un viejo labrador, comenzó a notar que sus fuerzas iban mermando cada vez más. Como no quería que sus tierras fueran abandonadas tras su muerte, trazó un plan, para que sus hijos aprendieran a cuidarlas, sin darse cuenta.

Cuando tuvo todo apunto, les llamó hasta su presencia y les anunció:

-Queridos hijos míos, siento que mi fin se está acercando; id a la viña que con tanto amor llevo cultivando todos estos años y buscad aquello que escondí para cuando llegara este día.

Pensando que se trataba de un enorme tesoro, corrieron raudos y veloces al lugar que su padre les había indicado. Allí, cavaron y cavaron durante horas, hasta que no quedaba ni un solo centímetro de tierra sin remover.

A pesar de su empeño y del esfuerzo realizado, no encontraron nada que mereciera la pena vender. Apesadumbrados por el engaño de su padre, se marcharon a su casa, sin sospechar el verdadero propósito de su progenitor.

Meses después, cuando uno de los hermano pasaba por allí, descubrió que todo su trabajo no había sido en balde, ya que la viña estaba llena de apetitosos frutos, con los que pudieron enriquecerse.

Moraleja: El mejor de los tesoros, es el que se consigue con nuestro propio esfuerzo.

La cigarra y la hormiga

Había una vez, una alegre y despreocupada cigarra, a la que le encantaba pasar el verano cantando, sin pensar en nada más. En el lado contrario, se encontraba su vecina, una trabajadora hormiga, que tan solo vivía para trabajar y recolectar comida.

Cansada de ver a la hormiga trabajar, la cigarra le dijo:

-Querida hormiguita ¿Por qué trabajas sin descansar un momento? Siéntate conmigo un rato y disfruta del verano.

-Cigarra imprudente, más te valdría dejar tu pereza a un lado y empezar a acumular comida para el largo invierno que se avecina.

Una advertencia, que la cigarra se tomó a broma y a la que no hizo el menor caso.

Cuando el invierno, hizo acto de presencia, la cigarra se encontró con que nada había previsto para calentarse, ni alimentarse durante esta gélida estación. Muerta de hambre y de frío, recordó a aquella pequeña hormiguita, que

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