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De color modesto-Julio Ramón Ribeyro


Enviado por   •  30 de Abril de 2015  •  Informes  •  1.414 Palabras (6 Páginas)  •  323 Visitas

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De color modesto-Julio Ramón Ribeyro

Un hombre, llamado Alfredo, entra a una fiesta y va directamente al bar bebiéndose así dos vasos de ron y luego, apoyándose en el marco de una puerta, se puso a observar el baile. Casi todo el mundo estaba emparejado, a excepción de tres o cuatro tipos que, como él, rondaban por el bar o fumaban en la terraza un cigarrillo.

Al poco tiempo comenzó a aburrirse y se preguntó para qué había venido allí. Él detestaba las fiestas porque no sabía bailar ni de qué hablar con las muchachas.

Un rato después, cuando Alfredo se encontraba en la terraza, una voz sonó a sus espaldas y, al voltear la cabeza, se encontró con un hombrecillo de corbata plateada, que lo miraba con incredulidad. Éste le pregunto la razón por la cual se encontraba allí y Alfredo le respondió que había venido acompañando a su hermana. Como Alfredo estaba solo el hombrecillo decidió presentarle unas amigas. Lo llevo a una segunda sala, donde se veían algunas muchachas sentadas en un sofá. Una afinidad notoria las había reunido allí: eran feas. Las muchachas lo miraron un memento y luego siguieron conversando. Permaneció un rato ahí, tratando fallidamente de abrir una conversación hasta que el hombrecillo regresó y se lo llevo para que saludase a su hermana por su cumpleaños pero ésta estaba bailando con un cadete. Alfredo se quedó solo otra vez.

Alfredo, olvidado, se acercó una vez más al bar y se dijo a sí mismo que tenía que bailar. Era ya una cuestión de orden moral. Mientras bebía el quinto trago buscó en vano a su hermana entre los concurrentes. Se puso a pensar que ya había pasado la edad de acoplarse en fiestas de adolescentes, por lo cual, trató de ubicar a alguna chica mayor a quien no intimidaran sus modales ni su inteligencia.

Cerca del vestíbulo había tres o cuatro muchachas un poco marchitas. Alfredo se acercó. Al llegar al grupo tuvo una sorpresa: una de las muchachas era una antigua vecina de su infancia, llamada Corina. Ésta lo presento al resto del grupo y entablaron una buena conversación hasta que un hombre blanco, calvo y elegante interrumpió, llamando la atención de todos debido a un paseo a Chosica que habían planeado. El hombre le ofreció que vaya con ellos, así tendrían un carro más, pero Alfredo, enrojecido, le dijo que no tenía carro. El calvo lo miró perplejo, como si acabara de escuchar una cosa absolutamente insólita. Un hombre de veinticinco años que no tuviera carro en Lima podría pasarse como un perfecto imbécil.

El vacío comenzó otra vez. Alfredo se dirigió al bar otra vez y se sirvió un vaso hasta el borde. Cuando se disponía a servirse otro, divisó a su hermana, Elena, y de un salto estuvo a su lado, la cogió del brazo y la invitó a bailar. Elena se desprendió vivamente y lo rechazó porque bailar entre hermanos no era propio y además Alfredo estaba apestando a licor.

A partir de ese momento, Alfredo erró de una sala a otra, exhibiendo su soledad. Bebió más tragos pero le empezó a quemar las entrañas. Fue a la cocina y pidió un vaso de agua. La mucama dejó la puerta entreabierta y se alejó, dando unos pasos de baile. Alfredo observó que en el interior de la cocina, la servidumbre, al mismo tiempo que preparaba el arroz con pato, celebraba, a su manera, una especie de fiesta íntima. Una negra esbelta cantaba y se meneaba con una escoba en los brazos. Alfredo, sin reflexionar, empujó la puerta y penetró en la cocina.

Se acercó a la negra y le dijo vamos a bailar, la negra se rehusó, disforzándose, riéndose, rechazándolo con la mano pero incitándolo con su cuerpo. Cuando estuvo rinconada contra la pared, dejó de menearse. Ella temía que los vieran pero Alfredo insistió hasta que la negra cedió.

Mientras la mucama cerraba la puerta con llave, Alfredo atenazó a la negra y comenzó a bailar. En ese momento se dio cuenta que bailaba bien, quizá por ese sentido del ritmo que el alcohol da. Bailaron muchas piezas y el resto de la servidumbre hacía de vez en cuando comentarios graciosos. Alfredo observó una mampara al fondo de la cocina que daba al jardín. Decidió

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