Desarrollo.

Desarrollo

A continuación se presenta como el poder de la programación televisiva puede llegar a dominar a ciertas personas en ciertos aspectos. La mayoría de las personas desean tener al menos un aparato de televisión. Esto no está del todo mal pues a través de la televisión obtenemos entretenimiento, información y comunicación. Desde hace muchos años se han venido estudiando los efectos que causa la televisión en las personas y lamentablemente, este aparato (llamado también la “caja de idiotas”) posee más efectos de carácter negativo que de carácter positivo. Vilches (1993) “los adultos utilizan la televisión a falta de compañía para no sentirse solos”. Estos efectos recaen de forma particular en los aspectos del aprendizaje, las actitudes y la conducta de las personas.

El pensamiento de Blass (2008) a los aspectos psicológicos era que “lo que esto nos dice de la naturaleza humana es que somos propensos a obedecer órdenes de aquellas personas que creemos que están en su derecho de decirnos lo que tenemos que hacer”. Unos estudios han demostrado que las personas que ven televisión dedican menos tiempo a la lectura y además tienen mayor dificultad para comprender lo que leen. Rodríguez (1992) comentó “los padres usan la televisión como medio para tener a sus hijos entretenidos y así no ocuparse de ellos por lo que muchos niños ven la televisión solos lo cual es perjudicial ya que nadie le restringe la programación”.

La televisión promueve las narraciones fantásticas y falsas en los niños quienes son muy sensibles al estímulo televisivo, de tal manera que les hace crear relatos que no son reales y es donde los niños gastan la mayoría de su atención. Hayes y Casey (1992) afirmaron que “los niños preescolares entienden muy poco de las emociones y motivaciones de los personajes y responden a los aspectos más llamativos”.

En el 1986 hicieron unas series de estudios para comparar la cultura de cinco países para saber cómo les afectaba a los niños la violencia televisiva. Afirmaron “un niño israelí puede ver una o dos horas a la semana y un niño estadounidense la pueden ver hasta más de veinte horas a la semana y todas se caracterizan en temas y actos violentos” Huesmann y Eron (1986). La Asociación Psicológica Americana (2006) pág 4-6 afirma que “No cabe la menor duda de que cuanta más violencia se ve en televisión, más se toleran las actitudes agresivas y más agresividad se manifiesta”.

Los programas de contenido sexual y violento tienen mucha demanda en todo el mundo. Son los que más mantienen la atención de los telespectadores a base de peleas, matanzas, efectos especiales y sexo. Con relación a las actitudes y hábitos, la mayoría de escenas de la televisión tanto en anuncios como en programaciones específicas se promueve en el espectador (principalmente en niños).

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