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Dramartugia Venezolana


Enviado por   •  18 de Marzo de 2013  •  3.902 Palabras (16 Páginas)  •  327 Visitas

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anorámica de la obra dramática de A. E. Blanco, quien como autor dramático ha recibido muy poca atención, tanto dentro como fuera de su propio país, Venezuela. La ocasión del aniversario de los cien años de su nacimiento en 1998, invita a investigar su poética con el fin de poder apreciar su significación teatral, hasta ahora en las sombras del escenario nacional e internacional. La investigación se concentra en informar sobre su participación en la vida cultural caraqueña desde fines de la primera década del siglo XX, dilucidar la forma como fueron apareciendo más de 34 obras suyas, de las cuales sólo 4 fueron llevadas a escena durante su vida, el hallazgo de sus piezas perdidas recién en 1997, reseñándose las piezas que le han dado mayor proyección. El trabajo concluye con el análisis de los factores que intervienen en la valoración de su poética, los cuales lo sitúan en un plano relevante en la escena nacional de su época, innovador, con obras de carácter poético y popular, con significación continental. Por esto se espera que de ahora en adelante su obra reciba el sitial que merece y su nombre sea reconocido más ampliamente en todo el mundo.

Palabras Claves: Teatro, poesía, historia

La obra literaria de Andrés Eloy Blanco (1896-1955) ha sido muy poco reconocida en su propio país y en el exterior. Esto se debe simplemente a una sola razón, cual es que este poeta combinó parte de su vida intelectual con la acción política contingente, en la cual también fue exitoso y relevante para la historia de su país. Era ésa una época en que, bien por su propia iniciativa o por imperativo de su sociedad, complementaron su rol de intelectuales con la práctica política.

En otras palabras, aquella generación del 18, aparte de su valiosa labor como artistas, también adoptó con un destino creador, todo lo político y combatiente de dictaduras, así como igualmente administrador de la cultura y del poder. Todo esto lo hizo exitosamente A. Eloy Blanco, pero su costo fue el olvido artístico, no gratuito, especialmente el de su valor como autor dramático.

Bastaría sólo con recordar algunos antecedente de su obra dramática para ilustrar esta situación. De alrededor de treinta y cuatro obras suyas conocidas, incluyendo sus guiones cinematográficos y su mal llamado teatro para leer (C. Salas, 1967), sólo cuatro fueron llevadas a escena durante su vida, no muchas más lo han sido después y, aunque su primera obra de teatro se publicó en el mismo año de su estreno, en 1918, no sería sino hasta 1960 cuando aparece publicada parte de su obra dramática, dejando muchas obras fuera de edición. En 1973 se publica erróneamente lo que se consideró en ese entonces sus obras completas, faltando varias de sus piezas dramáticas, y no sería sino hasta 1997, en ocasión del siglo aniversario de su nacimiento, que aparece gracias a Efraín Subero, la que podría ser considerada su poética completa, incluyendo las denominadas piezas inéditas.

Aquí, nuevamente, cabe acentuar el aspecto político de la misma al explicar que muchas de sus piezas fueron escritas encontrándose el autor en prisión, en 1928. En su devenir como político se cuentan innumerables hechos, fundador del Partido Acción Democrática en los años treinta, dos veces concejal por Caracas, diputado hasta 1942, Presidente de la Asamblea Nacional Constituyente en 1946, Canciller del Presidente Rómulo Gallegos en 1948, y el exilio en Cuba y México a partir de 1949, el que duraría hasta su muerte.

Igual podría decirse de su conocimiento fuera de las fronteras de su país. Así, en la Encyclopedia of Latin American Literatura, recientemente editada por Verity Smith (Inglaterra, 1997), no aparece entrada alguna referida a Eloy Blanco, bien como poeta o dramaturgo, como tampoco referido a alguna de sus obras poéticas, dramáticas o políticas.

El recorrido por las páginas del espectáculo teatral en Caracas, a partir de la segunda década del siglo, según las reseñas de Carlos Salas (1967), entrega varias referencias de las actividades que realizaba en los distintos teatros caraqueños, bien fuera para lectura de sus poemas o para participar en actos propiamente teatrales. El 14 de Julio de 1918, parece ser la primera vez que aparece en una programación del Teatro Nacional, al presentarse una velada de arte en homenaje al Día de Francia y a beneficio de la Cruz Roja gala. En la Tercera Parte del programa se estrenó su poema escenificado El huerto de la epopeya, interpretado por un grupo aficionado de siete actrices que encabezaba Ana Julia Rojas. Ese mismo año participa como actor en la pieza Por la patria, adaptación de Leo (Leoncio Martínez) y Luis Roche de la obra Servir, de Henry Lavadeau.

En 1921, aparece como actor en la obra La cena de los Cardenales, de Julio Dantas, en el rol del cardenal y, en 1928, se da cuenta del estreno de El Cristo de las Violetas (escrita en 1925), efectuado por la Compañía de la primera actriz Catalina Barcena, en gira por América, con escenografía del pintor español Burman. En 1929 escribió en la prisión de La Rotunda, El pie de la Virgen, según testimonio del autor. En 1937, en el Teatro Municipal se dio una función a beneficio de la Cruzada Sanitaria en donde, entre otros actos, se estrenó su obra Patria, que mi niña duerme

poesía y dramas

El primero de sus escritos conocidos data de1918 y se titula El huerto de la epopeya, poema escénico dedicado a los caídos en la Legión extranjera francesa. Este poema dramático describe un ambiente de selva, en donde "de las ramas de los árboles prende la monotonía del momento", la presencia alegórica de personajes femeninos que representan a Francia y a diferentes países de América que se encuentran, "Vendrán, Vendrán al fin las hermanas/ Lo se, lo siento: Vendrán/ Un aire de canciones lejanas/ y un brillo de pupilas humanas/ le dicen a mi ser:" Aquí están" (1960a, p.51). Comienzan a aparecer los personajes de Venezuela, Colombia, Perú, Bolivia, Ecuador, entre los que se inicia un diálogo lírico de sus ideales cívicos:

"Hablemos del ensueño de nuestros visionarios; habladme de las que vieron pasar al Soñador.../ Hasta las mismas cumbres que le fueron calvarios,/ redimen. Traigo flores para el Libertador" (p.58).

Al final, aparece una niña vestida de blanco que hace presentir la "llegada de algo divino", que es la Dama de la Cruz Roja con una copa de oro en sus manos: "Aquí está: sangre de todos los pueblos que en el mañana/ formarán la gran familia, que serán la sola hermandad;/ bebed, y con vuestras manos de beber a la hermana,/ porque en este vino santo brinda la Fraternidad..." (p.71).

La proyección de

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