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Ensayo De Troya


Enviado por   •  5 de Noviembre de 2013  •  1.828 Palabras (8 Páginas)  •  482 Visitas

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Troya es una adaptación de la Ilíada de Homero, una de las mejores obras jamás escritas y que hoy, después de siglos, mantiene su carácter intemporal. Tal vez la falta de nuevas ideas en Hollywood obliga a las grandes productoras a volver la vista hacia obras clásicas, conocidas por el público en general y de gran atractivo. Curiosamente las últimas grandes historias épicas no han surgido de ideas originales: Braveheart está basada en hechos reales, de todo el mundo es conocido el libro de Tolkien en el que se basa la saga del Anillo, Gladiator es un remake libre de La Caída del Imperio Romano, Master and Commander surge de una serie de novelas de aventuras...

El encargado de adaptar la obra homérica es David Benioff, que se encargó del guión de The 25th Hour, una película de Spike Lee que gozó de un gran éxito de crítica. Benioff tiene la gran responsabilidad de resumir una obra gigantesca (en todos los aspectos) en tres horas escasas de metraje, darle el protagonismo justo a cada personaje, plantear una trama enorme de una forma clara y seleccionar los momentos clave del libro para conducir la historia.

Benioff resuelve el inconveniente del tiempo recortando la duración de la guerra de 10 años a 15 días, de los que sólo contemplamos 3. Está claro que prolongar la película habría sido contraproducente, aunque el resumen sea brutal. Para ello se ha apartado la parte “Divina” de la obra y se ha centrado tan sólo en los personajes humanos, resaltando los aspectos bélico y romántico. El glosario de personajes es extensísimo y todos tienen importancia en el desarrollo de la historia. En la presentación de los caracteres el guionista intenta ubicar al público, y tira del típico truco de principiante de mencionar el título, cargo y relación antes de nombrar a cada personaje. Lo mejor es que funciona, aunque con un reparto de rostros tan reconocibles tras los papeles podría haberse saltado este paso o haberlo realizado de una manera más sutil.

Sin duda el mayor error del guión, evidentemente condicionado por una decisión de la producción, es el exceso de protagonismo de Aquiles. Aún dejando de lado la obra de Homero, Troya es una obra coral, plagada de personajes importantes en la historia, y condicionarlos a todos para resaltar a uno es un desperdicio. Está claro que no todos van a tener la misma relevancia, pero es que en algún momento uno cree estar contemplando una obra dedicada exclusivamente al personaje encarnado por Brad Pitt. El resto del argumento es irreprochable y los diálogos pasan por momentos geniales (como las conversaciones en la tienda de Aquiles sobre la guerra) y otros de mayor relajación.

Al frente del proyecto se sitúa el director alemán Wolfgang Petersen, cuya carrera ha estado sembrada de éxitos de taquilla y de algún que otro encontronazo con la crítica. Petersen intenta darle un regustillo retro a la película con una dirección clásica. En cambio se sobrepasa en algunos momentos con incomprensibles ralentís en primeros planos y zooms pasados de moda. Bien es cierto que subsana pronto esos errores y asume con firmeza un ritmo adecuado, narrando la historia correctamente. Clava los planos generales en las batallas, diferenciando los bandos y personajes principales entre la meleé, aunque algún frenético movimiento de cámara en los primeros planos del combate sobraba. Salvo algunos escenarios exteriores demasiado sosos (tal vez debido a una apuesta por el realismo) Petersen realiza un buen trabajo como narrador, defendiéndose bien entre semejante número de personajes encarnados por actores de postín.

Al frente de semejante elenco de estrellas se sitúa Brad Pitt, actor de indudable tirón comercial. Pitt es un buen actor, pero tiene en su carrera dos vertientes claramente diferenciadas: la primera se centra en escoger personajes complejos y que intervienen en historias trabajadas, como pueden ser 12 Monos, Seven o El Club de la Lucha, y en menor medida Spy Game o Snatch. Es en estos papeles en los que demuestra todo su talento interpretativo, que no es poco. La otra, y tal vez la que más beneficios palpables le ha reportado (lejos de lo artístico) es la de galán o reclamo publicitario. Muchas han sido las películas que han usado a Pitt como una atractiva cabeza de cartel.

La interpretación de Pitt en Troya no pasará a la historia, pero su presencia ha marcado la película. Su personaje, Aquiles, se convierte en el centro de la historia y en absoluto protagonista de la obra, limitando el tiempo en escena de otros personajes de su mismo calado. Aquiles es en Troya un hombre de acción de tintes superheroicos con fanfarria anunciatoria incluida. Aquiles lidera a sus hombres a través de la batalla, rescata a la chica y luego se la liga sin ninguna dificultad. Es más guapo, más fuerte y más afortunado que sus enemigos. Es un personaje totalmente concupiscente y obcecado, soberbio y prepotente, que se hace aborrecible desde la primera escena. Pitt, sin embargo, le aporta cierta profundidad en algunos momentos, intentando mostrar su ansia de gloria, las contradicciones internas por las que atraviesa y su oculta humanidad. Lástima que el hálito de superioridad que desprende y su look a lo Vigilantes de la Playa no convenza.

Con Aquiles derrochando puntos de carisma, es inevitable fijar la vista en el mejor intérprete de la película: Eric Bana, que consigue sacar lo mejor de su Héctor. Bien es cierto que el personaje es la pura definición de la épica: es un hombre de honor, arrastrado por las decisiones equivocadas que otros toman, un esposo fiel preocupado por su familia, un guerrero temible pero honorable, un gobernante respetado y cargado

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