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Ensayo El Coronel


Enviado por   •  19 de Julio de 2015  •  1.124 Palabras (5 Páginas)  •  207 Visitas

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Introducción

En 1959, dos años después de haber terminado El coronel no tiene quien le escriba, Gabriel García Márquez escribe un ensayo, muy conocido ahora, sobre la novela de la violencia, que estaba en boga en la literatura colombiana en los años cincuenta, para señalar el camino equivocado que seguían muchos de los escritores involucrados en el tema: fijarse más en los muertos que en los vivos (García Márquez, 1997, 562-563). Aunque es discutible la validez de su argumento cuando trata de generalizar la novela de la violencia como “el exhaustivo inventario de los decapitados, los castrados, las mujeres violadas, los senos esparcidos y las tripas sacadas y la descripción minuciosa de la crueldad con que se cometieron esos crímenes” (563), puesto que se observa cierta variedad en las obras clasificadas en esta categoría, su planteamiento nos llama la atención en la medida en que destaca la importancia de incorporar la experiencia de “vivir” en la novela. La severa crítica dirigida a algunas obras de marcada tendencia sádica, como Viento Seco (1953) de Daniel Caicedo, nos enfrenta al hecho de que la descripción de las muertes en la novela no nos muestra cómo es la vida del pueblo colombiano bajo la violencia y, en consecuencia, no nos acerca sino superficialmente a la esencia misma del fenómeno. Para García Márquez, la violencia debe ser tratada desde el lado de los vivos y no de los muertos y, tomando como ejemplo La peste de Albert Camus, argumenta que lo que hay que recrear en la novela no es la lista de los muertos sino el drama de los vivos (1997, 564). El coronel no tiene quien le escriba (El coronel, en adelante), escrito en plena boga de la novela de la violencia, se puede tomar como la práctica del planteamiento implicado en ese ensayo y el intento de mostrar, no precisamente lo que sucedió en la época de la violencia, sino cómo es el vivir en una realidad marcada por la violencia. Partiendo de esta hipótesis, lo que aspiramos realizar en este artículo es proponer una nueva aproximación a El coronel, destacando la importancia de los elementos materiales que componen el “vivir” del protago- 73 Estudios de Literatura Colombiana No. 12, enero-junio, 2003 nista. En los abundantes estudios que se han acumulado sobre El coronel, ha habido varios críticos que encontraron símbolos en algunos objetos materiales como el gallo, el reloj, la carta, etc. Aunque es acertado y lícito señalar la función simbólica de estas pertenencias del coronel, nos damos cuenta de que muy pocos han profundizado su análisis para aclarar la simbología con relación a la visión del autor sobre la violencia. Además, nos parecen problemáticos los estudios que tratan de comprender los símbolos sólo en el estado estático sin considerar el fluir de la vida. Típico ejemplo de esta carencia lo encontramos en la afirmación de que el gallo simboliza la libertad política y la resistencia del pueblo (Marco, 1991, 60)1 o de que representa la esperanza del pueblo (Williams, 1984, 58).2 Esta clase de simplificación, si bien es acertada parcialmente, termina ocultando aspectos más importantes de los objetos simbólicos. Javier Escobar Isaza anota cómo esta forma facilista de interpretar el simbolismo, generalizada especialmente en la enseñanza escolar, ha empobrecido la lectura de El coronel (Escobar, 1991, 16). Nuestro planteamiento para emprender un análisis textual de esta novela consiste en vincular los elementos materiales “simbólicos” con el propósito, manifestado

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