Es bien sabido que el hombre, por su naturaleza, requiere de manera elemental el relacionarse y crear vínculos con otras personas. Desde que empieza el ciclo de vida de un ser humano

LA MADRE

Madeline Beatriz Lozano Gonzalez

2-D

Es bien sabido que el hombre, por su naturaleza, requiere de manera elemental el relacionarse y crear vínculos con otras personas. Desde que empieza el ciclo de vida de un ser humano, rápidamente se le ve rodeado de lazos de otras personas. Claramente el principal y más importante que experimenta es el que se lleva a cabo con la madre , ya que hay demasiado amor de por medio.

Conforme transcurre la vida del individuo, éste irá creando más vínculos, ahora no solo hacia la madre y familia, sino que se extenderá a amigos, conocidos y relaciones amorosas. Mas sin embargo como todo en esta vida, estas relaciones son un ciclo y debido a una razón o motivo, llegará el momento en que dejará de existir.

La madre, de Máximo Gorki,  se siente y experimenta una ausencia enorme en el momento que Pável, hijo de Pelagia –la madre– entra a prisión debido a diversos actos civiles ocurridos. Sin pensarlo, una situación así resulta muy catastrófica para cualquier madre, ya que, de cierto modo, pierde la comunicación, el contacto y hasta la visibilidad de su hijo. Lo primero que ocurre son alteraciones en la persona que más se vio afectada por la pérdida de la otra: “Despertóse Pelagia temblando toda, bañada en sudor, y prestó oído a lo que le pasaba por dentro. Comprobó entonces que su pecho estaba vacío”.^[1] Entonces, como podemos ver, el aspecto sentimental experimenta  un gran impacto en una situación así. Además, sumándole la angustia, miedo, ansiedad, entre otras.

Es en este momento cuando surgen muchas reflexiones sobre lo que pasó y sobre lo que se hará tomando en cuenta el valor de la ausencia. Habrá quienes busquen un “refugio” para pasar o aliviar los males que se les irán presentando debido a su condición, tanto emocional como física. Un medio al cual muchas personas, sino es que la mayoría, recurren es la religión –más si son católicos–, y entonces Pelagia no fue la excepción: ella misma dice, contado a manera de tercera persona por el autor, que “Ya sus ojos le sonreían más seguros, con viva fuerza interior, como si Dios hubiera resucitado verdaderamente”.^[2]

La ausencia de un ser importante genera un gran hueco, sí, pero la reacción es muy distinta. Pelagia primero experimentó una pesadilla que la alteró, pero después se repuso, halló una forma de seguir viendo a su hijo y de seguir adelante con ayuda de su devoción.

En cuestiones amorosas, las cuales son muy usuales, podemos ver que al momento de la separación ambos sienten tristeza: ésta durará en la persona según el valor o el fin que le haya puesto a la relación. En la obra El retrato de Dorian Gray, la decepción es una causa por la cual el joven Dorian se separa de su prometida: “Antes, excitabas mi imaginación, y ahora, ni siquiera consigues despertar mi curiosidad. Me dejas completamente frío. Yo te quería porque eras maravillosa,  porque había en ti genio  y entendimiento”.^[3] Antes el joven Dorian. Él fue aconsejado, tiempo antes, por un amigo íntimo y le dijo lo siguiente: “Hijo mío, no hay mujer genial. Las mujeres son un sexo decorativo. Jamás tienen nada que decir, pero lo dicen deliciosamente. La mujer representa el triunfo de la materia sobre el espíritu...”.^[4] Siendo así, que el joven ya llevaba indicios de un alma corrompida, inmoral y perversa para cuando conoció a la que iba a ser su esposa.

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