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Más Allá Del Bien Y Del Mal En La Naturaleza Del Hombre.


Enviado por   •  25 de Mayo de 2015  •  2.450 Palabras (10 Páginas)  •  430 Visitas

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La existencia del bien y el mal ha sido un tema estudiado desde siempre, los filósofos clásicos hablaban de esta eterna dualidad y decían que sin el mal, el bien no existe y viceversa; también la cultura oriental nos presenta el reconocido ying y yang, símbolo de lo bueno y lo malo en equilibrio, en el génesis de la biblia encontramos el árbol de la ciencia o árbol del bien y del mal, del cual Adán comió el fruto prohibido y provocó la furia de Dios, iniciando así un camino de torturas y de dolor.

Erich Fromm, en su obra: El corazón del hombre, plantea la incógnita: ¿el hombre es bueno o malo por naturaleza?, una proposición muy difícil de responder, pues para ello tendremos que distinguir primero qué es el mal y el bien, lo que ha sido la ocupación de muchos hombres a lo largo de la historia.

Para intentar definir el bien y el mal, es necesario comenzar con su significado etimológico: la palabra bien, de origen griego, que en latín es Bonum, en general, es todo lo que posee valor, precio, dignidad, merito, bajo cualquier titulo que lo posea. Bien, en efecto, es la palabra tradicional para indicar lo que en lenguaje moderno se denomina valor. Al respecto, Platón decía: “…el Bien es lo que da la verdad a los objetos cognoscibles, el poder de conocerlos al hombre, luz y belleza a las cosas, etc. En una palabra, es la fuente de todo ser en el hombre y fuera de él.” (Abad, Juan José, 1996.)

El Bien es comparado por Platón con el Sol, que da a los objetos no sólo la posibilidad de ser vistos, sino también la de generarse, crecer, nutrirse; y lo mismo que el Sol que, a pesar de ser la causa de estas cosas, no es ninguna de ellas, así el Bien es fuente de la verdad, de lo bello, de la cognoscibilidad etc. En cuanto al mal, Aristóteles decía que: “era la ausencia del bien, que no es otra cosa que "la no búsqueda" de la Verdad, la Belleza y la Virtud”. (Jaeger, Werner, 2002)

Entender que es el bien y el mal y decidir si la naturaleza del hombre se inclina por alguna de estas dos maneras de ser, es muy complejo; se puede decir si un objeto es bueno o malo en cuanto a que cumple satisfactoriamente con su función, se puede opinar si un deportista, un médico, un mecánico es bueno o malo en cuanto a que hacen efectivamente su trabajo, pero decir que un hombre es bueno o malo no es fácil debido a que no tiene una función establecida y para determinarlo influyen varios aspectos como la cultura, época, ideas religiosas, costumbres, valores, etc.

El filósofo Fernando Savater, en su libro Ética para Amador, dice que lo bueno es todo aquello que nos conviene y lo malo es lo no conveniente para nosotros y como seres humanos es necesario aprender a distinguir desde la infancia entre lo bueno y lo malo, pero no siempre es sencillo, puesto que hay cosas que nos convienen y a la vez no, pues en ocasiones hay diversos criterios entre lo que debemos hacer.

Establecer qué es bueno y qué es malo puede ser muy subjetivo, todo depende de las circunstancias, por ejemplo: se nos ha enseñado que matar es malo, pero si tenemos que hacerlo para defender nuestra propia vida, sólo porque se nos ha enseñado que es malo matar, ¿no lo haremos?, nuestro instinto de supervivencia nos hará responder y trataremos de defendernos aún si tenemos que matar.

Determinar si el hombre es bueno o malo por naturaleza ha sido tema polémico de la historia, el filósofo inglés, Thomas Hobbes, aseguraba que: “El hombre es malo por naturaleza” y “que la vida en nuestro estado natural, ausente de cualquier gobierno fuerte, es desagradable, brutal y breve, una guerra de todos contra todos” (Abad, Juan José, 1996); pero el inglés John Locke contradecía esta postura: “El hombre es bueno, es la sociedad quien lo ha corrompido” (Abad, Juan José, 1996).

Respecto a la postura de John Locke, Daniel Goleman, el psicólogo norteamericano, dice que el desarrollo de la empatía, la cual se da en la infancia, determinará la compasión que un hombre puede sentir por otro e intentar ayudarlo y establece que las personas que no desarrollaron esta cualidad, es debido al entorno en el que se desarrollaron, es decir, si alguien vive en un ambiente de violencia, su capacidad de empatía será menor, sin embargo, el ser humano tiene la capacidad de adaptarse al medio en que se desarrolla, para sobrevivir, por lo que si un hombre vive en circunstancias violentas, el hombre tenderá a ser violento como acto de supervivencia.

Lo anterior nos dice que; la naturaleza nos provee de una capacidad para preocuparnos por los otros, son las circunstancias de la vida y la sociedad las que determinan nuestro nivel de violencia. Puesto que el hombre es un ser producto de su cultura, contexto social, situaciones vivenciales, etc., es decir, la naturaleza buena o mala del hombre dependerá de la forma de vida que lleve, el hombre nace y después se hace bueno o malo.

En la película “La ley de Herodes”, puede verse como el personaje principal: Juan Vargas, es un hombre con la intención de lograr bienestar a la comunidad a la que llega e inicia su trabajo de la forma más honesta posible y las circunstancias y la gente que le rodea, hacen que su concepción de bien se modifique adecuando, incluso las leyes a su propio beneficio, siempre su actos corruptos los justifica diciendo que no es malo lo que hace, sólo es en el nombre del bienestar del pueblo y del país.

En el personaje de esta película, se percibe claramente cómo el hombre va adquiriendo vicios y malicia como respuesta a las circunstancias que le envuelven y que su instinto de supervivencia le hace cometer infinidad de crímenes, estableciendo la “Ley de Herodes: El que no tranza, no avanza”

¿Qué es lo que hace que un hombre tenga tendencia hacia el bien o el mal? Pueden ser varias las razones, por ejemplo, durante mucho tiempo, la educación religiosa nos ha instruido con la idea de que el hombre es malo por naturaleza, pues cada individuo nace con la marca del mal: el pecado original y la forma de imponer el bien es mediante el bautizo.

El hombre ha regulado su conducta según las medidas religiosas, éticas o sociales. Durante la Edad Media, el hombre actuaba según la norma religiosa, buscaba ser bueno pues al final de la vida encontraría su recompensa en el cielo y por el contrario, si se inclinaba hacia el mal, su vida eterna la pasaría en el infierno. Esta forma de pensar influía en los actos de los hombres, lo cual no indica que no existiera la maldad y se enfatizara la bondad en la conducta del hombre.

La educación religiosa ha influido en gran medida en la conducta del hombre, aún en la actualidad, aunque quizá ya no sea el temor al infierno lo que conduce el comportamiento del hombre sino la sola idea de la existencia de Dios y el deber que se tiene con él de inclinarse por

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