Ferdinando El Toro
Enviado por loreto288 • 29 de Diciembre de 2014 • 588 Palabras (3 Páginas) • 233 Visitas
FERDINANDO EL TORO
Vivía una vez en España
un toro joven llamado FERDINANDO.
Todos los demás toros jóvenes, con los que crecía, se pasaban el día corriendo y saltando, dándose golpes unos a otros.
Ferdinando, no.
Él prefería estar tranquilamente sentado y oler las flores.
Su lugar favorito estaba fuera, en el campo, bajo un árbol.
Allí se sentaba a la sombra del árbol y olía las flores. . . . . su madre, que era una vaca, se inquietaba algunas veces por él. Temía que pudiera sentirse aislado así tan solo.
“¿Por qué no no juegas con los demás toros jóvenes y te peleas con ellos?”, le preguntaba. . . . . . Pero Ferdinando movía la cabeza: “¿Me encuentro más a gusto sentado tranquilamente y oliendo las flores.”
Su madre dejaba hacer lo que él quería y ser feliz. . . . . Con el paso de los años Ferdinando fue creciendo,
hasta hacerse muy grande y fuerte.
Todos los demás toros se peleaban unos contra otros constantemente; se empujaban con la cabeza y se embestían. Sin embargo, lo que más deseaban . . . . . . era que los dejaran participar en las corridas de Madrid.
FERDINANDO NO; seguía sentándose tranquilamente en su lugar preferido y olía las flores.
Un día aparecieron cinco hombres y venían a escoger al toro más grande, veloz y fiero para la corrida de Madrid;
Los demás toros corrían dando vueltas, resoplando y empujándose, realizando los saltos más atrevidos, para que aquellos hombres vieran que eran muy fuertes y temibles y así ser elegidos.
Ferdinando sabía que él no sería elegido y buscó su sitio preferido bajo la encina para seguir descansando a la sombra.
Pero no se fijó dónde se sentaba y se sentó sobre una abeja.
Y la abeja le picó.
¡AY! Ferdinando se levantó de un brinco, dando berridos de dolor. Bramando y resoplando echó a correr dando cornadas al aire como un loco.
Al verlo, los cinco hombres gritaron de alegría. Era el cornudo más grande y temible. ¡Precisamente lo que necesitaban para la corrida de Madrid!
En un carro se llevaron a Ferdinando.
¡Qué día más alegre en la plaza de toros! . . . Las banderas ondeaban, sonaba la música . . . .
y todas las chicas guapas llevaban flores en el pelo.
Pronto comenzó el desfile
...