Icono, El Indice Y El Simbolo
Monicarpo27 de Febrero de 2013
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ICONO, EL ÍNDICE Y EL SÍMBOLO
Charles S. Peirce (c. 1893-1903)
Traducción castellana de Sara F. Barrena (2005)
Los editores de los Collected Papers reunieron en los parágrafos
2.274-308 una interesante selección de textos de Peirce relativos a los
signos y a la semiótica. Aquí se publican esos textos en castellano
traducidos del original. Se indica a continuación la fuente y la fecha de
los diversos fragmentos:
• 2.274-7 / 2.283-4 / 2.292-4: MS 478 (Syllabus), 1903
• 2.278-280: MS 786 (That Categorical and Hypothetical
Propositions Are One in Essence, with Some Connected
Matters), c. 1895
• 2.281 / 2.285 / 2.297-302: MS 404 (The Art of Reasoning), c.
1895
• 2.282 / 2.286-291 / 2.295-296: MS 595 (The Short Logic), c.
1893
• 2.303-308: Dictionary of Philosophy and Psychology, J. M.
Baldwin (ed.), 1901
1. ICONOS E HIPOICONOS
2.274 Un signo o representamen es un Primero que está en una relación
triádica genuina tal con un Segundo, llamado su Objeto, que es capaz de hacer que
un Tercero, llamado su Interpretante, asuma la misma relación triádica con su Objeto
que aquella en la que está él mismo respecto al mismo Objeto. La relación triádica
es genuina, esto es, sus tres miembros están vinculados por ella de una forma que
no consiste en ningún complejo de relaciones diádicas. Esa es la razón por la que el
Interpretante, o Tercero, no puede estar en una mera relación diádica con el Objeto,
sino que debe estar con él en la misma relación él que aquella en la que está el
Representamen mismo.
La relación triádica en la que está el Tercero tampoco puede ser meramente
similar a aquella en la que está el Primero, pues esto convertiría la relación del
Tercero con el Primero en una mera Segundidad degenerada. El Tercero debe en
efecto estar en una relación tal, y de este modo debe ser capaz de determinar un
Tercero propio; pero, además de eso, debe tener una segunda relación triádica en la
que el Representamen, o más bien la relación de éste con su Objeto, será su propio
Objeto (del Tercero), y debe ser capaz de determinar a un Tercero respecto a esa
relación. Todo esto debe ser igualmente verdadero respecto a los Terceros de los
Terceros, y así indefinidamente; y esto, y más, está implicado en la idea común de
Signo; y tal y como se usa aquí el término Representamen, no está implicado nada
más. Un Signo es un Representamen con un Interpretante mental. Posiblemente
puede haber Representamenes que no sean Signos. De este modo si un girasol, al
girar hacia el sol, llega a ser por ese mismo acto completamente capaz, sin ninguna
otra condición, de reproducir un girasol que gira hacia el sol de una forma
exactamente correspondiente, y de hacerlo con el mismo poder reproductivo, el
girasol llegaría a ser un Representamen del sol. Pero, aunque es el modo de
representación principal, no es el único.
2.275 La división más fundamental de los signos es en Iconos, Índices y
Símbolos. A saber, aunque ningún Representamen funciona realmente como tal
hasta que determina efectivamente a un Interpretante, sin embargo, llega a ser un
Representamen tan pronto como es totalmente capaz de hacerlo; y su Cualidad
Representativa no es necesariamente dependiente de que alguna vez determine
efectivamente a un Interpretante, ni siquiera de que tenga realmente un Objeto.
2.276 Un icono es un Representamen cuya Cualidad Representativa es una
Primeridad de él como un Primero. Esto es, una cualidad que tiene qua cosa hace
que se adecue a ser un representamen. De este modo, cualquier cosa es adecuada
para ser un Sustituto de algo a lo que se parece. (La concepción de “sustituto”
implica la de propósito, y de este modo la de Terceridad genuina). Veremos si hay
otras clases de sustitutos o no. Un Representamen por Primeridad sólo, puede tener
únicamente un Objeto similar. De este modo, un Signo por Contraste denota a su
objeto sólo en virtud de un contraste, o Segundidad, entre dos cualidades. Un signo
por Primeridad es una imagen de su objeto, y más estrictamente hablando, sólo
puede ser una idea, pues debe producir una idea Interpretante, y un objeto externo
provoca una idea por una reacción sobre el cerebro. Pero más estrictamente
hablando, ni siquiera una idea, excepto en el sentido de una posibilidad, o
Primeridad, puede ser un Icono. Una posibilidad sola es un icono simplemente en
virtud de su cualidad, y su objeto sólo puede ser una Primeridad. Pero un signo
puede ser icónico, esto es, puede representar a su objeto principalmente por su
semejanza, sin importar cuál sea su modo de ser. Si se requiere un sustantivo, un
representamen icónico puede denominarse un hipoicono. Cualquier imagen material,
como una pintura, es ampliamente convencional en su modo de representación,
pero en sí misma, sin ninguna leyenda o rótulo, puede denominarse un hipoicono.
2.277 Los hipoiconos pueden dividirse de forma burda de acuerdo al modo de
Primeridad del que participan. Aquellos que participan de cualidades simples, o
Primeridades Primeras, son imágenes; aquellos que representan relaciones,
principalmente diádicas, o consideradas así, de las partes de una cosa mediante
relaciones análogas en sus propias partes, son diagramas; aquellos que representan
el carácter representativo de un representamen representando un paralelismo en
algo distinto, son metáforas.
2.278 El único modo de comunicar directamente una idea es por medio de un
icono, y cada método indirecto de comunicar una idea debe depender, para ser
establecido, del uso de un icono. Por tanto, toda afirmación debe contener un icono
o conjunto de iconos, o bien debe contener signos cuyo significado sea explicable
sólo mediante iconos. La idea que el conjunto de iconos (o el equivalente a un
conjunto de iconos) contenido en una afirmación significa puede denominarse
predicado de la afirmación.
2.279 Volviendo ahora a la evidencia retórica, es un hecho familiar que hay
representaciones tales como los iconos. Cada imagen (sin importar lo convencional
que sea su método) es esencialmente una representación de esa clase. También lo
es todo diagrama, incluso aunque no haya parecido sensorial entre él y su objeto,
sino sólo una analogía entre las relaciones de las partes de cada uno.
Particularmente merecedores de atención son los iconos en los que el parecido es
ayudado por reglas convencionales. De este modo, una fórmula algebraica es un
icono, convertido en tal por las reglas de conmutación, asociación y distribución de
los símbolos. Puede parecer a primera vista que llamar icono a una expresión
algebraica es una clasificación arbitraria, que podría también, o mejor, considerarse
como un signo convencional compuesto.
Pero no es así, pues una gran propiedad distintiva del icono es que por su
observación directa pueden descubrirse más verdades relativas a su objeto que
aquellas que bastan para determinar su construcción. De este modo, por medio de
dos fotografías puede trazarse un mapa, etc. Dado un signo convencional u otro
signo general de un objeto, para deducir alguna verdad distinta a aquella que
significa explícitamente, es necesario, en todos los casos, reemplazar ese signo por
un icono. Esa capacidad de revelar la verdad inesperada es precisamente aquello en
lo que consiste la utilidad de las fórmulas algebraicas, de modo que el carácter
icónico es el que prevalece.
2.280 Que los iconos de clase algebraica, aunque normalmente muy simples,
existen en todas las proposiciones gramaticales ordinarias es una de las verdades
filosóficas que la lógica booleana saca a la luz. En toda escritura primitiva, como los
jeroglíficos egipcios, hay iconos de clase no-lógica, los ideogramas. En la forma de
habla más temprana, había probablemente un gran elemento de imitación. Pero en
todas las lenguas conocidas, tales representaciones han sido reemplazadas por
signos auditivos convencionales. Estos, sin embargo, son tales que solo pueden
explicarse mediante iconos. Pero en la sintaxis de cada lengua hay iconos lógicos de
los que son ayudados por reglas convencionales.
2.281 Las fotografías, especialmente las fotografías instantáneas, son muy
instructivas, porque sabemos que en ciertos aspectos son exactamente como los
objetos que representan. Pero este parecido es debido a que las fotografías han sido
producidas bajo circunstancias tales que estaban físicamente forzadas a
corresponder punto por punto con la naturaleza. En ese aspecto entonces
pertenecen a la segunda clase de signos, aquellos por conexión física. El caso es
diferente si supongo que las cebras son probablemente obstinadas, o animales
desagradables de otra manera, porque parecen tener una semejanza general con
los burros, y los burros son tercos. Aquí el burro sirve precisamente como una
semejanza probable de la cebra. Es verdad
...