LA CULTURA ESCRITA

La Cultura Escrita

La cultura escrita tiene dos comienzos: uno en el mundo y el otro en cada persona que aprende a leer y a escribir. Por tanto, tiene también dos tipos de historia: una, la que corresponde al cambio y la evolución en el tiempo de lo que importa y otra, las historias de vida de los individuos que aprenden a leer y a escribir que dependen de esas aptitudes como atributos vitales en las sociedades letradas. Por tanto es imposible entender la cultura escrita sin referirse a su historia, debemos comprender algunos sentidos de los sentidos que le damos a la expresión cultura escrita y algunas situaciones en las que la vemos en uso.

La cultura escrita es un lenguaje y éste es el habla. Hablar equivale a ser humano. Cuando hablamos existimos y ayudamos a nuestros semejantes a aprender. Por lo tanto hablar y escuchar es tan común que se considera un lenguaje para aprender cómo funciona el mundo y para acumular una comprensión compartida de él. Tal vez solo ponemos atención a lo que se dice en forma oral, pero también entra en el lenguaje nuestros gestos, que forman parte de nuestros hábitos al conversar. Para entender la cultura escrita debemos asumir que el lenguaje hablado abarca un amplio rango de actividades y que esta entretejido en la textura de todos y cada uno de los aspectos de la vida.

Nuestros ancestros aprendían lo que necesitaban saber, para las reuniones familiares y vecinos, que les enseñaba a recordar de dónde venían, quienes eran y la importancia de mantenerse vivos. Mediante cantos, cuentos y leyendas les trasmite a sus hijos la historia de su pueblo; es importante resaltar que debido a ésta práctica es cómo fue posible escribir por ejemplo el Antiguo Testamento que enseña que todo Israel se regía por genealogías. Otra herencia oral que podemos considerar desde los tiempos prealfabetizados es el proverbio. Cada proverbio es una pequeña historia, un acontecimiento, vistos en conjunto, reflejan las tensiones y argumentaciones de esas personas que Vivian muy cerca unas de otras y cuyas vidas eran en extremo interdependientes. El consejo condensado de la sabiduría popular, que de hecho existe en todas las lenguas es sólo una de tantas pruebas de que todas las sociedades son, indudable y fundamentalmente, orales.

Nuestra comprensión de la cultura escrita debe iniciarse con el reconocimiento de la oralidad y de su continua presencia en nuestras vidas, sus componentes más impresionantes son las grandes producciones formales, como los poemas épicos de los griegos, las antiguas leyendas chinas, las baladas escocesas y las leyendas galesas, representan poderosas formas del pensamiento y del sentimiento que, en sus inicios, no tenían nada que pedirle a la escritura en cuanto a organización y continuidad, belleza, complejidad y fuerza imaginativa.

El habla ha sido siempre y lo más probable es que siga siendo, el principal modo de contacto humano, por eso no sorprende que busquemos nuevas formas de extender su alcance y poder. Los adelantos tecnológicos como el teléfono ha reducido el tamaño del planeta, mensajes que en la antigüedad eran transmitidos por heraldos o pergaminos sellados, ahora la comunicación es más fácil y rápida por medio de satélites, la radio y la televisión que permite a gran número de personas conocer los acontecimientos casi en forma instantánea,

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