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La Cultura Escrita


Enviado por   •  26 de Mayo de 2014  •  6.786 Palabras (28 Páginas)  •  416 Visitas

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La cultura escrita tiene dos comienzos: uno en el mundo, y el otro en cada persona que aprende a leer y a escribir. Es un asunto de lenguaje, y la primera forma del lenguaje es, claro está, el habla. Hablar equivale al ser humano.

La historia de la cultura escrita se pregunta quién escribe y por qué escribe, analiza todo el contexto que rodea la escritura y estudia sobre todo los usos y la difusión de la escritura, la lectura, los libros, la escuela, los documentos cotidianos, las memorias escritas... Se desarrolla un método de análisis de la escritura, considerada ésta como un hecho característico y privativo del hombre, que debe tener siempre en cuenta el contexto histórico en que se han producido estos testimonios escritos.

De forma análoga no es lo mismo expresarnos por escrito que de forma oral. En la escritura estamos sujetos a una forma de comunicación que nos exige habilidades diferentes de las que usamos cuando conversamos, debemos valernos de ciertos recursos para escribir de manera inequívoca y esto requiere de ciertos conocimientos y preparación que nos permita ingresar a la cultura escrita. Si tomamos en consideración la definición de Rosa María Torres estar alfabetizado implica “saber manejar con autonomía el lenguaje escrito, leer comprendiendo y transmitir con claridad ideas propias por escrito de modo que otras personas puedan comprender lo que escribe”, entonces una de las razones fundamentales del trabajo educativo es integrar a los estudiantes en la cultura escrita, pues esta cultura escrita obedece a necesidades específicas que se dan en la vida cotidiana: hacer algún reclamo, informar, opinar, narrar algún suceso, etc.

En la escuela, la cultura escrita se asocia sobre todo con el aprendizaje de la lectura y la escritura.

Cultura escrita en el medio escolar

Todos creemos que conocemos la escuela porque, con muy escasas excepciones, hemos estado allí. Aparte de vivir y morir, es nuestra única experiencia común, si bien nuestros recuerdos de lo que vivimos son totalmente singulares. Consideramos nuestra educación pasada como escolaridad, y estamos convencidos de que dio forma a nuestra vida o al menos modificó en alguna medida lo que vendría después. La escuela era el lugar en que los mayores nos enseñaban lo

que esperaban que aprendiéramos en el contexto de la cultura escrita de ese momento y lugar. También ponían a prueba nuestro potencial

para tener un comportamiento de usuarios de la cultura escrita, establecían juicios sobre nuestras perspectivas y arbitraban respecto a nuestras oportunidades.

Nuestra cultura escrita escolarizada fue modelada en una clase, palabra que empleamos también para otro tipo de grupos, separaciones y diferencias.

En la escuela, la cultura escrita se asocia sobre todo con el aprendizaje de la lectura y la escritura. Esto incluye relacionarse con libros y con las diversas formas en que se recoge y almacena la información. Los niños se convierten en alumnos, en aprendices de diferentes formas de hablar y escribir. Aprenden a enmarcar su comprensión de las cosas mediante la reflexión, la clasificación y la formulación. Para ello, intercambian su conocimiento personal con el de sus maestros a través del habla y la escucha ordinarias, de tal modo que esto se convierte en una forma diferente de aprender.

La lectura y la escritura los llevan a las bibliotecas, que son los archivos de lo que otros han registrado, y de esa forma descubren diferentes formas de lenguaje, diferentes experiencias.

Los alumnos descubren cómo una de las primeras ideas importantes que llegan a comprender que las palabras significan algo, lo que más tarde se convierte en una comprensión En las escuelas primarias la lectura y la escritura se manifiestan en actividades que forman parte de la totalidad del plan de estudios. En las escuelas secundarias se relacionan retóricas y formas de escritura específicas con otras tantas materias: física, biología, historia.

La cultura escrita está inserta tanto en el lenguaje de las actividades programadas cotidianas como en las reglas implícitas que rigen el intercambio de información preguntas y respuesta, y en los actos de leer y escribir. Poco a poco, lo más vasta, y general: que lo que se dice no siempre es lo que se quiere decir. los alumnos adaptan sus comportamientos en el aula para adecuarse a la opinión generalizada de “¿qué es lo que se considera como la capacidad de hacer dicho tema?”. Esto incluye el proceso de aprender la forma en que los demás lo han hecho antes. Aprenden también las reglas del proceso de discurso, los textos, leyendo y escribiendo en el contexto de lo que se supone que deben entender.

La cultura escrita no es una materia escolar, no aparece en ningún tablero como un curso. Y sin embargo vincula la lectura y la escritura con el crecimiento, el desarrollo y, más en particular, con la imaginación. Creemos que los niños deben ir a la escuela parpara aprender a leer y a escribir, de modo que puedan leer y escribir para aprender. Pero, evidentemente, ésa no es toda la historia. Hasta hace poco tiempo la mayor parte de lo constituye el comportamiento de los usuarios de la cultura escrita no formaba parte de la cultura escrita escolar. Los ensayos y reportes que tienen que escribir los niños rara vez se ven fuera de la escuela. Los niños aprenden a leer y a escribir mientras se les ayuda a aprender. La cultura escrita escolarizada conlleva la obligación de desempeñar varias tareas propias de la cultura escrita. Pero si esto es todo lo que resulta de ello, tal vez debemos revisar nuevamente para qué creemos que sirven la lectura y a escritura ahora que le ofrecemos a los niños las virtudes y valores de la educación en su mundo claramente diferente. a necesaria colaboración entre padres maestros está determinada por la vida de los niños y por el concepto de infancia que tiene la sociedad. Sus intereses coinciden en la enseñanza de la lectura. Si bien los maestros alguna vez mantuvieron resguardados sus conocimientos y experiencia en la forma de una serie de secretos profesionales pedagógicos, ahora tienen muy claro que si quieren aprovechar al máximo lo que han aprendido los niños sobre la lectura antes de entrar a la escuela, deben compartirlo con los padres, tanto con los que están bien conscientes de lo que es la cultura escrita escolar como con los que necesitan entenderla. A su vez, los padres se interesan más por la cultura escrita de sus hijos durante las primeras etapas de la escolaridad que en ningún otro momento. Creen, con justa razón, que el éxito en el aprendizaje de la

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