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La Doctrina de la Separación de Poderes


Enviado por   •  29 de Diciembre de 2012  •  Ensayos  •  1.209 Palabras (5 Páginas)  •  588 Visitas

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Charles de Secondat, barón de Montesquieu es uno de los grandes filósofos políticos del todos los tiempos, cuyo gran tratado, El espíritu de las leyes (1748), introdujo dos nuevas ideas sobre la sociedad humana que aún hoy se citan y discuten con intensidad. La primera de ellas es que la libertad política depende de la separación de los poderes. La idea estaba ya en John Locke (otro gigante de la ciencia política), pero Montesquieu la expresó mejor e identificó más claramente cuáles eran esos tres poderes: el legislativo, el ejecutivo, y el judicial. La doctrina de la separación de poderes, inspirada en el parlamentarismo inglés, fue más tarde adoptada por todos los sistemas electivos, aunque algunos políticos practicones actuales hayan sostenido que es una traba para la democracia. Resumiendo, podemos decir que la primera gran aportación de Montesquieu es subrayar la relevancia que tienen las instituciones políticas para la libertad y el buen desarrollo de las sociedades.

Su segunda gran aportación fue el advertir la importancia que tiene el medio físico para ese mismo desarrollo, y señalar que el clima es determinante en la organización de los pueblos y comunidades. Como él mismo escribió, “el carácter del espíritu y las pasiones del corazón son extremamente diferentes en los diversos climas”, y las leyes debían adaptarse a esas diferencias. Ambas novedades filosóficas escandalizaron a la sociedad de su tiempo, hasta el punto que la Iglesia puso El espíritu de las leyes en el Índice de libros prohibidos.

La doctrina de la importancia del medio físico o geográfico ha sido objeto de aún mayor controversia que la de la separación de poderes. Hoy se da más importancia a los factores geográficos en cuanto determinan la capacidad productiva (aridez, pluviosidad, condiciones de transporte, riqueza mineral, etc.) que en cuanto modifican la conducta. La doctrina ha sido bautizada, especialmente por sus detractores, como “determinismo geográfico”, aunque muy pocos, y, desde luego, no el propio Montesquieu, han pensado que el marco geográfico sea el único determinante del devenir de los pueblos.

La vigencia de las doctrinas de Montesquieu queda en evidencia en una polémica muy reciente entre tres científicos norteamericanos. De un lado está Jared Diamond, de la Universidad de California (Los Angeles), autor de Armas, gérmenes, y acero, libro ampliamente difundido y premiado, que argumenta en favor de la significación de la geografía para explicar el desarrollo a muy largo plazo de las sociedades humanas. Del otro lado están Daron Acemoglu (MIT) y James Robinson (Harvard), autores del reciente How Nations Fail, aún no traducido al español. Sugiero al traductor que lo titule El fracaso de las naciones. La tesis de este libro es, sintéticamente, que lo único que explica el desarrollo económico es la política. En la jerga de estos autores, las naciones con organización política “inclusiva”, es decir, democrática, triunfan; las que tienen organización “extractiva”, es decir, explotadora, fracasan. El campo de batalla entre ambos bandos ha sido la New York Review of Books, donde Diamond reseñó el libro de Acemoglu y Robinson (junio 2012) y donde estos contraatacaron con una larga carta, a la que Diamond respondió (agosto 2012).

Para Diamond, las diferencias en los desarrollos de los varios continentes se deben a “diferencias en los medios naturales de cada continente, no a la biología”. Es decir, no son las diferencias raciales, sino las ambientales, las que explican las diferencias en los niveles de desarrollo. Por supuesto, a medida que la tecnología cambia, los efectos de las condiciones ambientales se modifican: lo que durante muchos años fue un desierto, por ejemplo, puede convertirse en un vergel con las modernas técnicas de irrigación. Desde

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