La Muerte

La novela: una trinchera

Narrativa Latinoamericana

Vivian Antaki

Icela Lightbourn

True, This! —
Beneath the rule of men entirely great, The pen is mightier than the sword. Behold
The arch-enchanters wand! — itself a nothing! — But taking sorcery from the master-hand
 To paralyse the Cæsars, and to strike
 The loud earth breathless! — Take away the sword —
 States can be saved without it! Edward Bulwer-Lytton, written in 1839

(Wilfredo Lam, La jungla)

Dentro de las funciones de la novela, una, es ser trinchera para los escritores. Desde ahí se han disparado cañones y misiles que retumban en diferentes ámbitos y que han provocado cambios significativos en el desarrollo y en la historia de la humanidad. También detrás de ella se oculta el escritor y se defienden del descalabro que puede representa la vida misma.

Ejemplos destacados pueden ser las novelas del inglés, DH Laurence, como Mujeres enamoradas, Hijos y amantes o El amante de Lady Chaterly que provocan una apertura en el tema de la sexualidad humana. En su tiempo se le considero obscenos, casi pornográficas y chauvinistas, por lo que fue perseguido y obligado a salir de su país. Pero, desde diferentes sitios del mundo siguió disparando misiles que escandalizaban a sus contemporáneos ya que habló de amores incestuosos, homosexualidad y era explicito en algunas descripciones eróticas. Citas de Lawrence:

…le gustaba el recuerdo de la sensación de la carne de aquel hombre tocando la suya, incluso de la pegajosidad de su piel en la suya. En cierto sentido era una sensación sagrada

El mundo esté lleno de esos seres incompletos que andan en dos pies y degradan el único misterio que les queda: el sexo

Sé un buen animal, fiel a tus instintos.

También cimbraron las novelas de Simone de Bouvoir, como La mujer rota, (apoyada en su filosofía presentada en el ensayo El segundo sexo), que impulsarían a reflexionar sobre la necesidad de la liberación femenina. Motivó avances en los derechos para la mujer en algunos países, como el derecho al voto entre otros.

Simone, en sus novelas hace notar una gama amplia de desigualdad y abuso. Lamentablemente, después de más de cien años, esto no ha cambiado del todo. De hecho sabemos que ella misma vivió una contradicción: pregonaba la independencia y libertad sexual pero celó, casi de manera enferma, a Jean Paul Sartre, su pareja.

Sin embargo, hoy, millones de personas que hablan de libertad y de autonomía no saben que es por la herencia del pasamiento de Beauvoir quién decía:

Mediante el trabajo ha sido como la mujer ha podido franquear la distancia que la separa del hombre. El trabajo es lo único que puede garantizarle una libertad completa.

Sólo después de que las mujeres empiezan a sentirse en esta tierra como en su casa, se ve aparecer una Rosa Luxemburg, una madame Curie. Ellas demuestran deslumbrantemente que no es la inferioridad de las mujeres lo que ha determinado su insignificancia.

Cuando un individuo se mantiene en situación de inferioridad, el hecho es que se vuelve inferior.

Las novelas se van ajustando y modificando con la época hasta propuestas novedosas como la novela hibrida, es decir, la que hace una mezcla con ensayo o algún otro género literario, (lo hace muy bien Rosa Montero en su novela La ridícula idea de no volverte a ver). Sin embargo, la novela sigue siendo una creación artística en forma de narración donde a alguien (o a muchos), les pasa algo (acción), en algún lugar. Anclada en la ficción, es una recreación de la vida y por lo general un foro que el autor utiliza con la intención de lograr un efecto, entre ellos, se dice que la pluma puede ser tan peligrosa como un arma letal. Se juega con frases como empuñar la pluma haciendo un símil con empuñar un arma y es casi un lugar común el decir el filo de la pluma, como si fuera el filo de un puñal.

Un ejemplo sería Por quien doblan las campanas, de Ernest Hemingway. Empuña su pluma para hacer una protesta contra lo absurdo y cruel que puede ser una guerra, en ese caso, la guerra civil española. Maniáticamente documentada muestra lo devastador de la violencia y definitivamente crea un ambiente en contra del fascismo.

Obviamente, la novela carece hoy de la reveladora fuerza testimonial con que actuó́ en las conciencias de 1940. Como las catedrales lastimadas por el tiempo y las palomas, algunos grandes libros tienen rincones poco vistosos. Por quién doblan las campanas ya no opera como insólita denuncia y algunos pasajes, entonces raros, hoy son turísticos. De cualquier forma, el eterno combatiente que fue Hemingway sigue en pie.

Sirva lo anterior como preámbulo para hacer un breve comentario de cómo un autor latino se atrinchera y utiliza sus armas en una obra que ya trascendió en la literatura latinoamericana y universal: El reino de este mundo, de Alejo Carpentier.

La lucha que emprendió Alejo Carpentier con su obra, fue la de encontrar una voz latinoamericana que se desprendiera del control europeo, (especialmente quiere alejarse de Bretón y el surrealismo en boga). Esta voz tenía que expresar la enorme diferencia ente los dos continentes pero al mismo tiempo lograr la universalidad. Esto lo logra con el relato, cercano a la epopeya, en El reino de este mundo.

El universo imaginario que cristaliza en la producción narrativa de ese periodo se encuentra informado por las siguientes categorías: la aspiración a la transformación de la realidad; la estructura del tiempo reversible y recurrente; la historia circular y repetitiva, cuyo “progreso” más frecuente es en dirección es de épocas pretéritas; la concepción esencialista del hombre, igual a sí mismo a través de diferentes épocas históricas; el concepto de lo real maravilloso; el relato de lo histórico y el cultivo del estilo barroco, llamado a describir las esencias americanas en cumplimiento de la tarea adánica.

Con una voz barroca, desnuda la realidad latinoamericana donde se confunde el mito, la leyenda, la historia, la cotidianidad, las creencias, el poder y más, tanto, que puede parecer una realidad absurda o fantástica; más cuando su enfoque en lugar de exaltar lo relevante, situaciones o personajes destacados, se concentra en lo secundario:

La línea general del relato es histórica y articula sus partes principales sobre los personajes de Mackendal, Bouckman y Paulina Bonaparte, Henri Christophe. Pero aun apoyándose en estas criaturas históricas, Carpentier altera la perspectiva por el énfasis con que distribuye el espacio en su relato. Así, Toussaint

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