La comunicación, fundamento de la vida social.

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                        FACTORES Y FUNCIONES DEL LENGUAJE

La comunicación, fundamento de la vida social.

La comunicación es, pues, el fundamento de la vida social. Ocurre así porque el intercambio de informaciones cumple objetivos muy valiosos: desde informar a los individuos acerca de cómo resolver las necesidades más elementales (La supervivencia en el medio o la producción de bienes) hasta garantizar la organización económica y social mediante valores y normas. Estos últimos son, para el individuo, aspiraciones y pautas de conducta. Pero además asegura la transmisión cultural y, así, la continuidad histórica. En fin, en el proceso de comunicación humana (comunicación humana y pensamiento abstracto son interdependientes) surgen el conocimiento científico, la producción de ideas y el cambio histórico y social.

Elementos de un acto de comunicación.

     En todo acto de comunicación encontramos algunas constantes que denominamos elementos de la comunicación. Hay un emisor que envía el mensaje, un receptor que lo capta y un mensaje o contenido de la información enviada. Posibilita la comprensión del mensaje la utilización de un código común o conjunto de reglas, normas y señales, a las que se les atribuye un significado convencional y compartido. El mensaje circula por un medio al que llamamos canal: pueden ser las ondas hertzianas en una emisión radiofónica, la onda sonora en una conversación común, el papel y la tinta en un libro, etc. Todo aquello a lo que se refieren los signos constituye el referente, tanto las cosas que tienen una realidad física como las abstractas o imaginarias. Se considera el contexto lo que se ha dicho antes y lo que se dice a continuación. Una oración sacada de su contexto no se entiende, resulta ambigua. Es el entorno lingüístico que se completa con el entorno no lingüístico, es decir, las circunstancias en que se emite el mensaje: lugar, acontecimientos, personalidad y expectativas de los interlocutores.

Factores que intervienen en todo acto de comunicación:[pic 3]

El emisor y el receptor

 El emisor es el punto de partida del acto comunicativo; es la persona que pretende hacer saber algo, la que toma la decisión de comunicar. Su intención resulta decisiva a la hora de iniciar el proceso. Puede no ser una persona que hable a título individual; el personaje famoso que anuncia las excelencias de un coche no es, propiamente, el emisor del anuncio que pasan por la televisión; tampoco lo es el director que lo ha rodado; tenemos que pensar en la empresa misma que fabrica ese coche y quiere venderlo. De igual manera, el periodista que firma una noticia en un periódico no es el único emisor de dicha noticia; el jefe de redacción que la ha titulado o la empresa periodística responsable en última instancia de elegir darla son otros tantos emisores.

El receptor o destinario es el que recibe la información. Naturalmente, la relación entre emisor y receptor puede invertirse. Es lo que ocurre en la conversación: el receptor se convierte en emisor, y viceversa.

El código y el mensaje

Para que exista comunicación entre emisor y receptor, ambos han de compartir el mismo código. Entendemos por tal una especie de inventario en el que figuran los valores que se atribuyen a los signos y también las reglas mediante las cuales esos signos se combinan entre sí. En un sentido amplio, se entiende por mensaje aquello que el emisor quiere comunicar.

El canal y ruido

Forzosamente, los signos deben ser transmitidos a través de un canal o medio: los sonidos circulan por el aire; las imágenes, por la luz. El teléfono, la radio, la televisión, son otros tantos canales por los cuales se transmiten los mensajes. El canal o medio permite el contacto físico- sin el que no sería posible  la comunicación- entre emisor y receptor. Los sentidos de este (el oído y la vista, sobre todo, pero también el tacto, el gusto y hasta el olfato en ocasiones) perciben; el cerebro interpreta.

Se llama ruido a toda perturbación del canal que dificulta la percepción del signo. Las interferencias que hacen que se pierda la señal que llega a un aparato de radio, el murmullo ambiental que impide la perfecta audición de las palabras de un conferenciante, las tachaduras o las faltas de ortografía que se encuentran a veces en un escrito son, en este sentido, ruidos.

Contexto situacional.

También llamada situación comunicativa, es la circunstancia en la que nos orientamos para poder interpretar el contenido de un mensaje de forma pertinente. Es el entorno de una emisión que sirve para la comprensión de su significado, teniendo siempre en cuenta las preguntas de ¿Quién? (emisor), ¿A quién? (receptor), ¿Qué? (mensaje), ¿Dónde? (espacio), ¿Cuándo? (tiempo), ¿Se tratan como iguales? (relación entre emisor y receptor).

LAS FUNCIONES DEL LENGUAJE

¿Para qué sirve el lenguaje?

La función del lenguaje es la intercomunicación entre los seres humanos sin olvidar que, simultáneamente, cumple un papel esencial en la organización de la realidad, en su conceptualización: el lenguaje “sirve” para pensar, como el pensamiento “sirve” para hablar. Pero la comunicación puede centrarse en muy diversos aspectos, tantos como elementos intervienen en el acto de comunicación.

1. Función referencial. La principal función del lenguaje es la representativa o referencial, por cuanto el emisor quiere comunicar ideas, representándolas ante su receptor. El mensaje se centra en el referente. Es la función que prima en toda forma de enseñanza, en los tratados científicos, en el periodismo y en la conversación diaria.

Ejemplo:

Imbunche: personaje fantástico propio de la cultura mapuche, que es maléfico y contrahecho y, según la leyenda, roba a los niños y les obstruye todos los orificios naturales del cuerpo para convertirlos también en imbunches.

1. Función expresiva o emotiva. Está centrada en el emisor y en su mundo subjetivo. Tiende a dar la impresión de cierta emoción, verdadera o falsa. El armazón puramente emotivo está dado en la lengua por las interjecciones que se alejan del lenguaje referencial, tanto por su configuración fónica como por su rol sintáctico.

En muchos casos no se requiere un receptor personal concreto: es un desahogo dirigido al propio emisor.

Ejemplo:

Si los delfines mueren de amores,

¡Triste de mí! Qué harán los hombres

Que tienen tiernos los corazones?

¡Triste de mí!, ¿Qué harán los hombres?

1. Función apelativa o conativa. Esta función pretende captar la atención del receptor y recibir una reacción o respuesta de su parte. Se caracteriza por usar vocativo (palabras que sirven para nombrar, llamar o invocar a una persona), el modo imperativo (una orden) y el uso de interrogativos.

Ejemplos:

Debes ser respetuoso de las leyes.

Ganarás el pan con el sudor de tu frente.

Función fática. Consiste en iniciar, interrumpir, continuar, finalizar la comunicación o asegurarnos que el canal está funcionando adecuadamente. Para este fin existen:

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