ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

La penalización de las drogas: lucha necesaria o guerra pírrica?


Enviado por   •  25 de Noviembre de 2014  •  Prácticas o problemas  •  1.754 Palabras (8 Páginas)  •  191 Visitas

Página 1 de 8

La penalización de las drogas: ¿lucha necesaria o guerra pírrica?

Publicado el mayo 20, 2011 de Grupo Perú Futuro

La primera crítica que se hace a la legalización de las drogas es que el Estado no puede avalar que los ciudadanos tengan la libertad de consumir substancias que producen un daño físico, mental y social tan fuerte. La concepción de la ética como el disponer de la propia libertad sin excederse y violar la libertad y el bienestar ajenos, pues, no es argumento suficiente como para que el Estado disponga que las personas tengan plena libertad de disponer de sus cuerpos y de su salud a cambio del beneficio de un placer momentáneo y quizás el apaciguamiento de una adicción que aqueja. Es un rol del Estado velar por el beneficio de los individuos y de la sociedad en su conjunto, e incluso más allá de los problemas en el plano social que producen las drogas –la violencia, la delincuencia, el deterioro de familias…­– el daño a nivel individual, como la adicción, el deterioro de la salud y facultades mentales, la desmotivación y pérdida de rumbo, etc. justifica que el Estado proscriba estas conductas para proteger el bienestar de las personas.

Lo cierto es que la autonomía del ser humano no es perfecta, y no es racional, al menos como nos gustaría pensarlo. El consumo de drogas no es racional, y no responde a un plan de vida. Cuando uno comienza a consumir drogas, salvo que lo haga en situación de ignorancia, uno difícilmente lo hace sopesando el beneficio que puedan traer estas, contra el perjuicio de potencial adicción y demás riesgos. Sean cuales sean las razones por las cuales una persona entra al mundo de las drogas, hacerlo no responde a la racionalidad y el ejercicio de la libertad con responsabilidad que se considera que es uno de los dotes de las personas humanas.

De todo esto se deriva la postura según la cual el que el Estado renuncie a la intervención respecto a lo que se considera que es correcto y lo que no, no es la dirección correcta hacia el desarrollo humano social. Por eso, se sostiene que no se debe legalizar las drogas.

Frente a estos argumentos, quiero hacer una crítica a esta postura. Para ello, en primer lugar, considero necesario hacer una distinción. Las drogas es un término que se usa a menudo para designar una serie de sustancias como la marihuana, la cocaína, la heroína, para citar unos pocos ejemplos. Hablar así de las drogas es incorrecto. La cocaína es una droga, como también lo es el alcohol y la nicotina, como también lo es la aspirina. En adelante, pues, hablaré de las drogas ilegales y las drogas legales para diferenciar unas de otras.

La distinción entre unas y otras está en que, como el nombre indica, el comercio de algunas está prohibido mientras que el de otras está permitido. El consumo de alcohol no solo está permitido a partir de la mayoría de edad, sino que en sociedades como la nuestra no hay demasiado reproche social a él, salvo en casos de abuso y exceso. La prohibición de ciertas drogas obedece, presumiblemente, a criterios de facilidad de adicción y nocividad para el cuerpo. Esto es generalmente cierto. Sin embargo, podemos observar que las dos drogas legales más extendidas, el alcohol y el tabaco, no son precisamente inofensivas. Ambos son muy adictivos y bastante nocivos a la salud, incluso a niveles comparables a los de drogas ilegales llamadas “suaves”, como la marihuana, que no genera adicción al nivel que lo hace la nicotina, y produce efectos fisiológicos comparables a los del alcohol en cantidades importantes.

Sin embargo, el argumento por la penalización de las drogas que quiero plantear no comienza por esto. Es perfectamente razonable considerar que, a pesar de que el alcohol y el tabaco sean bastante nocivos para las personas, no se prohíban porque implementar tal prohibición sería casi imposible y además contraproducente, pues ya se intentó, por ejemplo, prohibir el alcohol en los E.E.U.U. en la década de los 20 con resultados desastrosos.

La penalización de la venta de drogas causa dos efectos adversos. En primer lugar, la restricción de la oferta, por simple aplicación de la ley de la oferta y la demanda, resulta en que los precios aumenten. Esto, además, reduce la competencia para los narcotraficantes. Todo esto beneficia ampliamente a los comerciantes de drogas ilegales. En segundo lugar, esto no desincentiva la compra de drogas, pues, como ocurre en nuestro país, la compra y posesión en ciertas cantidades de drogas ilegales no está penalizada; con esto, se permite que la demanda se mantenga y los precios puedan seguir subiendo.

Además de esto, las drogas –al igual que la nicotina y el alcohol– tienen precio inelástico, lo cual significa que si el precio de estas aumenta, la demanda disminuirá pero no proporcionalmente, con lo que al ofertante le será beneficioso que los precios sigan aumentando. Por consiguiente, los narcotraficantes pueden perfectamente aumentar el precio de las drogas, sabiendo que la gente en su mayoría las seguirá comprando. Es por esto que el negocio de las drogas puede ser, para muchos, muy rentable.

Por otra parte, al ser varias drogas ilegales, se prefiera comercializar las drogas más potentes. Esto

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (10.4 Kb)  
Leer 7 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com