Más que una lengua es habla

Más que una lengua es habla

Muchos han sido los acompañantes fieles a través de la evolución del hombre, pero quizás uno de estos resalta sobre los demás, y seguro gracias a este nos diferenciamos aún más de los animales: La lengua.

Esto, sin ninguna duda es uno de los mayores logros del hombre -sino el mayor- que a su vez es casi sinónimo de sociedad, ya que en gran parte por esto se creó, o ¿Cómo nos comunicamos a diario?, sin pensar mucho ya le tienen la respuesta a este interrogante. El legado más grande del hombre y que perdurara hasta que este deje de existir, evolucionando de acuerdo a las necesidades de cada uno y de las sociedades que se han ido creando a través de la historia, muchos construyendo su propia lengua, unas con más importancia que otras, pero al final son lenguas de una sociedad determinada y nos damos cuenta como lengua y sociedad son correspondientes, y expresan una gran relación entre sí.

Como dije anteriormente la lengua evoluciona y de ésta manera se ha ido perfeccionando con el pasar del tiempo, como lo expreso Ferdinand de Saussure, acoplándose de la mejor manera a la época en que se encuentre y dependiendo de ésta, cosas como: significante y significado, que cambian según los factores de variación.

Pero al mismo tiempo que la lengua evoluciona, se ha creado algo poco a poco, llamado: El habla, contrario al significado de lengua, ya que este como dije es sinónimo de sociedad pero habla es la forma arbitraria de usar ésta siendo individual dejando lo social a un lado.

Entonces nos damos cuenta que muchos no conocen su propia lengua y si no es así muy difícilmente existirá una sociedad homogénea. Para alguien de una sociedad el conocer su lengua es un deber, y al saber sobre ésta su uso no puede ser algo baladí e influenciado por distintos factores.

En el mundo actual hay más de doscientas naciones, cada una con su sociedad, cultura y su propia lengua. Se supone que si pertenecemos a una sociedad y estamos bajo los mismos parámetros es un deber conocer a profundidad el idioma que manejamos, un deber cercano a obligación.

A pesar de que “todos tenemos el órgano del lenguaje”1, que es innato a cada uno y que nos permite utilizar el lenguaje de forma instintiva, no nos da la opción de descubrir a totalidad todo lo que la compone, y un ejemplo claro lo podríamos ver en nuestro país, con las diferentes regiones que la componen y que cada una tiene su propia habla, y es precisamente por esto. No tenemos la capacidad de investigar e ir más allá acerca de nuestro lenguaje, de saber cuál es la mejor manera de utilizarlo, y por el contrario nos quedamos solo en este órgano del lenguaje y no lo desarrollamos, algo ya natural en nuestros días. Quizá –en gran parte- por esto, de la misma manera en que se dividen las clases sociales, así se dividen hoy en día a las personas por su capacidad en el uso de la lengua, creando distintos grupos dependiendo el factor de variación que influya como: la edad, profesión

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