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Métodos Comparados; Diferentes Metodologías Para La Evaluacion De Riesgos Originados Por Compuestos Orgánicos Volátiles (VOCs) En Ambientes Laborales

laurajaramillo6620 de Septiembre de 2012

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Nunca se piensa en la política como algo ético, pues en la mayoría de los casos quienes la ejercen piensan en reprender al vecino antes de mejorarse a sí mismos. Se les atribuyen frecuentemente poderes sobrehumanos que conducen a la decepción de quienes los han elegido. Sin embargo, en cuanto a su finalidad, la ética y la política están muy relacionadas, ya que el objetivo de la política es organizar la convivencia social para permitir que, con la ética, cada individuo elija lo que más le conviene. En cuanto a diferencias, podría decirse que la ética se ocupa de lo que cada cual hace con su libertad, mientras que la política coordina cómo muchos manejan la misma. Para la ética es importante "querer bien", para la política cuentan los resultados, nunca los medios. "La ética no puede esperar a la política" y por ello en ningún orden político, por malo que sea, habrá quienes ya no puedan ser buenos. En un estado utópico, todos serían automáticamente buenos porque las circunstancias impedirían la presencia del mal. La buena vida incluye, pues, un proyecto político basado en la libertad, la justicia y la asistencia en el que la dignidad de los individuos sea respetada. Los derechos humanos son las exigencias mínimas que debe cumplir la sociedad política. Ya que muchos problemas hoy pueden ser resueltos a nivel global, la fragmentación política entorpece el proceso. El mantener la Tierra habitable es tarea de los hombres como comunidad mundial, para lo cual se requiere tolerancia y la eliminación de ideologías fanáticas.

DE QUE VA LA ETICA

Hay ciencias que se estudian por simple interés de saber cosas nuevas; otras para aprender una destreza que se utilicen en el trabajo o en la vida cotidiana, entre todos estos conocimientos existe al menos uno imprescindible: el de que ciertas cosas nos convienen y otras no. de este modo ciertas cosas nos conviene y a lo que nos conviene solemos llamarlo "bueno" porque nos sienta bien; en cambio, otras, nos sientan mal y a esto llamamos "malo". Saber lo que nos conviene, es decir: distinguir entre lo bueno y malo, es un conocimiento que todos intentamos adquirir –todos sin excepción- .

Hay cosas buenas y malas pero en el terreno de las relaciones humanas los términos de las acciones se vuelven ambiguas, por ejemplo la mentira es mala pero, es cruel alterar el estado de animo de un enfermo de cáncer diciéndole la verdad, es mas conveniente decirle una mentira para que este pase sus ultimas horas tranquilo, distan la opiniones de cada persona, por lo que en parte los resultados son parte de sus acciones que realicen a lo largo de su vida. Lo cual no sucede con los animales que están programados para realizar biológicamente sus acciones; las cuales no son ni buenas ni malas porque se carece de voluntad y conciencia y sobre todo de lo mas importante: la libertad.

Los animales no tienen más remedio que ser tal y como son y hacer lo que están programados naturalmente para hacer. En cierta medida, desde luego, los hombres también estamos programados por la naturaleza. Estamos hechos para satisfacer nuestras necesidades biológicas. Y de modo menos imperioso pero parecido, nuestro programa cultural es determinante: nuestro pensamiento viene condicionado por el lenguaje que le da forma (que fue impuesto desde fuera y que no hemos inventado para nuestro uso personal) y somos educados en ciertas tradiciones, hábitos, formas de comportamiento; en una palabra, que se nos inculca desde pequeños unas fidelidades y otras no, sin embargo por mucha programación biológica o cultural que tengamos, los hombres siempre podemos optar finalmente por algo que no este en el programa (al meneos, que no este del todo). Podemos decir "si" o "no", quiero o no quiero.

La libertad es lo que nos diferencia de los animales, cierto que no podemos hacer lo que queramos por lo que hay dos aspectos importantes de la libertad:

Primera: no somos libres de elegir lo que nos pasa sino libres para responder a lo que nos pasa de tal o cual modo.

Segunda: ser libres para intentar algo no tiene nada que ver con lograrlo indefectiblemente. No es lo mismo la libertad (que consiste en elegir dentro de lo posible) que la omnipotencia (que seria conseguir siempre lo que uno quiere, aunque pareciese imposible).

Existen muchos factores que limitan nuestra libertad tales como físicos, naturales o sociales. Pero también nuestra libertad es una fuerza en el mundo, nuestra fuerza.

En resumen: a diferencia de otros seres, vivos o inanimados, los hombres podemos inventar y elegir en parte nuestra forma de vida. Podemos optar por lo que nos parece bueno, es decir, lo que nos parece conveniente para nosotros, frente a lo que nos parece malo e inconveniente. Y como podemos inventar y elegir, podemos equivocarnos, que es algo que los animales no suele pasarles. De modo que parece prudente fijarnos bien en lo que hacemos y procurar adquirir un cierto saber vivir que nos permita acertar.

CAPITULO SEGUNDO

ÒRDENES, COSTUMBRES Y CAPRICHOS

Aunque no elegimos lo que nos pasa, podemos en cambio elegir que hacer para enfrentar la situación ya sea favorable o desfavorable.

De este modo actuamos por que preferimos hacer eso y no otra cosa, o por que preferimos hacerlo o no hacerlo, aunque a veces las circunstancias nos asignan elegir entre opciones que no hemos elegido.

Por lo general, uno no se pasa la vida dando vueltas a lo que nos conviene o no nos conviene, casi siempre se realizan los actos de manera automática.

Hay diferentes motivos que influencian a una persona a actuar de cierta forma:

El motivo; es la razón que se tiene o al menos se cree que se tiene para hacer algo, la explicación mas aceptable sobre la conducta humana.

Un motivo de gran influencia son las órdenes, los cuales son los mandatos de personas de mayor jerarquía.

En otras ocasiones el motivo es que se suele hacer siempre el mismo acto y se repite casi sin pensarlo, o también el ver que todo mundo se comporta así habitualmente: este juego de motivos los llamaremos costumbres.

Los caprichos; son motivos con ausencia de motivo, y, al parecer es el que se apetece por puras ganas.

Cada uno de estos motivos inclina la conducta de un sujeto en una dirección u otra, explica más o menos ciertas preferencias de las personas por hacer lo que hacen frente a situaciones de su incumbencia.

Cada uno de los motivos tiene su propio peso y nos condiciona a su modo, por ejemplo en la ordenes, se saca fuerza de las represarías o de las recompensas de seguir el acto.

Las costumbres en cambio, vienen de la comodidad de seguir la rutina y el interés de no contrariar a los demás, es decir la presión de la sociedad.

Las órdenes y las costumbres tienen una cosa en común: viene de afuera, se imponen sin pedirnos permiso. En cambio, los caprichos te salen de dentro brotan espontáneamente sin que nadie lo mande.

Cada motivo dependiendo de las circunstancias se manifiesta en la persona rigiendo su conducta y su forma de actuar.

CONCLUSIÓN

Un motivo es la explicación propia más aceptable acerca de tu conducta. Dentro de los motivos existen las órdenes, las costumbres y los caprichos, que no hacen más que inclinar la conducta y preferencias. Las órdenes y las costumbres, cuya fuerza es el miedo y la comodidad respectivamente, son impuestas por factores externos, mientras que los caprichos surgen del interior de cada quien. Respecto a las primeras es recomendable establecer hasta qué punto pueden ser obedecidas y de las segundas, saber que sirven exclusivamente para aspectos de rutina.

CAPITULO TERCERO

HAZ LO QUE QUIERAS

La mayoría de las cosas las hacemos por que son ordenes(los padres o las leyes jurídicas), por que se acostumbra a hacerlas asi (la rutina nos la imponen los demás con su ejemplo y su presión), porque son un medio para conseguir lo que queremos o sencillamente porque nos da la gana de hacerlo sin mas ni mas. Pero en ocasiones importantes o cuando razonamos lo que vamos hacer, todas estas motivaciones resultan insatisfactorias.

Cuando se encuentra un individuo en situaciones impuestas por el azar resulta difícil actuar de acuerdo a las órdenes, costumbres o caprichos. Todo esto tiene que ver con la cuestión de la libertad, que es el asunto del que se ocupa propiamente la ética, la libertad es poder decir "si" o "no"; lo hago o no lo hago, digan lo que digan los demás; esto me conviene y lo quiero, aquello no me conviene y por lo tanto no lo quiero. Libertad es decidir, teniendo plena conciencia de aquel acto y sus consecuencias. Y para no dejarse llevar no hay otro remedio mas eficaz que intentar pensar al menos dos veces lo que se esta haciendo. La primera vez que se piensa, se concluye el razonamiento afirmando que se hace por ser una orden de algún superior, por que es una costumbre hacerlo, por que me da la gana.

Pero si se piensa por segunda vez se termina por cuestionar las respuestas primeras y pensar que se esta esclavizado por nuestras propias acciones.

Lo mismo sucede respecto a las costumbres. Si no se piensa lo que se hace más que una sola vez, quizás baste pensar que se actúa así por costumbre. Pero porque siempre se debe actuar de una sola manera que al parecer es insatisfactoria. Muchas veces se tienen ganas de hacer cosas que en seguida se vuelven perjudiciales

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