Oda Al Maestro

México, Distrito Federal a Diciembre de 2012

Estimada y apreciable Licenciada:

Hoy he venido con estas humildes palabras, para agradecer el alto empeño con el cual compartió su luz de conocimiento conmigo. Sé que Usted justificará de mil maneras lo realizado, pero una cosa me ha quedado muy clara: su compromiso con la vida a través de su generosidad.

Nunca regateó de sus saberes sino que por el contrario, cada momento fue oportuno para verter sobre mí un poco de su sapiencia; no se conformó con verter simplemente el conocimiento sino que de distintos modos abonó y preparó el terreno, sembró su mejor semilla y la cuidó hasta que estuvo germinada. Mi tarea será velar porque ese germen crezca y se desarrolle a plenitud, el esfuerzo que Usted depositó en ello bien vale la pena.

La vida nunca ha sido una certeza, no sabemos qué caminos nos pueda deparar, pero existe la garantía de mi convicción en desarrollar ese conocimiento que Usted me ha transmitido, también de esa manera pretendo agradecer su fina atención.

Mi agradecimiento hacia Usted es cuantioso, no sólo por compartir su experiencia jurídica sino además por compartir su calidad humana, esa que pocas personas conservan hoy día y que por lo mismo es más valiosa cuando se la encuentra.

Llevaré conmigo parte de sus conocimientos y técnicas, pero también llevaré en mi memoria sus preceptos en torno al ejercicio del servicio público y al cumplimiento de la ética profesional.

Mucho me honraría conservar su amistad más allá de la circunstancia que nos reunió en el camino. Ya lo he comentado, la vida no es una certeza, pero tal incertidumbre es más soportable cuando se cuenta con buenas y gratas amistades como la suya.

Finalmente, y sólo porque no encuentro mejores palabras, me despido fraternalmente de Usted, pero no de manera definitiva sino simplemente temporal porque se acaba la carta, esperando no importunarla con estas reflexiones, ellas son fruto del agradecimiento que me produce su generosa atención, al mismo tiempo le dedico la siguiente:

ODA AL MAESTRO

Hoy se acaba el oxígeno de una larga carrera,

la carrera de la sabiduría compartida por años,

sacando de las tinieblas de la ignorancia,

a los que de tu luz siguieron el sendero.

Se termina el aire en el camino por las aulas,

y yo, como pupilo…, desganado tengo que decir adiós,

mas no sin antes dar las gracias por tu sacrificio,

sabiendo que tus desvelos

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