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Pedagogia Critica


Enviado por   •  4 de Junio de 2013  •  1.685 Palabras (7 Páginas)  •  307 Visitas

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LOS PROFESORES COMO INTELECTUALES TRANSFORMATIVOS

Las problemáticas sociales y las reformas educativas que se construyen en la actualidad representan un amenaza y un desafío para los profesores y profesoras debido a que no se les consulta e incluye, tanto en los debates, como en la elaboración de propuestas educativas concretas, ello debido a la falta de confianza que se les tiene para que den acertadas lecturas y respuestas a las expectativas de la juventud, de las comunidades y, en general, de las personas que demandan cambios educativos y culturales. “Allí donde los profesores entran de hecho en el debate, son objeto de reformas educativas que los reducen a la categoría de técnicos superiores encargados de llevar a cabo dictámenes y objetivos decididos por expertos totalmente ajenos a las realidades cotidianas de la vida del aula” (p. 171).

Por otro lado, el desafío se nos presenta como una oportunidad para la autocrítica del ejercicio docente y para la organización con miras a lograr mejoras laborales, reinventar la formación del profesorado y reivindicar el papel de este colectivo.Ante esto, se debe, principalmente, plantear proposiciones práctico-teóricas que nos permitan analizar constantemente la crisis educativa y que al mismo tiempo fomenten el compromiso del profesorado a su autocrítica; categorías que den pistas para construir alternativas formativas y laborales más democráticas que impulsen la voz del colectivo y su papel reflexivo.

Para hacer un mejor análisis de la crisis del profesorado, Henry Giroux propone

Dos dimensiones para el debate sobre las condiciones del profesorado y que se desarrollarán a continuación.

1. Devaluación y deshabilitación del trabajo del profesor

Si bien se pone en duda de la labor del profesorado en emprender propuestas

Educativas que respondan la actual crisis educativa por el agotamiento de sus

Prácticas, el sistema que desconfía y los excluye de los debates educativos, y que por ello formula reformas ajenas a las dinámicas cotidianas de los y las docentes, es quien ha originado ese menoscabo. La educación actual, que responde a intereses ideo-políticos capitalistas, ha establecido sistemáticamente esas amenazas que deben superar los profesores y profesoras, y que se basan principalmente en ideologías instrumentales que profundizan la tecnocracia en la formación y ejercicio del profesorado, expresadas en:

•Desvinculación de la teoría y la práctica que se manifiesta en una descontextualización de todo el contenido “impartido” en las aulas, y poca, por no decir nula, reflexión sobre las prácticas que se desarrollan.

•Estandarización del conocimiento para su control, y que se ve reflejado cuando el educador o educadora da la misma clase por años, asumiendo que todos y toda aprendemos igual y que, por tanto, debemos arrojar resultados de aprendizaje específicos y estimados.

•Devaluación del trabajo crítico e intelectual, tanto del profesorado como del

estudiantado, y que podemos notar en ese desinterés en involucrar a estos colectivos en el diseño de políticas educativas.

El sistema que ha generado el deterioro el rol del profesor y de la profesora, que ha minimizado sus funciones, se basa en un razonamiento instrumental que les es impuesto desde su formación como docentes y que se expresa en programas formativos conductistas que parcelan el conocimiento, anula las emociones y la capacidad reflexiva, y enfatiza lo cuantitativo en todos los ámbitos y saberes. Un ejemplo de ello es cómo se ha enquistado el método científico con primacía ante lo social, que nos dice constantemente que todo debe ser medible, verificable, objetivo, certero, controlable, neutral e inanimado. Bajo este panorama, la pedagogía como saber práctico-teórico de naturaleza reflexiva, se ha convertido en una mera disciplina aplicada y desdibujada entre la psicología, la sociología, la estadística o la antropología.

Sustentada en estos planteamientos, la concepción del profesor y la profesora es vista como instrumento de enseñanza de contenidos preparados por otros, con metodologías que hagan “eficientes” el proceso de “aprendizaje”, convitiendo la experiencia educativa en un acto de producción masiva de contenidos y aptitudes. Como nos dice Giroux, “En lugar de aprender a reflexionar sobre los principios que estrcuturan la vida y la práctica del aula, a los futuros profesores se les enseñan metodologías que parecen negar la necesidad misma del pensamiento crítico” (p. 174). Pensamiento crítico para el análisis estrcutural de los problemas educativos y las realiades locales, para la reflexión de las propias prácticas pedagógicas, y para la participación en su proceso de formación.

El ejercicio de la docencia bajo estos parámetros se convierte en la transmisión de conocimientos, la descontextualización de las prácticas, el ejercicio de acciones punitivas que violentan la dignidad de los y las estudiantes con el argumento de “mantener la disciplina”. Como expresiones de estas afirmaciones, en la educación venezolana podemos encontrar bastos ejemplos:

•Se consideran razones para expulsar las inasistencias e impuntualidades sin

investigar las causas del asunto ¿cómo se trasladan los y las estudiantes

hasta la escuela? ¿si tienen qué vestir o qué comer?

•Los estudiantes disciplinados son los del uniforme impecable, los que

permanecen callados sin cuestionar instrucciones, los que siguen las normas y están permanente silencio.

•No se analizan (y mucho menos se generan propuestas) los problemas que

se dan en la escuela y fuera de ella como, por ejemplo, las relaciones violentas y, por el contrario, las aulas son espacios donde se promueve la discriminación y exclusión del diferente, del feo, del raro, de que tiene alguna discapacidad.

•El éxito de la actividad educativa se basa en la no deserción,

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