Practicas Sociales Del Lenguaje

Nelson Mandela.

“LAS PRÁCTICAS SOCIALES DEL LENGUAJE EN LOS NIÑOS DE EDAD PREESCOLAR”

En el presente ensayo se pretende abordar de manera general la importancia de favorecer las prácticas sociales del lenguaje en los alumnos, principalmente en los de edad preescolar pues bien sabemos es en esta etapa de su educación cuando comienzan a relacionarse con los principios de la lectura, escritura y el desarrollo de su lenguaje.

Si bien hablar de lengua es hablar de comunicación, de un instrumento que nos permite explorar diversos ámbitos, es una herramienta que organiza y ordena nuestro pensamiento y nuestra actividad, así como la de los demás, por lo tanto la lengua es una necesidad básica del individuo para relacionarse en sociedad, es esencial para poder establecer relaciones interpersonales y expresar lo que pensamos, sentimos o deseamos, es por esto que desde que nacemos desarrollamos esta capacidad aunque aun no podamos hablar, tal como afirma Ávila (1992) una lengua no solo sirve para hablar sino que es el instrumento básico para el aprendizaje de la ciencia y la cultura.

Es importante aprender a escuchar para reforzar nuestras ideas y comprender conceptos, escuchar a los demás es una característica primordial de la comunicación y es la base para la convivencia social, pues a través de ella aprendemos grandes cosas, por esta razón se debe propiciar desde muy temprana edad en el aula dentro de un buen ambiente de aprendizaje para que los niños aprendan a utilizar el lenguaje hablado y escrito en su vida cotidiana, a través del desarrollo de su confianza, seguridad y actitudes favorables para la comunicación en los distintos usos de la lengua, conociendo reglas, normas y la manera correcta de aplicarlos para lograr una claridad al momento de comunicarse.

Como individuos nos involucramos en las prácticas sociales del lenguaje dependiendo de los intereses personales, la edad, la educación, el medio social, la ocupación, entre otros aspectos que nos caracterizan. Por ello desarrollar dichas prácticas en el aula es un gran reto para el docente puesto que constituyen al lenguaje oral y escrito, y comprenden el medio a través del cual nos comunicamos, recibimos y transmitimos información. La sociedad respecto a estas prácticas espera mucho de los maestros tal como nos menciona Lerner (2001) el desafío que hoy enfrenta la escuela es el de incorporar a todos los alumnos a la cultura de lo escrito, es el de lograr que todos sus alumnos lleguen a ser miembros plenos de una comunidad de lectores y escritores.

La cultura forma una parte importante para que el lenguaje pueda irse enriqueciendo pues es el contexto el que se encarga de determinar la forma de expresión que se manejara dentro de la sociedad, ya que las costumbres y tradiciones de cada pueblo pueden llegar a cambiar la estructura de la lengua. Todos los alumnos deben ser participes de una cultura donde se desarrolle la lectura y la escritura pero muchas veces esto no sucede o al menos no se observa y “los maestros experimentamos un sentimiento de frustración cuando no podemos ver los resultados de nuestro esfuerzo. La lengua y su dominio instrumental son aprendizajes lentos y progresivos, a menudo difíciles de medir y observar” (Cassany, 2000, p: 19).

En algunas ocasiones nos enfrentamos a que el avance de los alumnos no se puede observar, lo que conviene es que el maestro realice su labor de manera efectiva, realizando buenas situaciones didácticas para los alumnos, pero ¿Qué es una buena situación didáctica? Kaufman (2007) nos dice que una buena situación didáctica es aquella que permite a los niños poner en juego lo que saben pero que, además implica un desafío, un problema en cuya resolución irán aprendiendo lo que ignoran.

Para crear en los alumnos el gusto por leer y escribir, se deberían realizar diversas actividades que sean de su interés, además deberán observar que el docente se encuentre entusiasmado con lo que enseña, así el alumno también se encontrara motivado y se dará cuenta del maravilloso mundo de la lectura y la escritura.

Para dejar atrás un poco lo tradicional el docente podrá utilizar diferentes estrategias para trabajar, como por ejemplo la elaboración de proyectos durante todo el año escolar, actividades habituales, situaciones didácticas, entre otras, todo esto con el objetivo de lograr un cambio en la forma de trabajar y no caer en la monotonía laboral, así será de mayor interés para los alumnos el aprendizaje. Según Lerner (2001) el trabajo por proyectos permite, en efecto que todos sus integrantes de la clase y no solo el maestro orienten sus acciones hacia el cumplimiento de una finalidad compartida.

De tal manera que una tarea del docente es brindar la oportunidad de participar a todos los alumnos en las actividades planeadas, de esta manera la responsabilidad del trabajo

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