Prevenir para no lamentar

Prevenir para no lamentar

En el verano de 1983 intensas lluvias empezaron a producirse de inusual magnitud en los departamentos de Piura y Tumbes, causando que las cuencas de los ríos de Chira y Piura incrementaran, afectando fuertemente a las dos regiones y al desarrollo de actividades que aportaban a la economía peruana e internacional. Asimismo, en 1998 veintitrés regiones fueron afectadas por lluvias que duraron más de diez días sin descanso alguno. El Instituto Nacional de Defensa Civil (INDECI) declaró que Piura fue el departamento con mayores daños dejando a 120 mil damnificados y 10 mil viviendas afectadas^[1]. Se tuvieron que invertir 241 millones de soles para la reconstrucción de 2,875 Km de carretera y se vieron grandes pérdidas de dinero en el sector de energía y pesquería^[2]. De la misma forma, desde el 15 de enero de este año, la costa peruana ha estado sufriendo incontrolables aguaceros que originan huaicos y por consiguiente inundaciones en la mayoría de los departamentos de nuestra nación, incluyendo Piura y Tumbes. La turbia lluvia recorre las calles, llevándose todo lo que encuentra a su paso sin piedad. El Ministro de Defensa declaró que hasta el día de hoy hay 79 mil heridos y 149 mil viviendas afectadas, sin contar el incremento de pérdidas que podría haber por futuros huaicos.

Después de todo lo mencionado anteriormente se puede concluir que el Perú cada 15 años aproximadamente sufre un fenómeno natural conocido como el fenómeno del Niño. Este aumenta la temperatura de toda la franja ecuatorial del Océano Pacífico afectando al medio ambiente. Si este fenómeno viene afectando al Perú con regularidad el gobierno debería tomar medidas de prevención para que en 15 años los daños sean de menor magnitud.

Por ello, a lo largo de este ensayo expondré las principales razones por las que considero que mayor prevención y menor improvisación permitirán que un fenómeno de este tipo en el futuro no tenga la magnitud ni el impacto dañino que está teniendo en la actualidad. Si todos los departamentos del Perú, años atrás, hubieran construido un sistema estable y eficaz para la prevención de fenómenos naturales, el Perú no hubiera sido afectado a  gran escala. Asimismo, desarrollaré las medidas de prevención que se deberán tomar a nivel nacional y metropolitano por los próximos años.

En primer lugar, el defecto de la improvisación y la carencia de planificación va ligada al populismo existente lo cual es `mejorar la vida de las personas’, sin embargo, el gasto público incrementa y genera una inflación en la economía del país. Nuestros gobernantes, como los presidentes regionales o los alcaldes, con tal de congraciarse y hacer crecer su popularidad con el pueblo permiten que los pobladores construyan sus viviendas en zonas peligrosas, por ejemplo en las laderas de las quebradas o cuencas de los ríos. Comunidades enteras se han destrozado por los huaicos por el Niño costero y no podemos seguir permitiendo que la vida de las personas estén en riesgo, además tenemos que aprender a respetar el cauce natural del río. Patricio Valderrama comenta en su artículo que “estamos pagando el precio de décadas de nula planificación territorial y de pésimas autoridades que permitieron la urbanización de zonas geológicamente peligrosas”.^[3]

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