Proceso De Escritura
ElennyMart8 de Mayo de 2015
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PROCESO DE ESCRITURA
ORGANIZACIÓN Y CREACIÓN TEXTUAL
P REPARACIÓN PARA LA REDACCIÓN DE ESCRITOS
Saber redactar.
Aprender a escribir es reflexionar con el lenguaje sobre el mundo, sobre los demás y sobre nosotros mismos. Asimismo, escribir es examinar la realidad y saber cómo la simbolizamos y la transmitimos. Mediante la escritura ejercitamos nuestra capacidad reflexiva de comunicación y expresión. Para escribir bien, hay que tener necesidad de comunicar algo a alguien y de sentirse atraído por el manejo de la lengua. A ello contribuye la redacción, considerada como forma de composición organizada mediante la que se reproducen ideas por escrito. Pero todo el proceso de redacción ha de estar dirigido a escribir con corrección, orden y claridad, por un lado, y a elaborar y a crear textos variados, por otro. No es lo mismo redactar un informe científico que una descripción literaria. Los dos requisitos esenciales en la redacción son la claridad y el orden. De ahí se deduce que hemos de reconocer la información que transmitimos a través del mensaje, cuyo contenido ha de expresarse de forma que pueda ser comprendido sin dificultad por el destinatario. Es en la redacción donde mostramos la capacidad comunicativa y el dominio de la lengua observando la corrección ortográfica , la propiedad gramatical y la precisión y la variedad léxicas . Según esto, escribir bien consiste en expresar el contenido de forma adecuada.
Para comunicarse, por vía oral o escrita, unimos los sonidos y las letras respectivamente, hasta constituir unidades lingüísticas mayores. A su vez, las palabras y las oraciones se convierten en unidades de comunicación al actualizarse y al adquirir el rango de enunciados y de unidades textuales. Los mensajes que se deducen de ellas han de ir dirigidos al lector de quien esperamos una respuesta satisfactoria, siguiendo el proceso de intercambio comunicativo: En cualquier acto de comunicación escrita, con independencia de la forma y la finalidad que adopte, intervienen la codificación, mostrada en el mensaje escrito por el autor, y la descodificación, en la interpretación del lector. En dicho proceso, las palabras constituyen una de las herramientas esenciales de la construcción textual. Una palabra aislada por sí misma puede constituir una unidad de comunicación completa, pero normalmente se integran en otras de mayor amplitud. Sabemos que las palabras están constituidas por una parte material sonidos o letras— y por otra inmaterial significado— , cuyo cometido es el de representar conceptos, objetos o simplemente nombrar. Un texto no es un conjunto de palabras y de oraciones aisladas, sino que constituye una unidad de sentido organizada donde confluye la intención del hablante- escritor y la capacidad interpretativa del hablante- lector. En esta doble operación está presente el conocimiento mutuo y compartido de la realidad representada mediante la aplicación de reglas de combinación gramatical y de reglas de composición discursiva. Las formas de narrar, exponer y argumentar son las más características para organizar y relacionar las informaciones de los textos. La Retórica clásica contempla tres fases en la construcción y producción de un texto escrito principalmente literario, aunque puede aplicarse a cualquier clase de texto: Inventio (invención): responde a la delimitación y fijación del tema a partir de la lluvia de ideas y de acuerdo con la capacidad suficiente para abordarlo. Dispositio (disposición): es el momento de la ordenación y planificación de las ideas mediante un esquema que constituya la estructura del contenido. Elocutio (elocución o formas de expresión empleadas). En esta fase se recurre a la expresión lingüística adecuada, es decir, la precisión y la variedad léxicas, la propiedad gramatical, la corrección ortográfica y la coherencia discursiva. Por ello, responde a la elaboración escrita o redacción del texto. A pesar de que el proceso de construcción es similar en casi todos los textos, cada uno de ellos tiene su propio molde. En el proceso de cualquier texto intervienen un conjunto de elementos léxicos, ortográficos, gramaticales y pragmáticos, a los que se unen las estrategias de redacción y de estilo que permiten adecuar el contenido a cada tipo de texto. No es lo mismo redactar un anuncio publicitario y un telegrama que una breve noticia o una solicitud.
Algunas pautas previas a la redacción Una vez delimitado el tema y obtenida la información necesaria, realizaremos la planificación del asunto que vamos a redactar. Sabido es que en el proceso de elaboración y de redacción de un escrito se producirán modificaciones desde el primer borrador hasta la última versión a la que aplicaremos la corrección y la revisión final. Con el fin de estructurar la información que vayamos a proyectar en el escrito, es conveniente clarificar el propósito. Así tenemos que dar respuesta principalmente a preguntas del tipo: ¿qué me lleva a mí a escribir? o ¿por qué escribo?, ¿a quién me dirijo?, ¿qué deseo contar? y ¿cómo lo voy a contar? En definitiva, el propósito está contenido en la pregunta ¿qué respuesta espero y deseo del lector? Cuando tengamos claro el tema, el propósito y la finalidad, tendremos que elegir la forma y el género textuales más adecuados a los objetivos previstos. Es recomendable pensar en cuál podría ser la actitud del lector ante el escrito en cuanto al enfoque, al tema, al lenguaje y al estilo empleados. Por eso, debemos saber qué antecedentes hay del tema, qué interés pueden tener los contenidos y cómo podrán los lectores interpretar la información dada. Para que un escrito sea eficaz, debemos considerar los siguientes aspectos:
El tema debe tener interés. Los contenidos han de desarrollarse con claridad. La forma de tratar el tema tiene que ser adecuado al contenido. La presentación del tema permitirá al lector captar lo esencial sin dificultad. El estilo ha de resultar atractivo por la variedad de expresión elegida. Para ordenar y vertebrar las ideas en la redacción, podemos recurrir a distintos procedimientos. Según el modelo y el género de texto de que se trate, elegiremos una ordenación u otra en función de los siguientes aspectos: El establecimiento de agrupaciones temáticas. La relación de causa- efecto de las ideas desarrolladas. La ordenación secuencial y lineal de las ideas. La presentación jerárquica de las ideas. La ordenación cronológica de los hechos contados. La sucesión de características, propiedades o imágenes. El procedimiento comparativo o contrastivo de las ideas. El grado de importancia de las ideas presentadas. El orden lógico, deductivo o inductivo. Una vez fijado el criterio de ordenación de las ideas, estaremos en disposición de elaborar un esquema o guion que nos facilite la redacción de cada apartado. Pero, además de disponer y presentar las ideas con coherencia, debemos apoyarlas con explicaciones claras, ejemplos, anécdotas, referencias, citas y otros recursos necesarios que proporcionen solidez al contenido del texto y despierten interés por la lectura. En la planificación, además de la estructuración y organización de las ideas del texto, hemos de determinar la finalidad del escrito (didáctico, lúdico, de crítica, ensayo, editorial, literario…), el enfoque que vamos a utilizar (impersonal, objetivo, subjetivo, 1.ª persona de singular o plural, 2.ª persona con tú, vosotros- as, usted- ustedes), la modalidad textual (descripción, exposición, diálogo…), el género (periodístico, científico, epistolar, administrativo, informativo, comercial, publicitario, práctico, literario, etc.), el tono (categórico, enérgico, objetivo, frío, lúdico, irónico, mordaz, sarcástico, etc.), el lenguaje y el estilo (culto, formal, informal, coloquial, amplificado, conciso, retórico, sencillo, natural, etc.), la extensión o el espacio que se va a emplear y el destinatario a quien nos dirigimos. Todos estos aspectos han de ser utilizados tanto para textos formales como para textos de creación, aunque en este caso el orden puede variar en función de la intención comunicativa del autor y del carácter artístico y literario que se le otorgue al texto.
De cualquier modo, en los textos creativos también hay que establecer un índice y un plan de seguimiento sin que suponga una distribución en capítulos y en epígrafes al estilo de los demás tipos de texto.
¿Qué debemos conocer de antemano? Un hablante de cultura media ya conoce muchos aspectos de la escritura por su formación académica y por su actividad lectora. Normalmente sabe manejar las letras de las palabras, construir oraciones ajustando la concordancia de los elementos que las forman y unirlas en párrafos con la idea de comunicar. Pero es necesario mejorar en las técnicas del proceso de redacción para adquirir soltura en la escritura, como: Delimitar claramente el tema. Adecuar el tono y el registro idiomático al escrito, a la situación y al lector. Ordenar y estructurar las ideas. Distinguir lo importante de lo accesorio mediante la idea esencial y las secundarias. Usar los elementos de relación con mayor variedad y propiedad. Seleccionar y utilizar un léxico variado, natural y preciso. Construir oraciones y párrafos con soltura sin repeticiones innecesarias.
Utilizar las características correspondientes a cada modelo de texto . Lograr un estilo natural y sencillo de acuerdo con el lenguaje y el género elegidos. La tarea de escribir es claramente compleja, por lo que exige un proceso de aprendizaje de técnicas y estrategias de planificación, redacción, revisión y corrección. Se redacta el borrador y, a continuación, se procede a la lectura para la revisión y corrección.
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