RESUMEN CANEK
ANALING27 de Junio de 2014
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En este siguiente ensayo, que trata sobre un personaje histórico, mítico entre la cultura popular indígena y mestiza de Yucatán; y a la vez, literario en cuento al trabajo narrativo del escritor Ermilo Abreu Gómez (1894-1971) , Jacinto Uc de los Santos -“un hombre de carne y hueso, pero que se decía ser Dios y fue entronizado como rey indígena” -, trataré, mediante cierta lectura “indiciaria” del relato del escritor yucateco, de presentar la atmósfera no sólo literaria –los vasos comunicantes de la novela “indigenista” mexicana del siglo XX-, sino extraliteraria en cuanto a las “estructuras mentales”, la tradición indígena mesoamericana soterrada del mundo “subalterno” de la península de Yucatán, que, salvando las diferencias del discurso “indigenista, “idealista” y “literario” de Ermilo Abreu Gómez, considero que recorre casi todas las prístinas hojas del relato de Canek . Así mismo, sirviéndome de textos de la teoría de la historia, analizaré y, sobre todo, interpretaré, mediante un enfoque de la historia cultural entreverada con historia social, el trabajo literario del autor en comento . Intentaré reforzar dicha interpretación mediante trabajos históricos de la gesta de Canek, sirviéndome de dos estudios de historia profesional reciente, me refiero a los textos de Robert W. Patch, y sobre todo, el texto cardinal de Pedro Bracamonte y Sosa .
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De entrada, aclaro que en este ensayo de historia cultural-social, distingo claramente entre el Canek histórico (es decir, el Canek proporcionado por la lectura de Patch y Bracamonte), del Canek literario de Abreu Gómez, aunque, no obstante, como a lo largo del texto pretenderé establecer, el Canek literario en ciertos momentos se emparienta con el Canek histórico desde el punto de vista del nativo confrontando la situación colonial y augurando otra sociedad, autónoma, y liberada del contexto colonial.
La lectura indiciaria del Canek
He dicho líneas arriba, que la forma por la cual me aboqué a releer el célebre relato compuesto por Ermilo Abreu Gómez, Canek , fue sirviéndome de los parámetros “ginzburgceanos” de la lectura indiciaria. Es decir, mediante una serie de “huellas”, o indicios dejados por el autor en la confección de su obra, traté de ver, o entrever, los mecanismos de continuidad popular –esto es, me refiero a las fuentes de la realidad social con la cual Abreu Gómez vivió sus primeros años meridanos, y que dejaron “huella” en la mirada, siguiendo a Mignolo, fronteriza de Abreu Gómez- insertos en la obra del escritor. Señalo que, al mismo tiempo que Abreu Gómez fustiga literariamente la situación colonial de la población indígena maya mediante la voz “idealizada” de Canek, su escritura es un eco vivo de lo oído durante sus primeros años. Aquí se hace necesario citar a Ginzburg para, acto seguido, referir brevemente mi relectura o nueva interpretación del texto. Dice Ginzburg sobre el paradigma indiciario:
Si las pretensiones de conocimiento sistemático parecen cada vez más inconstantes, no por ello debe ser abandonado la idea de totalidad. Por el contrario: la existencia de una conexión profunda que explica los fenómenos superficiales es reafirmada en el momento mismo en que se sostiene que un conocimiento directo de tal conexión es posible. Si la realidad es opaca, existen ciertos puntos privilegiados –señales, indicios- que nos permiten descifrarla…Esta idea, que constituye el núcleo del paradigma indiciario o sintomatológico, se ha abierto camino en los ámbitos cognoscitivos más variados, modelando en profundidad a las ciencias humanas .
Aguirre Rojas, del cual extraje la cita de Ginzburg, ahonda en el tópico, señalando que la realidad social pretérita, o en nuestro caso, la hechura, o los motivos conscientes e inconscientes del impulso para escribir un texto literario –y aquí no quiero pecar de demasiado “sociologizante” para el campo de la literatura-, que no es posible de reducirse de manera experimental, “en la mayoría de los casos sólo se conoce por vías indirectas; y, en consecuencia, es un conocimiento que tendrá que apoyarse en distintos tipos de testimonios y fuentes, pero también –y reiteradamente- en la búsqueda y el desciframiento de todo tipo de huellas, vestigios, rastros, signos, señales, síntomas o indicios” .
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La lectura indiciaria del relato Canek, podría emparentarse con esa forma que Michel Foucault, recordado por Bourdieu, proponía a la hora de leer:
"Para ser verdaderamente fiel al espíritu de Foucault, ¿no habría que leerlo como él mismo ha dicho que leía, y de ese modo solamente? Recordemos, en efecto, que Foucault dijo que había leído a este o aquel autor no para obtener conocimientos, sino para sacar de allí reglas para construir su propio objeto. Hay que distinguir entre los lectores, los comentadores, que leen para hablar en seguida de lo que han leído; y los que leen para hacer alguna cosa, para hacer avanzar el conocimiento, los auctores ¿Cómo hacer una lectura de auctor, que quizá sea fiel a la letra de Foucault, pero sea fiel al espíritu foucaultiano?”
¿Cómo hacer una lectura de Canek, siendo fiel al espíritu ermilista? Es decir, ¿cómo hacer una lectura indiciaria que vaya más allá de los tópicos destilados por una crítica literaria “modernizante”, que ve como “nacionalista” los trabajos literarios que huelen a tierra recién removida, a indios rebeldes y cuestionadores de la realidad social, a “costumbrismos” regionales que dan cuenta de las oligarquías yucatecas marginando y explotando a la población subalterna ? Consideré, al leer el texto de Abreu Gómez, que Canek no es una “idealización” nacionalista del indio solamente, fraguada por intelectuales bondadosos con él, pero que discurren en las pautas gamianas del Estado postrevolucionario para integrarlo, ni sigue los parámetros de la literatura indigenista destilados durante los primeros tiempos del siglo XX . Se le tacha a la literatura indigenista esa “idealización” interesada, o esa deformación del indio en sus obras, al no proponer rupturas contra el sesgo neocolonizante de la sociedad hegemónica –o, siguiendo la nomenclatura sesentera de González Casanova, el colonialismo interno-, ni haciendo la crítica de la difícil situación de las poblaciones indígenas del tiempo pasado o actual. Una literatura indigenista que, siguiendo a Benedetti, donde el indio “es encarado desde fuera y desde arriba, pues la solución de sus problemas no es enfocada en su complejidad social y económica, sino como una operación sencillamente caritativa” ; y en el que las propuestas gamianas aparecen en esa “idealización” o deformación de la mirada de las poblaciones indígenas cuando se insertan en el campo literario. Recordemos que Manuel Gamio, en las primeras páginas de Forjando patria, instaba a los revolucionarios a forjar la patria “de hierro hispano” y “bronce indígena”, pues para él, a diferencia de Japón, Francia y Alemania, México no era todavía una nación constituida pues carecía de una lengua común, un carácter común, una raza homogénea y una historia común. Pobres y analfabetas, las comunidades indígenas constituían una serie de pequeñas patrias, países individuales que no ejercían derechos ciudadanos en la República. Por lo tanto, la meta principal que defendía Gamio, y que fue llevada a la praxis por el indigenismo oficial durante buena parte del siglo XX, sería la de crear “una patria poderosa y una nacionalidad coherente y definida”, con base en la “fusión de razas, convergencias y fusión de manifestaciones culturales, unificación lingüística y equilibrio económico de los elementos sociales” . En esa tónica, la lectura de auctor de Canek, me llevó a concluir que Ermilo Abreu Gómez no comulga –nunca comulgó- con ese tipo de literatura indigenista, aunque en sus textos señeros como el Naufragio de indios (1951), La conjura de Xinún (1958), donde trabaja la “Guerra de Castas”, y el Canek mismo, el indígena y sus peripecias son el elemento desencadenante de la trama, Abreu Gómez va más allá de la “operación sencillamente caritativa”, y nos presenta el punto de vista –o la voz- del nativo. Abreu Gómez, y me sirvo de las caracterizaciones del pensamiento fronterizo propuesto por Mignolo, pensaba, miraba, leía y escribía desde los parámetros de la descolonización, deconstruyendo las formas hegemónicas de las “modernidades coloniales” yucatecas de ver al indio como una reificación abúlica para los intereses de las clases hegemónicas. Abreu Gómez reaccionaba contra el “gran relato de la civilización occidental” , que dejaba fuera la voz del indígena, y explicitaba el cuestionamiento a la situación colonial mediante un personaje, si bien “idealizado” , no menos amenguado en su realidad al proferir Canek estas palabras:
"Los blancos hicieron que estas tierras fueran extranjeras para el indio; hicieron que el indio comprara con su sangre el viento que respira. Por esto va el indio, por los caminos que no tienen fin, seguro de que la meta, la única meta posible, la que le libra y le permite encontrar la huella perdida, está donde está la muerte".
Abreu Gómez, como hemos dicho, sostiene con Canek el punto de vista del nativo, y cuando estructura su narrativa mediante fragmentos como las líneas arriba citadas, se inserta a debatir el imaginario del mundo moderno colonial, posicionando su escritura desde los umbrales del pensamiento fronterizo:
El concepto omnicomprensivo y necesario de modernidad/colonialidad se refiere verdaderamente a la necesidad, a la fuerte necesidad de construir macronarrativas desde la perspectiva de la colonialidad...No se trata
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