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Redactando Un Texto


Enviado por   •  10 de Marzo de 2014  •  1.207 Palabras (5 Páginas)  •  212 Visitas

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Todo el día, sentados en el patio, en un banco, estaban los cuatro hijos idiotas del matrimonio Mazzini-Ferraz. Tenían la lengua entre los labios, los ojos estúpidos, y volvían la cabeza con toda la boca abierta.

El patio era de tierra, cerrado al Oeste por un cerco de ladrillos. El banco quedaba paralelo a él, a cinco metros, y allí se mantenían inmóviles se reían al fin estrepitosamente ansiosa, mirando el sol con alegría bestial, como si fuera comida.

E mayor tenía 12 años de edad y el menor ocho se notaba la falta absoluta de un poco de cuidado maternal.

, Mazzini y Berta orientaron su estrecho amor de marido y mujer y cuando el hijo llegó, a los catorce meses de matrimonio, creyeron cumplida su felicidad.Pero en el vigésimo mes sacudieron una noche convulsiones terribles y a la mañana siguiente no conocían jamás a sus padres. Después de meses recobraron el conocimiento pero la inteligencia, el alma, aun el instinto se había ido al pozo.

El padre, desolado, acompañó al médico afuera. Se le puede decir, ya le dije lo creo cuando vio a su hijo. El padre, desolado, acompañó al médico afuera. Como es natural se tuvo la esperanza de otro hijo nació este y su salud de risa reencendieron el porvenir pero a los 18 meses se convulsiono se repetía él se repetía el segundo hijo amanecía idiota esta vez los padres colleron en desesperación luego su amor sobre todo 28 años y ella 22 años toda su apasionada ternura no alcanzaba a crear un átomo de vida real del nuevo desastre brotaron nuevas llamaradas del nuevo amor.

Más por encima de su inmensa amargura quedaba a Mazzini y Berta gran compasión por sus cuatro hijos.Con los mellizos pareció tener la aterradora descendencia. Pero tres años, después de nuevo ardiente otro hijo hasta ese momento cada cual había tomado sobre si la parte que le correspondíaa la miseria de sus hijos.

Nació así una niña. Vivieron dos años con la angustia a flor de alma, esperando siempre otro desastre.Si aun en los últimos tiempos Berta cuidaba siempre de sus hijos, al nacer Bertita olvidase casi del todo de los otros. Hijos no por eso la paz había llegado a sus almas con esos sentimientos no hubo ya para los cuatro hijos mayores posible. La sirvienta los vestía, les daba de comer, los acostaba, con visible brutalidad. No los lavaban casi nunca. Pasaban casi todo el día sentados frente al cerco, abandonados de toda caricia.

Bertita cumplió cuatro años, y esa noche, resultado de las golosinas que sus padres eran incapaces de negarle, la criatura tuvo algún escalofrío y fiebre. Y el temor a verla morir o quedar idiota tornó a reabrir la eterna llaga.

Pregúntale al médico quién tiene la mayor culpa de la meningitis de tus hijos; mi padre o tu pulmón picado,cada vez con mayor violencia, hasta que un gemido de Bertita selló instantáneamente sus bocas.Amaneció un espléndido día, y mientras Berta se levantaba escupió sangre.Mazzini la retuvo abrazada largo rato y ella lloró desesperadamente, pero sin que ninguno se atreviera a decir una palabra.

A las diez decidieron salir, a almorzar. Ordenaron a la sirvienta que matara una gallina. El día, radiante, había arrancado a los idiotas de su banco. De modo que mientras la sirvienta degollaba en la cocina al animal, desangrándolo con parsimonialos niños estaban viendo todo Berta llego y no quería que pisaran allí en la cocina Berta dijo sácalos las 4 vestías

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